22novTodo el día1902: LA LEY DE RESIDENCIAPor Alejandro Belkin
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«Una ley infame de expulsión contra los trabajadores extranjeros conscientes» La Ley 4.144 fue la respuesta estatal inmediata de la burguesía argentina al
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«Una ley infame de expulsión contra los trabajadores extranjeros conscientes»
La Ley 4.144 fue la respuesta estatal inmediata de la burguesía argentina al incremento de la conflictividad social en los albores del siglo XX, mientras planificaba otras, más sofisticadas, para integrar en el sistema político a una clase trabajadora con fuerte presencia de inmigrantes.
Durante las últimas dos décadas del siglo XIX, la clase trabajadora argentina aceleró su organización gremial y política bajo el liderazgo de anarquistas y socialistas. Sin embargo, los gobiernos tendieron a soslayar este proceso, ya que en un comienzo, no afectó de manera directa a los intereses vitales de la economía agroexportadora.
Al acercarse el siglo XX, sin embargo, el deterioro de la situación económica habría de cambiar el escenario: las protestas obreras alcanzaron a los sectores estratégicos de la estructura económica, afectando el proceso productivo y las ganancias capitalistas. Huelgas en los puertos de Buenos Aires y Rosario, medidas de fuerza de foguistas y marineros, paralización de actividades en la la Boca y el Riachuelo, paros de cocheros… Las luchas obreras abarcaban, además, distintas localidades del país: ejemplos fueron los virulentos conflictos de los ferroviarios de Bahía Blanca y de los obreros de la refinería de maíz en Rosario.
En el último tercio del año 1902 la confrontación social alcanzó su punto máximo: se sumaron los peones del Mercado de Frutos, los estibadores portuarios y la Federación del Rodado. Frente a la progresiva insubordinación obrera, una comitiva empresarial acudió al Senado, exigiendo que se sancionase el proyecto de ley presentado por Miguel Cané en 1899 que permitía la expulsión del país de lxs activistas extranjerxs que perturbaran el orden público. El Poder Ejecutivo, por su parte, movilizó tropas al Mercado de Frutos y sus alrededores.
Ante la inminente aprobación y la militarización creciente, en la madrugada del 22 de noviembre, la Federación Obrera Argentina (FOA) declaraba la huelga general contra “esa ley infame”. En respuesta, el gobierno aceleró la convocatoria del Senado para tratar la expulsión de extranjerxs. En menos de cuatro horas el proyecto iba a ser aprobado por ambas cámaras. Esa misma noche, sería también refrendado por el presidente Julio Argentino Roca, siendo promulgado el 23 de noviembre de 1902. Lxs condenadxs tendrían 72 horas para abandonar el país, sin derecho a la defensa.
La Ley de Residencia, derogada recién en 1958, repuesta nuevamente durante las dos últimas dictaduras militares, y suprimida al fin con el retorno del régimen democrático en 1984, es una expresión del tradicional descreimiento de las clases dominantes en las capacidades de autoorganización consciente de lxs explotadxs. Para lxs poderosxs, las protestas obreras son siempre productos artificiales provocados por núcleos reducidos de agitadorxs profesionales. Se resisten a reconocer que son las propias injusticias sociales las que motorizan los enfrentamientos de clases. Hoy como ayer, quieren a lxs trabajadorxs que callan y odian a aquellxs que se organizan, adquieren consciencia y luchan.
Recursos
La Protesta, 25 de mayo de 1901. Anuncio del congreso fundacional de la FOA.
Boletines Oficiales de sanción y derogación de la Ley de Residencias (1902-1958-1976)
Recomendaciones bibliográficas
Franco, M. (2019). El estado de excepción a comienzos del siglo XX: de la cuestión obrera a la cuestión nacional. Avances del Cesor, XVI(20), 29-51.
Suriano, J. (1988). Trabajadores, anarquismo y Estado represor: De la ley de residencia a la ley de defensa social (1902-1910). Centro Editorial de América Latina.
11dicTodo el día2018: Sentencia en la “Causa Ford”Por Laura Ortiz
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Ford, nunca más La histórica condena a un militar y dos funcionarios de la empresa Ford abrió un importante camino
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Ford, nunca más
La histórica condena a un militar y dos funcionarios de la empresa Ford abrió un importante camino en la justicia que evidenció la responsabilidad empresarial en los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar.
La Causa N° 2855 caratulada “Müller, Pedro y otros s/privación ilegal de la libertad” inició su instrucción en 2002 y llegó a la sentencia en 2018. En ella se condenó con penas de entre 10 a 15 años de prisión a Santiago Omar Riveros, responsable militar de la jurisdicción en la que se encontraba la planta de Ford en 1976, Pedro Müller, gerente de Manufactura, y a Héctor Sibilla, militar retirado y Jefe de seguridad de la fábrica.
Se trató ésta de una condena histórica y de gran significación para lxs trabajadorxs argentinxs, ya que fue la primera condena a empresarios por delitos de lesa humanidad. No sólo por la entrega de la lista de los trabajadores a los militares en hojas con el logotipo de Ford, o porque algunos de los represaliados fueron detenidos en sus lugares de trabajo y conducidos en vehículos de la empresa hacia lugares donde quedaron detenidos, siendo en ocasiones torturados, sino porque, además, estos funcionarios participaron de las sesiones de tormentos. Con esta sentencia se visibiliza también que el plan sistemático de la dictadura respondía a las necesidades del capital de las grandes empresas como Ford, que necesitaban ajustar los costes de producción en un contexto de crisis del modelo de industrialización. Ford se benefició de los acuerdos con el Estado para venderle móviles policiales (y parapoliciales), con lo que aumentaría su productividad durante los años de la dictadura. Para ello también fue necesario el ajuste en el salario, en los derechos laborales y en la organización de base de lxs trabajadorxs, justificando su represión al etiquetarlos como “subversivos” y “terroristas”.
Fue una sentencia histórica porque se hizo justicia para lxs trabajadores de Ford, evidenciando la responsabilidad empresarial en el terrorismo de Estado. Sin embargo, lo sucedido aquí no fue un hecho aislado, ya que existen investigaciones que demuestran la existencia de situaciones similares en más de una veintena de lugares en los que aún se esperan reparaciones históricas.
Recursos
Noticias internacionales sobre la sentencia
Noticia con historia de vida: Historia y testimonio de uno de los delegados secuestrados por Ford, luego integrante del programa televisivo “Titanes en el Ring”
Recomendación bibliográfica
“Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: represión a trabajadores durante el terrorismo de estado”, sección FIAT. Área de Economía y Tecnología de FLACSO, CELS, la Secretaría de Derechos Humanos, Programa Verdad y Justicia (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación), Buenos Aires, 2015.
16dicTodo el día1993: El SantiagueñazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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El primer diciembre que transformó el país En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el
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El primer diciembre que transformó el país
En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el horizonte: resistir era posible.
Tras la “exitosa” puesta en marcha de la convertibilidad del presidente Carlos Menem y el ministro Domingo Cavallo, el proyecto neoliberal avanzaba en Argentina con escasas resistencias. Las privatizaciones se sucedían y los paquetes de ajuste se profundizaban, haciendo que millones de personas cayeran en la pobreza y la desocupación. Su hegemonía era potente: el impacto del terror de estado, impuesto por la dictadura, y del terror de mercado, impulsado por la hiperinflación, hacía difícil pensar en otros caminos. El marco internacional no ayudaba: el derrumbe de la URSS en 1991 parecía confirmar que no había alternativas.
Parecía que sólo quedaba tratar de salvarse solo, ser un “ganador” mientras el resto caía barranca abajo. Sin embargo algo cambió: en uno de esos territorios donde muchxs creen que “no pasa nada”, pasó de todo. En el Santiago del Estero de la supuesta eterna “siesta”, el pueblo se despertó y transformó la historia.
El 10 de diciembre tomaron fuerza los reclamos en la empobrecida provincia de Santiago del Estero, contra el ajuste provincial que impulsaba el gobernador Fernando Lobo en línea con el gobierno nacional. Esas movilizaciones fueron el preámbulo del 16 de diciembre: allí la movilización obrera y popular ocupó la ciudad de Santiago, incendiando la Casa de Gobierno, el Poder Judicial, la Legislatura y el Archivo Provincial. También atacaron casas de conocidos funcionarios y quemaron vehículos oficiales: los enfrentamientos fueron durísimos, con al menos cuatro muertos y centenares de heridos.
El hecho fue calificado como un “estallido social contra el ajuste”. Desde el Vaticano, mientras era nombrado conde de la nobleza vaticana, Menem anunció la intervención provincial. El 17 se mantuvo la lucha en Santiago y se extendió a su ciudad lindante, La Banda, derrotando a la policía y resistiendo el avance de la gendarmería. El gobierno nacional tuvo que retroceder en el ajuste y lanzar un programa de “trabajo temporal”.
Este hecho marcó una ruptura: el avance del proyecto neoliberal empezaba a encontrar más resistencia. Desde allí la lucha iría en alza: a nivel latinoamericano, a los pocos días, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional irrumpió con su levantamiento. En Argentina le siguieron Tierra del Fuego en la Semana Santa de 1995, Cutral Có y Plaza Huincul en 1996, y tantas otras luchas que acumularían experiencias hacia el diciembre de 2001. El santiagueñazo prendió la mecha de esa rebelión.
Recursos
Recomendaciones bibliográficas
Cotarelo, M. (1999). El motín de Santiago del Estero. Argentina, diciembre de 1993. PIMSA, DT Nº 19.
Dargoltz, Raúl; Oscar Gerez y Horacio Cao (2006) El nuevo Santiagueñazo: cambio político y régimen caudillista – Biblos – Buenos Aires. Edición electrónica corregida – 2020.
Auyero, Javier (2002). El Santiagueñazo (Argentina, 1993). Las memorias de la protesta. Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2002, vol. 8, nº 1 (ene.-abr.), pp. 33-56.
17dicTodo el día1983: La “Ley Mucci”Por Juan Pedro Massano
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La normalización de los sindicatos después de la dictadura La disputa por una normativa que regulara las elecciones en sindicatos
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La normalización de los sindicatos después de la dictadura
La disputa por una normativa que regulara las elecciones en sindicatos intervenidos, con comisiones transitorias o mandatos prorrogados, abrió la discusión sobre la democracia sindical, y también sobre el papel de los sindicatos en el nuevo régimen político.
A la semana de asumir el poder, el gobierno de Raúl Alfonsín confrontó al sindicalismo opositor mediante una ley que buscaba reorganizar las conducciones gremiales. Según el diagnóstico del alfonsinismo, tras su triunfo electoral los componentes autoritarios del peronismo comenzarían a retroceder. El gobierno la concebía como una victoria de la democracia frente al autoritarismo, que debía replicarse en los sindicatos que continuaban en situaciones irregulares luego de la dictadura.
Aunque el alfonsinismo no esperaba el reemplazo masivo de las conducciones peronistas, creía que un proceso de normalización tutelado podía abrirle a los grupos opositores los espacios obturados por el control autoritario que ejercían las conducciones gremiales sobre las elecciones. Con este objetivo, el 17 de diciembre de 1983 el entonces Ministro de Trabajo Antonio Mucci presentó un proyecto de ley que, entre otras cuestiones, facilitaba los requisitos formales para presentar listas y candidaturas, impedía la reelección indefinida y otorgaba representación a la minoría.
El centro del proyecto, sin embargo, residía en quién ejercería el control de las elecciones normalizadoras. El gobierno esperaba que lo hicieran la Justicia Nacional Electoral junto a los interventores que designara el Ministerio de Trabajo. Contradecía así los principios del Convenio N° 87 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantiza el derecho sindical de establecer libremente a sus representantes, sin interferencia de las autoridades.
Además, en los planes del gobierno, a la normalización debía seguirle la modificación del papel de los sindicatos en la vida política nacional. Se pretendía derogar las leyes laborales de la dictadura (entre otras, la ley de Asociaciones Profesionales, la suspensión de la negociación colectiva, y la intervención de obras sociales), pero sin volver al modelo sindical desarrollado desde los años cuarenta, para evitar la negociación colectiva centralizada por rama de actividad y el control sindical de las obras sociales. Reformas que difícilmente podrían negociarse sin el apoyo de dirigentes sindicales afines.
La mayoría de las conducciones sindicales decidieron la reunificación de la CGT – dividida desde la dictadura-, para movilizarse contra la aprobación del proyecto. En cambio, los sectores sindicales que se movilizaron en su apoyo eran minoritarios (radicales, algunos sectores de izquierda y peronistas enfrentados con las conducciones tradicionales). Finalmente, el proyecto sería rechazado en el senado por dos votos, y el gobierno tuvo que negociar una nueva ley de normalización, con un sindicalismo peronista unificado, fortalecido y relegitimado por la victoria.
El fracaso de la “Ley Mucci” mostró tempranamente la lógica a la que se enfrentaría el alfonsinismo en sus intentos de reformar el papel del sindicalismo en el régimen político: una relación de fuerzas fluida, pero muy difícil de quebrar, dada la capacidad de presión defensiva del movimiento obrero sindicalizado.
Recursos
El Convenio N°87 de la Organización Internacional del Trabajo fue promulgado por esta organización en julio de 1948 como “Convenio sobre la libertad sindical y protección al derecho de sindicalización”. Argentina Adhirió a este Convenio en 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, mediante la ley 14932.
Consejo directivo de la CGT unificada elegido en enero de 1984. Fuente: “Eligieron la cúpula de la CGT”, Clarín, 31/01/1984.
Texto del proyecto de ley de normalización sindical reproducido en la edición del 18 de diciembre de 1983 del diario Clarín.
Recomendaciones bibliográficas
Senén González, Santiago y Fabián Bosoer (1993) La trama gremial. 1983-1989. Crónica y testimonios. Ediciones Corregidor: Buenos Aires.
Gordillo, Mónica (2013) “Normalización y democratización sindical: repensando los 80”. Desarrollo Económico, vol. 53, N.º 209-210, pp. 143-167, Buenos Aires.
19dicTodo el día2001: El ArgentinazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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“Que se vayan Todos” El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
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“Que se vayan Todos”
El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 una insurrección obrera y popular atravesó el país. Miles de jóvenes trabajadorxs enfrentaron a las fuerzas represivas en cada pueblo o ciudad, hasta conquistar la caída del presidente Fernando De la Rúa y el ministro de economía Domingo Cavallo.
En esa batalla se destruyó el espejismo neoliberal, que ocultaba tras sus mentiras el cruel aumento de la pobreza, la desocupación, la pérdida de derechos y el incremento del hambre de nuestro pueblo. La insurrección sintetizó todas las formas de lucha que la clase obrera había desarrollado durante los años noventa: cortes de rutas, movilizaciones, huelgas, enfrentamientos, saqueos, asambleas, insurrecciones, y tantos otros instrumentos fueron utilizados para motorizar la rebelión. Sin embargo, muchas interpretaciones ponen el eje en que fue una rebelión únicamente de la “clase media” (sin destacar, en todo caso, la momentánea unidad de los sectores populares, expresada en la consigna “piquete y cacerolas, la lucha es una sola”). Otras voces hablan de esos días comparándolos con “un infierno” o los asimilaron a una interna “palaciega”, invisibilizando la lucha callejera.
Este hecho se forjó en dos convocatorias de la clase obrera. Por un lado, las tres semanas de cortes de ruta desarrolladas por el movimiento piquetero, durante julio y agosto del 2001. Por otro lado, y más directamente implicada en la insurrección, se destaca la huelga general convocada por las centrales sindicales el 13 de diciembre: desde ese día, la rebelión fue creciendo, hasta sintetizar en el gran hito del 19 y 20 de diciembre.
El día 19 los saqueos se masificaron, produciéndose enfrentamientos con las fuerzas represivas en todo el país. Por la noche, De la Rúa declaró el estado de sitio durante treinta días, intentando sostenerse en base a la violencia estatal. En ese momento comenzó la insurrección: cientos de miles marcharon a las plazas de cada ciudad al grito de “que se vayan todos”.
En la Plaza de Mayo la lucha callejera se extendió durante la noche y el día posterior. Fue una batalla de la fuerza popular contra las fuerzas represivas que atacaron con balas de plomo, gases y demás armas de combate, contra las piedras y palos del pueblo. Finalmente, De la Rúa renunció a las 19.56 del 20 de diciembre, escapando desde el techo de la Casa Rosada en el helicóptero presidencial. Se trata, sin dudas, de un hito en el ciclo de luchas obreras y populares de Argentina.
En esas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, nuestro pueblo derrotó la hegemonía neoliberal. Durante esos enfrentamientos, miles nacieron a la vida política y vieron transformada su subjetividad. En este recordatorio buscamos recuperar su potencial: consolidar la organización obrera, desarrollar la conciencia popular y construir las herramientas que necesitamos para realizar sus demandas históricas.
Recursos
Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia (2003a) “La insurrección espontánea. Argentina diciembre 2001. Descripción, periodización, conceptualización”, en PIMSA DT Nº 43, Buenos Aires.
Bonnet, Alberto (2002) “Que se vayan todos”. Crisis, insurrección y caída de la convertibilidad”, en Bajo el Volcán, Revista de la Univ. De Puebla, Año 2 N°5, Puebla, México.
21dicTodo el día2021: El nuevo ChubutazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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La unión del movimiento obrero y el ambientalismo para decirle NO a la megaminería Entre el 15 y el 21
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La unión del movimiento obrero y el ambientalismo para decirle NO a la megaminería
Entre el 15 y el 21 de diciembre de 2021, Chubut vivió el más grande proceso de movilización de su historia. En ciudades, pueblos y parajes, decenas de miles marcharon contra la ley que habilitaba la explotación megaminera. Gran parte del movimiento obrero confluyó con la movilización ambiental, siendo un factor clave para la victoria final.
Desde hace más de veinte años, el debate sobre la instalación de proyectos megamineros en Chubut se transformó en un eje clave de la confrontación política y social. La propaganda que legitimó estas propuestas siempre había sido la supuesta cantidad de puestos de trabajo bien remunerado que generaría, procurando así ganar a sectores del movimiento obrero en su apoyo y en confrontación con las asambleas ambientalistas.
Sin embargo, la oposición de pueblos originarios, militantes, sindicatos y asambleas, ha impedido que estos proyectos se desarrollen, especialmente por sus efectos contaminantes en los escasos cursos de agua de la provincia. En marzo de 2003, un plebiscito en Esquel arrojó un resultado de 81% en contra de la minería, conquistando luego una ley que impide la minería metalífera a cielo abierto en Chubut. Era el resultado de un amplio y transversal movimiento social que se expresó bajo la consigna del “No a la Mina”, pero que sintetizaba muchos años de conciencia y luchas ambientalistas en Patagonia. Un hito previo en esa conciencia ambiental, fue marcado por el movimiento contra la instalación de un basurero nuclear en la meseta central de Chubut durante 1996.
El 15 de diciembre de 2021, por la noche y sin debate previo, la Legislatura provincial derogó la legislación antiminera. Inmediatamente, comenzaron las enormes movilizaciones populares, al tiempo que el gobierno provincial de Mariano Arcioni reprimía brutalmente, con decenas de manifestantes lesionados y encarcelados.
La acción policial adquirió ribetes de cacería y el pueblo redobló su lucha: a las asambleas ambientales se sumaron los pueblos originarios, las barriadas populares, hinchadas de fútbol y una parte del movimiento obrero, en especial, los estatales y el poderoso sector pesquero. Las movilizaciones cotidianas reunían a decenas de miles, generando álgidos hechos de conflictividad, que incluyeron el incendio de la casa de gobierno, otras sedes del estado provincial y edificios de empresas privadas. El inicio de la huelga total en el sector pesquero y los cortes de rutas estratégicas en toda la provincia fueron puntos de quiebre en el conflicto.
Durante octubre de 1990, lxs trabajadores y trabajadoras de Chubut se movilizaron masivamente contra las reformas neoliberales de entonces, en un proceso que fue conocido como el “Chubutazo”. En 2021, tras seis días de marchas, cortes y enfrentamientos, el pueblo de la provincia construyó un nuevo y victorioso Chubutazo: la ley prominera fue derogada el 21 de diciembre. La confluencia del movimiento obrero con las reivindicaciones ambientales dio un nuevo y triunfal paso, con enseñanzas claves para pensar las luchas que se auguran en nuestro futuro cercano.
Recursos
Fotos de Aníbal Aguaisol, fotógrafo y militante popular.
Recomendaciones bibliográficas
Hermosilla Rivera, C. (2019). Entre la producción comunitaria del territorio y la producción del territorio para el despojo. Conflictividades socio-territoriales de carácter ambiental en Chubut (1980-2019). Tesis de Maestría. UNQ.
Ulacia, M. (2022). No fue No: una crónica del Chubutazo. Trelew: Remitente Patagonia.
07eneTodo el día1936: La huelga general de masasPor Nicolás Iñigo Carrera
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Un hito olvidado En un momento ascendente de la lucha de la clase obrera, ésta protagonizó en la ciudad de
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Un hito olvidado
En un momento ascendente de la lucha de la clase obrera, ésta protagonizó en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores un hecho que, por su envergadura, los diarios de la época compararon con la llamada Semana Trágica.
Desde el estallido de la crisis mundial de 1929 y el golpe de estado que al año siguiente inauguró la Década Infame, la clase obrera venía sufriendo una fuerte ofensiva, con desocupación, sobreexplotación, persecución y exclusión política. La Confederación General del Trabajo (CGT)fundada en 1930, cinco años después estaba dividida. En ese proceso, la huelga general de enero de 1936 constituyó un hito fundamental para el movimiento obrero en Argentina.
La huelga general fue declarada por el Comité de Defensa y Solidaridad con los Obreros de la Construcción, quienes estaban en huelga desde octubre del año anterior. Lo constituían 68 organizaciones sindicales de asalariados/as de la industria y el comercio y algunas organizaciones gremiales de pequeños patrones.
Las medidas de fuerza comenzaron el 7 de enero a las 6 de la mañana con el paro del transporte, concentraciones, manifestaciones y marchas programadas desde los bordes de la ciudad, con muchos adherentes que iban llegando desde localidades vecinas a la Capital. Rápidamente la situación se convirtió en una batalla campal, con fuertes enfrentamientos callejeros.
Piquetes de huelguistas y habitantes de los barrios –mujeres, muchachos, niños y hombres, e incluso integrantes de las capas pauperizadas del proletariado– recorrieron la ciudad invitando a parar, atacando ómnibus y tranvías e incendiando estaciones ferroviarias. Las masas movilizadas protagonizaron choques callejeros con la policía, que debió replegarse y atrincherarse en el Centro de Buenos Aires, junto a tropas del Ejército y la Marina, mientras gran parte de la ciudad quedaba en manos de los manifestantes. Los choques armados dejaron como resultado alrededor de 10 manifestantes y 4 policías muertos, cientos de detenciones y 81 medios de transporte destruidos.
A partir del mediodía se produjo el contraataque: fuerzas del Escuadrón de Seguridad y agentes ciclistas y motociclistas patrullaron las calles de Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Urquiza, el Ejército ocupó el Departamento Central de Policía, camiones blindados de la municipalidad y de bancos privados fueron puestos a disposición de la policía, mientras civiles armados tiroteaban a grupos de manifestantes. Por la tarde, un nuevo choque con las fuerzas policiales impediría la realización del acto central en Plaza Once. En esas condiciones, el Comité habría de declararla continuidad de la huelga general por 24 horas más, reclamando la libertad de los presos.
La huelga recibió declaraciones de solidaridad de la CGT Independencia y la CGT Catamarca, aunque éstas no adhirieron ni participaron de la convocatoria. Sin embargo, la envergadura y drasticidad de la huelga habría de potenciarla fuerza del movimiento obrero organizado, que pudo convertirse en convocante de partidos políticos opositores al gobierno de la Concordancia para formar un frente democrático y antigubernamental.
En un aspecto, esta huelga nos remite al proceso de constitución de los obreros de la construcción como fracción social. Pero lo más significativo fue que con ella la lucha devino política, activando a la clase como conjunto y mostrando un momento del pasaje de la lucha económica por intereses inmediatos de los obreros de la construcción, y de la clase obrera en general, a su lucha política por insertarse en el sistema institucional en las mejores condiciones posibles, pugnando por el reconocimiento legal de sus organizaciones sindicales y políticas.
Recursos
Mapa de las acciones: En este mapa puede verse la distribución espacial de las acciones obreras del 7 y 8 de enero. Fuente: Iñigo Carrera, Nicolás (2012). La estrategia de la clase obrera. Buenos Aires: Imago Mundi, p. 71.
Crónica del diario La Prensa: Notas sobre la huelga en el diario La Prensa del 8 de enero de 1936.
Selección de fotos de la huelga general de enero del 1936
Escritos del Comité de Solidaridad con la Huelga de la Construcción.
Recomendaciones bibliográficas
Iñigo Carrera, Nicolás (2012). La estrategia de la clase obrera. Buenos Aires: Imago Mundi.
Iñigo Carrera, Nicolás (2017). La otra estrategia. La voluntad revolucionaria (1930-1935). Buenos Aires: PIMSA-Imago Mundi.
López, Alfredo (1971). Historia del movimiento social y la clase obrera argentina. Buenos Aires: Ed. Programa.
Íscaro, Rubens (1940). Breve historia de la lucha, organización y unidad de los trabajadores de la construcción.
14eneTodo el día1959: La toma del Frigorífico Lisandro de la TorrePor Juan Ladeuix
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El hito obrero de la resistencia peronista Hito de las movilizaciones obreras de 1959, la huelga y ocupación del Frigorífico
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El hito obrero de la resistencia peronista
Hito de las movilizaciones obreras de 1959, la huelga y ocupación del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre constituye un símbolo de la resistencia peronista y la lucha obrera en defensa de la soberanía nacional.
Algunas veces, en la historia de la clase obrera las derrotas se convierten en símbolos. Tal fue el caso de la huelga y toma del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre. Ubicado en el barrio de Mataderos de la ciudad de Buenos Aires, el frigorífico que se había fundado como una empresa municipal, fue nacionalizado por el gobierno peronista con el objetivo de fijar el precio testigo de las carnes.
De acuerdo a los postulados desarrollistas y para facilitar la influencia de los frigoríficos norteamericanos, el presidente Arturo Frondizi presentó el 13 de enero de 1959 un proyecto de reforma de la Ley de Carnes. Entre muchas desregulaciones, la ley planteaba el traspaso del establecimiento a la Corporación Argentina de Productores (CAP), con el objetivo de “modernizar” la producción. La CAP, controlada por los productores ganaderos y subsidiada por el estado, se había asociado a capitales ingleses para gestionar el frigorífico.
Los trabajadorxs marcharon al Congreso para denunciar la privatización. Al día siguiente, con la ley ya aprobada, nueve mil obrerxs reunidos en asamblea votaron unánimemente la toma del establecimiento; dirigidos por Sebastián Borro, consiguieron el masivo apoyo del barrio y de sus fábricas. El movimiento de solidaridad ya se había extendido incluso a otras ciudades cuando, el 16 de enero, las 62 Organizaciones convocaron a una huelga general por 48 horas.
El 17 de enero por la mañana, la policía irrumpió con sus tanques para vencer la resistencia de lxs trabajadorxs y desalojar la planta. La huelga general se convirtió entonces en un paro por tiempo indeterminado que se extendería por todo el país. Rápidamente, la mayoría de los dirigentes sindicales de las 62 Organizaciones fueron detenidos. Finalmente, el día 20, el paro llegaba a su fin. La efectividad de la represión allanó el camino a la CAP, que asumió el control del frigorífico, despidiendo en menos de un mes a más de cinco mil trabajadorxs.
La lucha contra la privatización del Frigorífico Nacional, aunque habiendo sobrellevado una derrota, se ha convertido en un hito insoslayable en la memoria de la clase obrera argentina. Un hecho probatorio de la vigencia de una identidad que, armada de un nacionalismo de clase, mantendría vigente la relación entre las luchas obreras y el antiimperialismo.
Recursos
Recomendación bibliográfica
Salas, Ernesto (2006). La Resistencia Peronista. La toma del Frigorífico Lisandro de la Torre. Buenos Aires: Altamira.
29eneTodo el día1921: La forestalPor Alejandro Jasinski
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Más respeto Hace un siglo, los extensos dominios de La Forestal se vieron sacudidos desde abajo, cuando las clases trabajadoras
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Más respeto
Hace un siglo, los extensos dominios de La Forestal se vieron sacudidos desde abajo, cuando las clases trabajadoras del norte santafesino dijeron basta a dos décadas de intensa explotación laboral y despótico control. La violenta reacción de la empresa y del estado provincial contribuyó a un modelo de violación de derechos humanos que se haría extensivo hacia otras regiones y en el tiempo.
Hace 100 años, los pueblos de la cuña boscosa del norte santafesino se rebelaron contra La Forestal, una compañía británica que explotaba tierras, maderas y ferrocarriles. No fueron sólo hacheros u obreros rurales. Tampoco sólo los trabajadores de las fábricas, aunque su rol fue central. Fue una rebelión que contó con la participación de todas las familias, mujeres, obreros, obreras, empleados y empleadas, comerciantes y gente suelta. Organizaron los sindicatos y luego de sucesivas huelgas parciales, presentaron un largo pliego de condiciones: reclamaban mejor vida, trabajo digno y más respeto de parte de las jerarquías empresariales. Tenían el apoyo de las grandes federaciones obreras. La “gran huelga” de fines de 1919 fue violenta. La empresa usó sus guardias privadas. El gobierno de la provincia envío fuerzas de seguridad y el gobierno nacional hizo lo propio con el Regimiento 12 de Línea, que integraba el joven teniente Juan Perón.
Ganaron. Entonces se inició la lucha más acuciante, con el objetivo de que la empresa cumpliera con los derechos conseguidos. Sin embargo, el gobierno provincial y la compañía reaccionaron de la peor manera. No consiguieron el asiento permanente del ejército, pero crearon por decreto una policía montada especial, una Gendarmería Volante que, como admitió su jefe más tarde, se integró con “malos elementos”. La Forestal pagó hasta la última bala y montura de esta fuerza criminal. Al mismo tiempo, llevó adelante un lockout, cerrando las fábricas. Desorientados, desocupados y perseguidos, grupos obreros ganaron el monte. Anarquistas y sindicalistas revolucionarios discutían desde fines de 1920 sobre cuál era el camino a seguir. La brutal reacción de la burguesía se hacía sentir en Santa Fe, pero también en otros lugares del país, como Buenos Aires, Gualeguaychú, Las Palmas y la Patagonia.
Sin lograr ponerse de acuerdo, el 29 de enero de 1921, los grupos orientados por el anarco-comunismo intentaron tomar los principales pueblos fabriles. Las fuerzas del orden los rechazaron y la policía montada, dirigida por la empresa, salió a su caza. Los directivos de la compañía acusaron a los trabajadores de formar “soviets” y encabezar una “campaña de desprestigio” contra su “obra de civilización y cultura”, como gustaban llamarla sus directivos. La prensa no se hizo cómplice de aquel terror: “Un Crimen de Lesa Humanidad está Cometiendo La Forestal”, se llegó a titular. Los socialistas calcularon entre 500 y 600 muertos. Al poco tiempo, en la legislatura santafesina se narraron los trágicos destinos de las y los humillados: desplazamientos forzosos, persecuciones, violaciones, asesinatos.
La masacre fue el cimiento de un nuevo orden productivo y social. Con nuevas estrategias, los directivos de La Forestal se dedicaron a reconstruir su autoridad. No tuvieron el éxito asegurado y, de hecho, una y otra vez se hizo sentir el rumor de la protesta, organizándose desde abajo el descontento obrero. Sin embargo, frente al inicio de la segunda gran guerra, y avizorando profundas transformaciones en la industria del tanino que hasta entonces dominaba, la empresa activó el plan de retirada del país, que completaría en la década de 1960.
Recursos
Blog “Revuelta obrera y masacre en La Forestal”. Destinado a difundir la investigación y noticias sobre el tema.
“La Forestal: cien años que revelan la matriz de la represión antiobrera rural”. Nota de Claudio Mardones en Tiempo Argentino, 31-1-2021. Realizada en ocasión de la inauguración del evento “Por las hendijas del quebracho”.
Plataforma en la que pueden encontrarse los videos de las jornadas y charlas realizadas a 100 años de la revuelta en la Forestal: “Por las hendijas del quebracho”.
Recomendaciones bibliográficas
Jasinski, Alejandro (2013). Revuelta obrera y masacre en La Forestal. Buenos Aires: Editorial Biblos.
Gori, Gastón (1991). La Forestal, la tragedia del quebracho colorado. Santa Fe: Edición Distribuidora Litar.
Sánchez, Luciano (2017). “La Forestal recorre el norte”. Revista Añamembuí.
02febTodo el día1973: VICTORIA CLASISTA EN PERKINSPor Diego Salerno
EFEMÉRIDE
UN MOTOR DE LA LUCHA OBRERA EN LA CÓRDOBA REBELDE El triunfo de la Lista Marrón en Perkins marcó
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UN MOTOR DE LA LUCHA OBRERA EN LA CÓRDOBA REBELDE
El triunfo de la Lista Marrón en Perkins marcó un nuevo hito en el proceso de radicalización obrera posterior al Cordobazo. Al desplazar a la burocracia sindical del SITRAP, dio inicio a un profundo proceso de democracia y lucha gremial y política.
El 2 de febrero de 1973, la Lista Marrón triunfaba en las elecciones del Sindicato de Trabajadores de Perkins (SITRAP), logrando así relegar a la burocracia sindical liderada por Francisco Angulo y extendiendo la influencia del sindicalismo clasista en Córdoba en el mismo momento en que se iniciaba el tercer gobierno peronista.
Perkins era una empresa de capitales nacionales e ingleses dedicada a la producción de motores diésel livianos, que había comenzado su actividad en Córdoba en 1961 y ocupaba unos 1000 trabajadores. La recuperación del SITRAP se originó a partir de la iniciativa de un grupo de activistas liderados por referentes como Juan Villa, Américo Aspitia y Miguel Ángel Agüera: los “Obreros Combativos de Perkins”. Con los ejemplos de SITRAC-SITRAM y el SMATA Córdoba, a partir de 1972 fueron conquistando la mayoría del cuerpo de delegados, la comisión interna de reclamos y la representación paritaria para la negociación del convenio. En febrero de 1973, cuando se convocaron las elecciones de Comisión Directiva, dieron forma entonces al “Movimiento de Recuperación Sindical de Perkins” y la Lista Marrón. Con sus candidatos elegidos en asamblea, esta obtuvo una resonante victoria, desalojando por primera vez de la conducción sindical a la lista oficialista del peronismo ortodoxo.
En los tres años siguientes, el SITRAP desarrolló un modelo de democracia obrera basado en la activa participación de las bases. Las reivindicaciones sobre condiciones laborales (categorías, insalubridad, atención médica, alimentación y control de la producción) ocuparon un lugar prioritario. Al mismo tiempo, fueron fuertemente críticos del Pacto Social, la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales y el incremento de las políticas represivas estatales y paraestatales que los tuvieron como uno de sus blancos. Por otra parte, se destacó su rol en la política sindical de Córdoba, participando en la CGT Regional junto con los sectores combativos de los gremios Independientes, Legalistas y Clasistas y de los ciclos de lucha obrera impulsados por el Movimiento Sindical Combativo (MSC) y la Mesa de Gremios en Lucha.
En medio de un clima político signado por un creciente terrorismo de Estado la Lista Marrón obtuvo una contundente reelección en 1975, manteniéndose al frente del SITRAP hasta el mismo momento del golpe de 1976. La represión dictatorial puso fin al proceso de movilización y combatividad de los trabajadores de Perkins, pero no logró suprimir la memoria de una de las experiencias clasistas más destacadas de la Córdoba setentista.
Recursos
Poesía clasista: Poemas incluidos en el boletín del sindicato en abril de 1974 referidos al origen del nuevo SITRAP y a las ideas y valores del clasismo.
La definición del SITRAP por el clasismo: Reportaje al Secretario General electo en 1973, Miguel Agüera, en la Revista Posición N° 3 (2-1973), donde expone la línea antiburocrática, antipatronal y antidictatorial del SITRAP y se plantea el objetivo de avanzar hacia un sindicalismo clasista: “La vanguardia, el sector más esclarecido de los trabajadores de Perkins, llevará adelante la lucha contra la burocracia, la patronal y contra la dictadura; pero el hecho de que nosotros lo impulsemos no significa que debamos aferrarnos ciegamente a ello. Si las circunstancias están dadas para marchar por esta senda y en la medida que la sigan a su dirección, se podrá llevar adelante el sindicalismo combativo y clasista”.
El SITRAP en el homenaje a los caídos en Trelew: Como parte de su proceso de radicalización política, el SITRAP participó activamente en la Comisión de Homenaje a los caídos en la masacre de Trelew. A lo largo de toda la experiencia, fue relevante la vinculación de los activistas de Perkins con las diversas organizaciones revolucionarias, entre ellas El Obrero, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ERP) y el Peronismo de Base. Además, fue fundamental la influencia de Agustín Tosco en el proceso de politización de los principales dirigentes del SITRAP.
Recomendaciones bibliográficas
Torriglia, J. y Fracaroli, L. (2016). Una ruta al hombre nuevo. Memorias de lucha y conquistas del Sindicato de Perkins en los`70, en las voces de sus protagonistas. Córdoba: Ediciones del Pasaje.
Salerno, Diego (2019). “Los hijos del Cordobazo y del SITRAC- SITRAM”: Experiencias de movilización y combatividad de los trabajadores de Perkins (1969-1973). Conflicto Social, Buenos Aires.
13febTodo el día1973: El debate Tosco-RucciPor Rodolfo Laufer
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Dos caminos para el movimiento obrero En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos
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Dos caminos para el movimiento obrero
En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos proyectos sindicales y políticos contrapuestos para el movimiento obrero y la Argentina de los años 70.
Tras varios meses de una aguda polémica por vía de cartas y declaraciones, el 13 de febrero de 1973 la televisión ofició como escenario de la confrontación pública entre los dos principales referentes de las estrategias que atravesaban por entonces al movimiento obrero argentino. Bajo la conducción de Gerardo Sofóvich, Jorge Conti y otros entrevistadores, y mostrando el importante lugar que ocupaban los sindicalistas en el debate público, José Ignacio Rucci y Agustín Tosco confrontaron cara a cara en el programa Las dos campanas del viejo Canal 11.
Rucci, referente del peronismo ortodoxo, había hecho su carrera sindical en el seno de la UOM vandorista. Gremialista profesionalizado, sin base propia y promovido desde arriba, era un exponente típico de la cuestionada “burocracia sindical”. En 1970 saltó desde un cargo de segundo orden hasta nada menos que la Secretaría General de la CGT, donde, con el aval de Perón, asumió la misión de restaurar el verticalismo sindical y contribuir a la reorganización del justicialismo. Como exhibió en el debate, en su perspectiva el objetivo del movimiento obrero debía ser constituirse como un “factor de poder” que hiciera posible el retorno electoral del peronismo al gobierno. La condición para esto era una conducción a cargo de las 62 Organizaciones Peronistas y un aparato sindical unido monolíticamente, que acatara disciplinadamente las directivas de la CGT y los “cuerpos orgánicos”.
Tosco, marxista independiente y líder del Sindicato de Luz y Fuerza y la CGT de Córdoba, integraba el Movimiento Nacional Intersindical y era el principal referente de la oleada antiburocrática y combativa que recorría el sindicalismo argentino. Había ganado reconocimiento nacional merced a su rol protagónico en la CGT de los Argentinos y en el Cordobazo, lo que le valió varios años de prisión. Tal como afirmó en la polémica, en su visión el fundamento del movimiento obrero no estaba en su estructura burocrática, sino en la democracia de base y en un pluralismo político que pusiera por delante los intereses de clase. Éste era el camino para construir un “sindicalismo de liberación”, mediante el cual los sindicatos pudieran actuar como una palanca para la lucha revolucionaria por la liberación nacional y social y la construcción del socialismo, lo que requeriría la unidad de todas las fuerzas democráticas, populares, revolucionarias y antiimperialistas.
El debate Tosco-Rucci puso en evidencia dos proyectos contrapuestos respecto de la organización y el rol de los sindicatos. Dos estrategias que trascienden la coyuntura histórica y transforman dicha polémica en un documento insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino.
Recursos
Transcripción completa del debate, publicada en la Revista “Así” en 1973.
Nota de María Clara Albistu en “El cohete a la luna” del 31 de Mayo de 2020 sobre cómo fue que se extravió el video del debate.
Recomendación bibliográfica
Iñigo Carrera, Nicolás, Grau, María Isabel; Martí, Analía (2006). Agustín Tosco: la clase revolucionaria. Buenos Aires: Ed. Madres de Plaza de Mayo.
Uno de los libros más sólidos acerca de la trayectoria de Agustín Tosco. Su capítulo 12 está dedicado a su debate con Rucci.
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Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras Desde el siglo pasado, el 8 de marzo es un día de lucha feminista
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Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras
Desde el siglo pasado, el 8 de marzo es un día de lucha feminista y obrera. Su origen, fecha y demandas continúan siendo temas en pugna. En Argentina, la efeméride surge en 1984 como iniciativa del movimiento feminista, que decidió salir ese día a las calles a manifestarse y presentar sus demandas.
Esas mujeres movilizadas contaban con una larga tradición de luchas por derechos. Son ejemplos de esa historia, las anarquistas y socialistas de fines del siglo XIX, las sufragistas de la década de 1910, las que finalmente obtuvieron el voto femenino en 1947, como así también, más acá en el tiempo, las que lograrían el cupo femenino sindical, entrado ya el siglo XXI. Los Paros Internacionales de Mujeres, llevados a cabo desde 2017, reactualizaron el carácter de clase del 8M en nuestro país y en otras partes del mundo, colocando en el centro del debate político las labores remuneradas -o no-, con las cuales las mujeres sostenemos el mundo y la reproducción de la vida.
El origen de la fecha es incierto, pero denota en todos los casos su dimensión laboral y social. Suele vincularse al homenaje a las 129 obreras textiles quemadas vivas en una fábrica de New York en 1857, en represalia a su protesta por derechos laborales. Sin embargo, no existen evidencias sobre esta huelga, la que parece confundirse con otras luchas que tuvieron lugar allí: un extenso paro de modistas entre noviembre de 1909 y mediados de febrero de 1910, y la huelga del 29 de marzo de 1911 en la fábrica Triangle Shirtwaist Company, debido al trágico suceso donde murieron casi 150 mujeres, la mayoría chicas jóvenes inmigrantes – judías e italianas –, por las pésimas condiciones de seguridad de la fábrica.
Como sea, el 8M fue ratificado por la ONU en 1975, en la Conferencia Mundial de la Mujer, y por la UNESCO en 1977, cuando se lo reconoció como el Día Internacional de la Mujer. ¿Qué desdibujaba esta oficialización? En el contexto revolucionario de los años setenta, hubo de funcionar como una suerte de ocultamiento del nacimiento socialista y obrero del 8M. La decisión original de celebrar un día internacional de las mujeres trabajadoras había sido, en realidad, el resultado de una resolución de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague en agosto de 1910. En esa ocasión, trabajadoras socialistas norteamericanas y europeas acordaron que debía existir un Día de la Mujer Trabajadora específico, distinto al ya establecido 1° de Mayo. Al parecer, la primera conmemoración del 8 de marzo fue en Alemania al año siguiente. También fue el 8 de marzo, pero de 1917, cuando las obreras textiles de Petrogrado decidieron tomar las calles, dando el puntapié inicial al proceso que habría de culminar en el derrocamiento del zarismo y la Revolución Rusa.
En el contexto actual de crisis, políticas de ajuste y represión, nos urge recuperar este sentido clasista de nuestra fecha, no para rectificar un error histórico abstracto, sino para transformar el momento presente. Recuperar la historia de las trabajadoras es una de nuestras mejores armas para las batallas cotidianas y colectivas que nos esperan.
*Ludmila Scheinkman, Laura Caruso, Carolina Brandolini y Andrea Andújar
Recursos
Nota de Maisa Bascuas, Victoria Daona y Alejandra Obertien en Haroldo. La revista del Conti, titulada “Insumisas encuentros del feminismo y el movimiento de derechos humanos”
El 8 de marzo de 1984, la Multisectorial de la Mujer, espacio transversal conformado por mujeres de agrupaciones feministas, partidos políticos y sindicatos, marchó y presentó al Congreso Nacional un programa de siete puntos, entre los cuales estaban la modificación del régimen de patria potestad y el divorcio vincular, obtenidos en 1985 y 1987 respectivamente.
Foto: Volante del Día Internacional de la Mujer. Multisectorial de la Mujer, 8 de marzo, 1984. Fondo Elsa Cola Arena, Memoria Abierta
Recomendaciones bibliográficas
Barrancos, Dora (2007) Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Sudamericana
Bellucci, Mabel (2015) “8 de marzo de 1984”. ANRed
10marTodo el día1921: La larga huelga marítimaPor Laura Caruso
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Un soviet en cada puerto Luego de trece meses de lucha, la Federación Obrera Marítima levantaba triunfante la huelga por
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Un soviet en cada puerto
Luego de trece meses de lucha, la Federación Obrera Marítima levantaba triunfante la huelga por el control sindical del trabajo a bordo contra la naviera más poderosa de la región: la compañía Mihanovich. Fue éste un acontecimiento clave en la disputa entre capital y trabajo en la Argentina agro-exportadora.
En 1920 todos los trabajadores mercantes del país, -tripulantes, oficiales y capitanes-, unidos en un Comité de Huelga, sostuvieron una acción huelguística en defensa del control del trabajo a bordo. Para espanto de las compañías navieras, desde finales de 1916 y luego de una huelga general del sector, la FOM había impuesto a sus federados como única mano de obra, controlando así la contratación de tripulantes. Como inmediata respuesta patronal se desató una intensa campaña por el derecho al trabajo “libre”. En pos de eludir la injerencia gremial, la compañía Mihanovich cambió la bandera de sus embarcaciones. También agitaron el miedo al peligro rojo, avivado por los sucesos de la Semana Trágica: un manifiesto de la patronal Asociación del Trabajo aseveraba que la FOM era el soviet del puerto de Buenos Aires. El Estado, por su parte, había organizado por decreto en 1919 un registro de tripulantes, sin mayor éxito ante la continuidad del control fomista.
El 12 de febrero de 1920, la Federación inició la huelga en solidaridad con otras luchas portuarias y contra el lockout declarado por Mihanovich. Rápidamente la situación se transformó en una protesta abierta en defensa del control del trabajo a bordo. La solidaridad con la huelga incluyó otras secciones provinciales de la FOM, trascendiendo barcos y puertos: involucró a la comunidad barrial de La Boca y sus comerciantes, y a sindicatos de la central obrera FORA IX. Para sostener la medida en el tiempo se desplegaron distintas acciones. El Sindicato de Mozos y Cocineros de a bordo organizó un comedor para huelguistas y sus familias. Se organizó también un sistema de turnos para que 4 mil huelguistas rotaran por otras flotas y cobraran así un salario. Quienes no rotaban, como los maquinistas y técnicos, contribuirían con un monto mensual. La huelga mostró también la potencia de la unidad y solidaridad lograda entre los trabajadores de la tripulación y aquellos de mayor calificación y jerarquía, los capitanes y oficiales. Una alianza inédita que iba contra la tradicional disciplina patronal y laboral a bordo.
El acuerdo finalmente alcanzado con la empresa en marzo de 1921 involucraría el reconocimiento de la FOM y su atribución sobre el control del trabajo. No obstante, dos meses más tarde, una nueva ofensiva patronal y estatal militarizaría el Puerto de Buenos Aires, expulsando a los obreros federados, imponiendo por la fuerza el trabajo “libre” y sumergiendo en una crisis a la conducción de la federación. Con todo, la larga huelga marítima fue una verdadera demostración del poder colectivo de los trabajadores, sus familias, sus organizaciones y su comunidad.
Recursos
Memoria y Balance de la Federación Obrera Marítima, año 1919.
“Soluciones para la huelga de la navegación fluvial”, Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, 20-9-1920.
Recomendaciones bibliográficas
Caruso, Laura (2016). Embarcados. Los trabajadores marítimos y la vida a bordo: sindicato, empresas y Estado en el puerto de Buenos Aires, 1889-1921. Colección Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, Imago Mundi, Buenos Aires.
Lucena, Alberto y Villena, Cesar (2008). “La Primera Burocracia Sindical. La Federación Obrera Marítima y la Gran Huelga de 1920-1921”. Anuario del CEICS, Buenos Aires.
Monserrat, Alejandra (2011). “La conflictividad obrera y el partido radical. Los trabajadores marítimos entre 1916 y 1930”. En Cañete, Victoria; Rispoli, Florencia; Ruocco, Laura y Yurkievich, Gonzalo (comps.). Los puertos y su gente, pasado presente y porvenir. La problemática portuaria desde las ciencias sociales. Mar del Plata: Ediciones Gesmar-UNMdP-Conicet.
15marTodo el día1971: El ViborazoPor Rodolfo Laufer
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Córdoba se mueve por otro 29 El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo
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Córdoba se mueve por otro 29
El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo de 1969 asediaron a la dictadura, mostró la fuerza del movimiento obrero cordobés y terminó de forzar el repliegue de la “Revolución Argentina”.
Pocas frases tan desafortunadas como aquella que el nuevo gobernador de Córdoba, José Camilo Uriburu, pronunció el 7 de marzo de 1971, anunciando que él sería el encargado de cortar la cabeza de la “venenosa serpiente” que anidaba en la provincia. Diez días después, devorado por la mentada criatura en un levantamiento que el humor cordobés bautizó como “el Viborazo”, Uriburu se veía obligado a renunciar, arrastrando con él al presidente de facto, Roberto M. Levingston.
Desde el Cordobazo, el movimiento obrero cordobés no había hecho más que intensificar su movilización y la radicalidad de sus posicionamientos. Así, a la fuerza de los gremios del peronismo combativo dirigidos por Atilio López y los seguidores del sindicalismo de liberación impulsado por Agustín Tosco, se sumó en 1970 la impetuosa aparición de los clasistas de SITRAC-SITRAM. Los sindicatos de Fiat, encabezados por Carlos Masera y Florencio Díaz, fueron promotores de una profunda democracia sindical y una intransigente combatividad, que acompañaron con planteos revolucionarios, antiimperialistas y socialistas. En ese contexto, los intentos de Levingston por rehabilitar la desfalleciente dictadura y la provocativa designación de un oligarca y fascista como Uriburu sólo echaron más leña al fuego.
El 12 de marzo, respondiendo a la convocatoria de la Comisión de Lucha de la CGT Córdoba, más de un centenar de fábricas, reparticiones públicas, comercios, diarios y hospitales fueron ocupados pacíficamente por sus trabajadorxs. Mientras, en las barriadas aledañas a las plantas de Fiat, la represión policial se cobraba la vida del joven obrero Adolfo Cepeda, desatando el “Ferreyrazo”. Tres días después, un nuevo y contundente paro activo detonaría el estallido del Viborazo. Tras un gran acto en la Plaza Vélez Sarsfield, miles de obrerxs y estudiantes marcharon a ocupar los barrios, donde, con el apoyo de las organizaciones revolucionarias marxistas y peronistas, montaron barricadas y enfrentaron durante todo el día a las fuerzas represivas. El área de combate se extendió por 600 manzanas, el cuádruple que en 1969. Y la destrucción también alcanzó mayores proporciones, abarcando cientos de comercios, edificios gubernamentales, empresas extranjeras y bancos.
Los saldos fueron más de 300 detenidxs, la intervención de varios sindicatos y un nuevo trabajador muerto, Pablo Javier Basualdo. Sin embargo, una vez más, la clase obrera y el pueblo de Córdoba mostraban la enorme potencia de su movilización, dando el golpe de gracia a la dictadura y alentando las esperanzas de quienes apostaban por cambios de fondo en la Argentina.
Recursos
Recomendación bibliográfica
Balvé, B.; Murmis, M.; Marín, J. C.; Aufgang, L.; Bar, Tomás J.; Balvé, B.; Jacoby, R. (1973). Lucha de calles, lucha de clases. Elementos para su análisis (Córdoba 1971-1969).
16marTodo el día1974: El VillazoPor Ernesto J. Rodríguez y Oscar R. Videla
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Y Villa se hizo Marrón El Villazo fue un momento clave en la historia del movimiento obrero de los setenta. porque demostró la
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Y Villa se hizo Marrón
El Villazo fue un momento clave en la historia del movimiento obrero de los setenta. porque demostró la capacidad de la clase obrera para conducir la movilización de una comunidad local que articulaba sus reivindicaciones específicas con las generales de la ciudad.
A fines de la dictadura de Lanusse e inicios de la recuperación democrática de 1973, entre los trabajadores metalúrgicos villenses resurgió un espíritu de organización que expresaba el descontento de la clase obrera local contra las patronales, la burocratización y el centralismo de los sindicatos. Ese proceso se consolidaría con las creaciones del Movimiento Metalúrgico “7 de setiembre” para las elecciones a Cuerpo de delegados y Comisión Interna (1973), y de la Lista Marrón para disputar la seccional.
El 7 de marzo de 1974, luego de un incidente en Acindar entre la Comisión Interna y los nuevos interventores de la UOM designados por Lorenzo Miguel, estos últimos decidieron desafiliar a los trabajadores involucrados en la protesta. Frente a esto, una multitudinaria asamblea decidió la paralización y toma de la fábrica Acindar para evitar los despidos y exigir la convocatoria urgente a elecciones. No obstante, el día 9 una asamblea aceptó la propuesta realizada por una pluralidad de instituciones locales, levantó el paro y reanudó las actividades. Luego de intensas negociaciones e intermediaciones que fracasaron por la intransigencia de la intervención, el día 11 otra asamblea decidió ocupar nuevamente Acindar y tomar como rehenes al personal jerárquico.
Al día siguiente, los obreros de diferentes sectores locales paralizaron sus actividades en solidaridad. Simultáneamente, comenzaron las amenazas y atentados de grupos de ultraderecha contra los huelguistas y sus aliados. Se organizó una comisión de mujeres y se recibió el apoyo de activistas de otros gremios del país, políticos y funcionarios.
La solidaridad de algunos sindicatos -como docentes y ferroviarios-, podría atribuirse a que compartían direcciones combativas, sin embargo, la mayor parte acompañó la lucha por fraternidad, por la representatividad de los dirigentes (Piccinini, D´Errico, Porcu, entre otros), por el ethos de una comunidad obrera y por la convicción de que la unidad en la lucha era imprescindible para el triunfo de la clase trabajadora. Las reivindicaciones -vinculadas con un combativo clima de ideas, con los derechos sindicales y laborales conculcados, y con demandas locales muchas veces postergadas- le otorgaron al movimiento una gran popularidad, adhesión que se extendería a otros colectivos de la ciudad.
Finalmente, el 16 de marzo de 1974 se firmó un acta acuerdo donde la burocracia sindical se comprometía a normalizar la seccional en 120 días. Esta gesta habría de culminar con una marcha hacia la plaza central de Villa Constitución que convocó a más de 12.000 personas, en una ciudad que apenas superaba los 25.000 habitantes. Por la profunda democracia sindical y combatividad demostrada y una unidad en la lucha que excedió a la propia clase obrera, se iniciaba con este triunfo de la clase obrera villense uno de los procesos más interesantes de la historia del movimiento obrero argentino. Tan sólo un año después, esto sería truncado por la represión del llamado Operativo Serpiente Roja del Paraná, sin embargo las enseñanzas de este proceso en la clase obrera y en el pueblo villense se sostienen hasta la actualidad.
Recursos
Familia obrera en el alambrado de Acindar durante la toma. 09 de marzo de 1974. Foto Colección Puzzolo.
Vista de la entrada a Acindar con mujeres llevando víveres a los trabajadores en lucha. 09 de marzo de 1974. Foto Colección Puzzolo.
Recomendaciones bibliográficas
IVidela, Oscar R. y Rodríguez, Ernesto J. (compiladores) (2013). El Villazo. La experiencia de una ciudad y su movimiento obrero, Santa Fe: Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe y Sección Historia, Instituto Superior del Profesorado Nº 3.
Andújar, Andrea y Santella, Agustín (2007). El Perón de la fábrica éramos nosotros: las luchas de Villa Constitución 1970-1976, Buenos Aires: Desde el Subte.
24mar12:00 am11:50 pmEl golpe de 1976Por Efemérides de Historia Obrera*
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Un golpe contra la clase trabajadora El golpe de 1976 se propuso desarticular el poder acumulado por la clase trabajadora argentina
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Un golpe contra la clase trabajadora
El golpe de 1976 se propuso desarticular el poder acumulado por la clase trabajadora argentina con el fin de imponer una política económica regresiva y sofocar toda amenaza al sistema de dominación social. Frente al retroceso en las condiciones laborales, los cambios en la legislación, el ataque a los sindicatos y una violenta represión, la clase obrera encontró las formas de resistir, mostrando que aún en las condiciones más difíciles es posible luchar.
El golpe de 1976 es un parteaguas en la historia de nuestro país.
El gobierno militar que asumió el poder del estado, con el apoyo y la activa participación de sectores empresariales, eclesiásticos y civiles, desató una brutal ofensiva contra la clase trabajadora argentina. Con avances y retrocesos, esta había cimentado a lo largo de décadas de lucha su poder de clase, a través de un conjunto de derechos económicos y sociales, y de una robusta y diversa red de organizaciones políticas y sindicales. Desde el Cordobazo de 1969, a su vez, protagonizaba una movilización antiburocrática y antipatronal y una radicalización política que ponía en cuestión el sistema de dominación y dificultaba los planes de ajuste y reestructuración capitalista como el que había intentado Rodrigo en 1975.
Por ello, el Proceso de Reorganización Nacional fue, en primer lugar, un golpe contra la clase trabajadora, un proyecto refundacional de la burguesía, dirigido a reestructurar el capitalismo argentino y su inserción internacional. Para alcanzar sus objetivos necesitaba generar un cambio profundo en la situación de los y las trabajadorxs y en las relaciones y legislaciones laborales, y para esto era imprescindible quebrar el poder obrero, lo que solo podía encontrar su cauce mediante la más sangrienta represión, llevada a cabo con la indisimulada colaboración de muchas patronales.
Este proyecto de clase se insertó en los importantes cambios que estaba experimentando el contexto internacional por esos años. Durante la Guerra Fría, las burguesías latinoamericanas habían ido adoptando la Doctrina de Seguridad Nacional para hacer frente a las amenazas revolucionarias, reales o imaginarias, que vislumbraban tras cada uno de los movimientos populares. Como consecuencia, un reguero de golpes militares preventivos arrasó la región. A mediados de los setenta, además, una política consciente de reorganización de la economía internacional liderada por los Estados Unidos iniciaba su expansión global para revertir la nueva crisis del capitalismo mundial. Sus principios más elementales: la completa liberalización de los mercados y el achicamiento del estado. Su nombre popular: neoliberalismo.
Para la dictadura, entonces, contrarrevolución y neoliberalismo, eran dos caras de la misma moneda. El resultado sería un descomunal plan sistemático de secuestros, torturas, robo de niñxs y 30.000 detenidxs-desaparecidxs, junto con la caída en picada del salario, miles de fábricas cerradas, desocupación y un endeudamiento que pesaría sobre generaciones de argentinxs. Aún en esas difíciles condiciones, no faltarían luchas y diversas formas de resistencia obrera que serían centrales para desgastar el poder dictatorial hasta lograr su caída.
Los textos que componen esta efeméride, elaborados por algunos de los principales especialistas en el período, ofrecen claves centrales para comprender este proceso. En tiempos en que desde el Estado nuevamente se lanza una ofensiva contra la clase trabajadora y se escuchan voces reivindicatorias de la acción dictatorial, la historia también es una herramienta de combate.
*Pablo Ghigliani, Rodolfo Laufer, Joaquín Aldao y Gonzalo Pérez Álvarez.
24marTodo el díaLa represión hacia las y los trabajadoresPor Gabriela Águila
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Contra la “subversión industrial” y los “soviets de fábrica” La represión de la conflictividad obrera y la persecución a activistas e
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Contra la “subversión industrial” y los “soviets de fábrica”
La represión de la conflictividad obrera y la persecución a activistas e integrantes de comisiones internas y agrupaciones sindicales antiburocráticas comenzó bastante antes del golpe de Estado, si bien la violencia ejercida sobre las y los trabajadores se habría de profundizar – tanto en su escala como en su magnitud – a partir del 24 de marzo de 1976.
Durante el año 1975, y con el argumento frecuente de enfrentar a la “guerrilla fabril” o la “subversión industrial”, se produjeron intervenciones violentas a cargo generalmente de fuerzas policiales en las principales zonas industriales del país (como sucedió en Villa Constitución, en el norte del Gran Buenos Aires o en algunas provincias del NOA), siendo parte de un ciclo represivo que continuaría luego del golpe de Estado. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas asumían el comando y ejecución de la represión, convocadas por el gobierno constitucional para aniquilar a la denominada “subversión”. Desde febrero, en la provincia de Tucumán y, a partir de octubre, en todo el territorio nacional. Éste sería dividido en zonas, subzonas y áreas bajo control de las autoridades militares y con la activa participación de policías y otras fuerzas de seguridad.
Desde el mismo día del golpe de Estado, la represión se abatió sobre las y los trabajadores y sus organizaciones con el objetivo de eliminar las condiciones que –en palabras del ministro de trabajo, el General Liendo- habían favorecido la “agresión subversiva”, los “soviets de fábrica” y la “inmoralidad” de las cúpulas. La Junta Militar intervino la CGT y decenas de entidades sindicales y federaciones, se clausuraron sedes gremiales y se produjo la detención de cientos de dirigentes y activistas (unos pocos vinculados al peronismo ortodoxo y, la inmensa mayoría, a corrientes sindicales de izquierda o antiburocráticas). Asimismo, desde la madrugada del 24 de marzo efectivos militares y policiales ocuparon varias plantas fabriles en las principales áreas industriales, se establecieron rigurosos controles sobre el personal de empresas estatales y privadas e, incluso, se instalaron centros clandestinos de detención en algunas de ellas.
La violencia que se desplegó en particular durante los primeros años de la dictadura a través de diversos dispositivos represivos afectó brutalmente a trabajadores y trabajadoras, con un saldo de miles de detenidos, desaparecidos –en una cifra aún imprecisa que la CONADEP estimaba en cerca del 50% del total de las víctimas- y exiliados. Asimismo, cuando se produjeron conflictos en diversos sectores y ramas de la producción y los servicios, la respuesta del gobierno militar fue, en general, represiva. Ésta se tradujo en detenciones, secuestros y desapariciones de activistas y dirigentes sindicales (el caso más resonante fue el del líder del sindicato lucifuercista, Oscar Smith, en febrero de 1977), la prohibición o ilegalización de las medidas de fuerza o la represión directa sobre las movilizaciones callejeras, como sucedió el 30 de marzo de 1982.
Lad.
Finalmented.
Recursos
Marxismo y subversión. Ámbito laboral, Estado Mayor General del Ejército, s/f (1977).
Recomendaciones bibliográficas
Dicósimo, Daniel (2013). “Represión estatal, violencia y relaciones laborales durante la última dictadura militar en la Argentina”. Contenciosa. Revista sobre violencia política, represiones y resistencias en la historia iberoamericana, Nº 1, UNL, Santa Fe.
Basualdo, Victoria y Jasinski, Alejandro (2016). “La represión a los trabajadores y el movimiento sindical, 1974-1983”, en Águila, Gabriela, Garaño, Santiago y Scatizza, Pablo (coords.). Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina. La Plata: FaHCE-UNLP.
24marTodo el díaLa responsabilidad empresarial en la represión dictatorialPor Victoria Basualdo
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Militares y núcleos del poder económico contra el poder obrero La dictadura iniciada con el golpe del 24 de marzo de
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Militares y núcleos del poder económico contra el poder obrero
La dictadura iniciada con el golpe del 24 de marzo de 1976 se caracterizó por la confluencia y articulación entre sectores del poder económico y las fuerzas armadas, quienes coincidieron en la ambición de refundar las bases económicas, sociales y laborales.
Un rasgo central de la última dictadura en Argentina fue la alianza de los militares con diversos sectores del poder económico y financiero local e internacional, en un contexto de cambio de etapa en el capitalismo global. Esta vinculación se dio en distintas dimensiones y niveles que incluyeron articulaciones ideológicas e institucionales, relaciones económicas y financieras con el gobierno de facto y, finalmente, una confluencia militar-empresarial en el desarrollo de políticas represivas dirigidas, especialmente, contra trabajadores/as y sindicalistas.
Un sector del poder económico había contribuido con el golpe de Estado, realizando lockouts y campañas mediáticas durante 1975 y los primeros meses de 1976. Una vez derrocado el gobierno, gran cantidad de figuras vinculadas a los núcleos del poder económico participaron de la dictadura. Algunos lo hicieron a través de nombramientos en cargos gubernamentales y otros a través de puestos de asesoramiento externo. Una figura clave en este sentido fue José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía entre 1976 y 1981, quien había ocupado la presidencia del directorio de Acindar, una firma siderúrgica profundamente implicada en la represión a trabajadores a partir de 1975.
En el marco de una redistribución regresiva sin precedentes del ingreso y de una serie de transferencias desde el Estado al capital concentrado por diversas vías, incluyendo la estatización de la deuda privada de grandes empresas, se llevó adelante una articulación militar-empresarial en el desarrollo de políticas represivas. Desde la dictadura y a lo largo de todo el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, hubo denuncias de trabajadores/as y organizaciones sindicales sobre el proceso represivo del que fueron blanco: se apuntó a dirigentes sindicales, delegados/as y comisiones internas como así también a activistas en todas las ramas económicas. El Nunca Más, el Juicio a las Juntas, los Juicios por la Verdad, así como procesos iniciados por trabajadores/as en el fuero civil y laboral y la investigación académica han ofrecido evidencias contundentes de esta responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad.
En casos como Acindar, Ford, La Veloz del Norte, Mercedes-Benz, Dálmine Siderca, Propulsora Siderúrgica, Ingenio Ledesma, Ingenio La Fronterita, Astilleros Río Santiago, Astilleros Astarsa, La Nueva Provincia, Las Marías, entre otros, se han documentado aportes centrales como la provisión de recursos logísticos y materiales para la represión, incluyendo información, listas de delegados y vehículos para el transporte de secuestrados. En algunos casos, la presencia de funcionarios empresariales en la represión y, en al menos 5 casos, la existencia de centros clandestinos de detención en las mismas plantas.
Esta relación entre el núcleo del poder empresarial y las políticas económicas, laborales y sociales regresivas, así como la represión, conforman un eje central no sólo para el análisis de este proceso histórico, sino también para la comprensión del presente y la disputa por el futuro.
Recursos
Bandera elaborada por trabajadores/as de establecimientos fabriles del cordón industrial de zona norte de la Provincia de Buenos Aires y desplegada en las audiencias de la causa Ford en el TOF 1 de San Martín. Un ejemplo de la participación de organizaciones sindicales y sociales en las audiencias de los juicios.
Foto: equipo de responsabilidad empresarial, 2018.
Panel “La responsabilidad empresarial en los juicios por violaciones de derechos humanos en La Plata, Berisso y Ensenada” llevado adelante el Jueves 6/5/2021, con la participación de Ana Oberlin, Guadalupe Godoy, Paula Álvarez Carreras y Verónica Bogliano. Coordinación: Victoria Basualdo y Alejandra Esponda. Secretaría de Posgrado FAHCE UNLP, Prosecretaría de Derechos Humanos – FAHCE UNLP.
Recomendaciones bibliográficas
AEyT de FLACSO, CELS, SDH y PVJ, Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Infojus, 2015.
Basualdo, Victoria, Berghoff, Hartmut, Bucheli, Marcelo, Big Business and Dictatorships in Latin America. A Transnational History of Profits and Repression. Palgrave Macmillan, 2021.
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Responsabilidad empresarial en las violaciones a los derechos humanos en Argentina / 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación-Secretaría de Derechos Humanos, 2022.
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Repertorios : perspectivas y debates en clave de Derechos Humanos 3. Responsabilidad Civil en delitos de lesa humanidad / 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2022.
Horacio Verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky, Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2013.
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La dictadura que no sólo apretó el bolsillo de los y las trabajadoras Dimensionar el ataque económico a la clase trabajadora
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La dictadura que no sólo apretó el bolsillo de los y las trabajadoras
Dimensionar el ataque económico a la clase trabajadora que llevó a cabo la última dictadura militar ofrece claves para comprender la ofensiva actual de las clases dominantes en nuestro país.
El salario varía históricamente, y en algunos momentos, puede rozar el límite mismo de la supervivencia. Esto sucedió en la dictadura gracias a la implementación de una violencia represiva extrema, tanto estatal como patronal, contra los y las trabajadoras y sus organizaciones.
Durante la última dictadura cayó el salario real y el indirecto –formado por gastos que el Estado realiza y que derivan en un mayor acceso social a bienes y servicios–. Esto afectó directamente la calidad de vida y las posibilidades de proyección a futuro. Algunos datos: el salario real cayó casi un 40% respecto de 1974, se cerraron más de 20.000 establecimientos fabriles, disminuyó la actividad manufacturera y su importancia en la economía. Se perdieron aproximadamente 800.000 puestos de trabajo sólo en el sector industrial, a la vez que aumentó la productividad laboral (entre 1976 y 1990 en un 37%). Esos puestos de trabajo destruidos habrían de equivaler a la totalidad de personas desocupadas en 1990. Se consolidó una tendencia difícil de revertir: la caída abrupta de la participación de los y las asalariadas en la distribución del ingreso, es decir, de la porción que éstos reciben de la riqueza generada, pasando de 45 puntos a favor en 1974, a 25 en 1977.
La desindustrialización marcó un camino de desocupación, subocupación y precarización del empleo por la vía de nuevas modalidades inestables de contratación y un aumento del cuentapropismo. Entre 1976 y 2002 se pasó de 1.8 millones de obreros/as industriales ocupados/as a 500 mil. De la mano de políticas aperturistas, reforma financiera, desregulación de la relación capital- trabajo y redefinición del rol del Estado, se promovió la financiarización y la primarización de la economía.
La dictadura no sólo apretó el bolsillo y destruyó miles de puestos de trabajo, también afectó las posibilidades de organización y el sentido de pertenencia de clase y de comunidad entre quienes viven de su trabajo. La arquitectura represiva, legal e ilegal, prohibió toda actividad gremial: el derecho a huelga, las negociaciones colectivas y paritarias, la realización de asambleas. Este ataque a lo sindical, junto con el cambio en la legislación laboral, debe entenderse como parte del ataque económico, ya que permitió individualizar las negociaciones, anuló conquistas en los regímenes de salubridad y habilitó la expansión de la informalidad, la tercerización laboral y la fragmentación. Se conformó así un núcleo de trabajadores y trabajadoras sometidos a condiciones laborales inestables y notablemente inferiores, que son la variable de ajuste en momentos de crisis o disminución de la producción, estando compelidos a aceptar estas condiciones por temor al desempleo.
En el nombre de la libertad, se promovió, en realidad, plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no necesita aumento, y apenas una miseria de libertad para el pueblo. La misma ilusoria promesa de hoy día.
Recursos
Volante elaborado por trabajadores de la ex Propulsora Siderúrgica (actual Siderar – Grupo Techint) Fuente: Archivo de la ex D.I.P.B.A. Factor Gremial. Fecha ilegible (entre fines de dictadura y transición democrática)
Este volante, permite analizar algunas de las tendencias mencionadas: una nueva relación de poder en los ámbitos laborales que implicó un aumento de la productividad, empeoramiento de las condiciones de trabajo y caída salarial. Por otro lado, remite a un pasado de lucha que fue frenado por un proceso represivo (que no sólo puede pensarse a partir de las fuerzas militares sino por parte de las patronales) y una frase muy popular en muchas industrias de la región “se hunde el barco” (la empresa) y los/as obreros/as deben hacer un esfuerzo para no hundirse con él.
Cuadro: Evolución del PBI y de la participación de los asalariados PBI. En números índices y porcentajes, 1974-1982.
Fuente: Fuente: Basualdo, Eduardo, Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo XX a la actualidad, Siglo XXI Editores, 2006.
Recomendaciones bibliográficas
Basualdo, Victoria con la colaboración de Ivonne Barragán y Florencia Rodríguez (2010) “La clase trabajadora durante la última dictadura militar argentina (1976-1983): Apuntes para el análisis de la resistencia obrera”, Comisión Provincial por la Memoria.
Horacio Verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky, Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2013.
24marTodo el díaLegislación laboral durante la última dictadura militarPor Luis Campos
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Otra víctima del terrorismo de Estado Durante la última dictadura militar se reformó casi la totalidad de la legislación laboral con
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Otra víctima del terrorismo de Estado
Durante la última dictadura militar se reformó casi la totalidad de la legislación laboral con dos objetivos muy claros: debilitar la acción colectiva de los trabajadores y trabajadoras y restaurar el control patronal en los lugares de trabajo.
La elaboración de un nuevo marco institucional para regular las relaciones entre el capital y el trabajo no presentó demoras. El Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976 suspendió todas las actividades gremiales. En los meses siguientes y entre otras medidas, el gobierno intervino cientos de sindicatos, prohibió el ejercicio de medidas de acción directa y estableció penas de prisión para quienes se plegaran a ellas (leyes 21.261, 21.400 y 21.459), suspendió la negociación colectiva (ley 21.307), mutiló la Ley de Contrato de Trabajo (decreto 390/76) e impuso la obligación de volver a afiliarse a todos los integrantes de las organizaciones sindicales (decreto 385/77). Según algunas fuentes, la respuesta del 90% de los trabajadores a esta última medida fue la primera muestra silenciosa de una resistencia que iría creciendo a lo largo del tiempo.
En aquel primer momento, el objetivo del gobierno militar fue sentar las bases materiales para la reestructuración política y económica en curso. La legislación laboral acompañó así a la represión generalizada contra la clase trabajadora, cumpliendo un papel fundamental: modificar de raíz la relación de fuerzas existente hasta mediados de los años ‘70.
Recién cuando este proceso estuvo concluido, la dictadura pasó a una segunda etapa, en la que buscaría establecer pautas de regulación más duraderas. La reconfiguración de la estructura sindical (ley 22.105/79) y el nuevo régimen de obras sociales (ley 22.269/80) apuntaron a debilitar la capacidad de acción colectiva sin por ello modificar el sistema de sindicato único por rama de actividad. Para ello, limitó el alcance geográfico de los sindicatos de primer grado, ordenando la transformación de las uniones en federaciones, dispuso la disolución de los sindicatos de tercer grado -lo que implicaba la desaparición de la CGT-, limitó la cantidad de delegados en los lugares de trabajo, eliminó el fuero sindical que impedía el despido de éstos e impuso fuertes límites a las fuentes de financiamiento de los sindicatos.
SI bien hacia 1983 la estructura sindical no se había modificado sustancialmente en el plano formal, sí habían sufrido cambios muy importantes las relaciones intra sindicales. La represión física y jurídica contra el activismo de base y la retracción del empleo en la industria les otorgó a las direcciones centrales de los sindicatos una mayor capacidad de control vertical, al tiempo que las debilitó en su relación con los empleadores.
A 40 años de la recuperación de la democracia, las huellas de la legislación dictada durante la última dictadura militar siguen presentes. Las restricciones a la negociación colectiva fueron levantadas, y los sindicatos y las obras sociales cuentan con regulaciones dictadas por gobiernos elegidos democráticamente. Finalmente, los cambios en la Ley de Contrato de Trabajo en su gran mayoría permanece según la redacción efectuada en mayo de 1976, reforzando el poder de los empleadores en los lugares de trabajo y limitando el ejercicio del derecho de huelga, entre otros. El legado de la dictadura, al menos en el texto de esta norma, aún sigue en pie.
Recursos
Legislación sobre actividad sindical y derechos laborales dictada entre 1976 y 1977
Recomendaciones bibliográficas
Waisberg, P. y Celesia, F. (2016) La noche de las corbatas. Cuando la dictadura silenció a los abogados de los trabajadores. Buenos Aires: Aguilar.
Campos, Luis (2023). La fortaleza. Sindicatos, Estado y relaciones de fuerzas (Argentina, 1945-2001). Buenos Aires: PIMSA – Imago Mundi.
AAVV (2014). Norberto Centeno: una ley para los trabajadores. Jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos Aires.
24marTodo el díaLas resistencias obreras a la dictaduraPor Andrés Carminati
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Quisieron desaparecer las luchas de la clase trabajadora A casi cinco décadas del 24 de marzo de 1976, aún permanece un
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Quisieron desaparecer las luchas de la clase trabajadora
A casi cinco décadas del 24 de marzo de 1976, aún permanece un extendido desconocimiento social sobre las acciones de resistencia sostenidas por la clase trabajadora durante la dictadura. Con diversas modalidades y acorde a las diferentes coyunturas políticas y represivas, existieron en todo el período cientos de conflictos y acciones de oposición. En tiempos de negacionismos y ofensiva contra nuestras conquistas sociales, resulta fundamental conocerlas y reivindicarlas.
El golpe del 76 significó una feroz ofensiva contra la clase trabajadora. La dictadura se proponía desactivar la intensa movilización social y política abierta hacia 1969 y producir así una transformación radical en el mundo obrero, reestructurando los sindicatos y reduciendo el poder de lxs delegadxs en los lugares de trabajo.
El régimen golpeó con saña a delegadxs, activistas y dirigentes combativxs. Se sancionó toda una batería “legal” que suspendía el derecho a huelga, intervenía numerosos sindicatos y embestía contra la legislación laboral. Muchas patronales colaboraron con los secuestros de trabajadorxs, aprovechando la situación para reimponer su autoridad y despedir sin causa.
Durante los primeros meses, el régimen y las cámaras empresarias celebraban el aumento de la productividad y la “paz laboral”. No obstante, desde los lugares de trabajo se gestaban nuevas formas de lucha. Se multiplicaron las huelgas de brazos caídos, los sabotajes y diversas formas de entorpecer la producción sin apelar al conflicto abierto. En agosto y septiembre del 76, un reguero de conflictos en la industria automotriz terminó de romper el silencio. La dictadura respondió con violencia, y promulgó una nueva ley contra las huelgas con penas de hasta 10 años de cárcel. Al poco tiempo, se inició una prolongada confrontación en Luz y Fuerza, que se extendería hasta febrero del año siguiente.
Durante 1977 hubo dos grandes estallidos. Uno local, que tuvo en vilo al Gran Rosario durante 10 días. En octubre y noviembre se produjo una oleada de huelgas con epicentro en Ferroviarios que se extendería a muy diversos sectores de la industria y los servicios. Fue ésta una suerte de huelga general no declarada. En la prensa, se debatía si el movimiento era o no comparable con el Cordobazo. Sin embargo, hoy en día casi nadie la recuerda.
Hacia fines de 1978 se empezó a reorganizar el movimiento sindical y ya en 1979 el sector confrontacionista llamaba a la primera Jornada de Protesta Nacional. En un contexto marcado por la crisis industrial, se produjeron algunas luchas prolongadas y un último estallido huelguístico. Finalmente, en 1981, con el segundo paro nacional y la marcha a San Cayetano, habría de iniciarse un nuevo ciclo de protesta que concluiría con la histórica huelga con movilización de la CGT Brasil, el 30 de marzo de 1982. Después de Malvinas, y con un régimen que se caía a pedazos, se produjeron tres huelgas generales más. Sin dudas, es imposible comprender el colapso de la dictadura sin tomar en cuenta las resistencias obreras.
En los tiempos actuales, signados por la ofensiva contra nuestras conquistas y derechos, resulta fundamental reencontrarnos con estas luchas casi olvidadas. Tenemos la mochila cargada de derrotas, pero también de estas tradiciones que pueden ser la chispa de la esperanza y de nuevas resistencias.
Recursos
Recortes de las editoriales de La Razón y La Nación ante la ola de huelgas de fines de 1977
Recomendaciones bibliográficas
Zorzoli, Luciana y Massano, Juan Pedro (Eds.). (2021). Clase Obrera y dictadura militar en Argentina (1976-1983). Nuevos estudios sobre conflictividad y cambios estructurales. A Contracorriente.
Carminati, Andrés. “El tabú de la historiografía argentina. Algunos apuntes críticos sobre las teorías del consentimiento obrero a la dictadura militar”. Testimonios, 12. pp. 146-169.
28marTodo el día1968: La CGT de los ArgentinosPor Pablo Ghigliani
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra” Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”
Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado Olmos que llevaría al dirigente gráfico Raimundo Ongaro a la Secretaría General de la CGT; una expresión más de la creciente rebelión de las bases contra el vandorismo y la dictadura de la Revolución Argentina.
El movimiento obrero arribaba a 1968 institucionalmente golpeado por las intervenciones, la cancelación de las personerías gremiales y el congelamiento de los fondos de los sindicatos que habían salido a la calle contra los planes de racionalización y ajuste salarial impulsados por la dictadura de Juan Carlos Onganía: portuarios, azucareros, telefónicos, prensa, químicos, ferroviarios. Arribaba, también, tácticamente dividido entre combativos, participacionistas y la desorientada mayoría vandorista, cuya impotencia había quedado al desnudo en las idas y vueltas que habían terminado frustrando, justo un año atrás, un improvisado plan de lucha.
Con este escenario, no sorprende que el congreso haya transcurrido sus horas iniciales orillando el fracaso y signado por la división. Los delegados de Luz y Fuerza, Construcción, Vitivinícolas, Petroleros, Comercio y Metalúrgicos, jamás aparecieron por el local de la Unión Tranviarios Automotor de Moreno 2969, que fuera sede del encuentro. Por otra parte, y excusándose en impedimentos legales, la comisión encargada de organizar el cónclave trató de impedir la participación de los sindicatos intervenidos, imprescindibles para alcanzar el quórum necesario. Una vez superada la maniobra mediante la rigurosa aplicación del estatuto, varias organizaciones redoblaron el boicot, abandonando el congreso. Finalmente, luego de tres horas de febriles negociaciones y con 293 delegados sobre los 457 habilitados para participar, dieron comienzo las deliberaciones que producirían la llegada de una nueva conducción encabezada por Raimundo Ongaro el viernes 29, jamás reconocida por el Secretario de Trabajo Rubens San Sebastián, ni por los gremios vandoristas y participacionistas que se atrincheraron en el edificio de calle Azopardo, sentenciando la ruptura.
A pesar de su efímera existencia y de sus debilidades organizativas, la CGT de los Argentinos dejó una huella imborrable en el movimiento obrero de nuestro país. Alentó la rebelión de los de abajo desde una incansable prédica anti-dictatorial, anti-burocrática y anti-imperialista que habría de caracterizar a su emblemático periódico. Trascendió el porteñismo con su apuesta por la construcción regional y su combate contra el verticalismo. Sus locales constituyeron una referencia y un espacio de encuentro, no sólo para el peronismo revolucionario y las izquierdas, sino también para estudiantes, intelectuales y artistas. Minó la paz social anhelada por la Revolución Argentina con actos públicos, movilizaciones y puebladas como las de Villa Quinteros (Tucumán) y Villa Ocampo (Santa Fe).
Es por ello, sin duda, que un año más tarde la CGT de los Argentinos pudo reclamar su cuota en aquel mayo caliente que habría de iluminar el futuro, sentenciando al gobierno de facto de Onganía.
Recursos
Afiche producido por Ricardp Carpani para la “Semana de Protesta” llevada adelante por la CGT durante la última semana de mayo de 1963.
Recomendaciones bibliográficas
Ignacio Soneira, “¡Basta! La persistencia de una imágen”, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte, 10, primer semestre del 2017.
30marTodo el día1982: La marcha de la CGT BrasilPor Andrés Carminati
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El movimiento obrero y el colapso de la dictadura Con epicentro en Plaza de Mayo y movilizaciones en las
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El movimiento obrero y el colapso de la dictadura
Con epicentro en Plaza de Mayo y movilizaciones en las principales ciudades del país, una multitud de trabajadores y trabajadoras salió a las calles para protestar por la dramática situación económica y a exigir el fin de la dictadura.
El golpe de estado de 1976 significó una feroz ofensiva contra la clase trabajadora. El terrorismo de estado golpeó con saña a delegadxs y activistas, mientras que se suspendía el derecho a huelga, se intervenían las principales organizaciones sindicales y se embestía contra la legislación laboral. Como resultado, se profundizó la redistribución regresiva de la riqueza, empeoraron las condiciones de trabajo y se multiplicó el cuentapropismo y la tercerización.
Durante el primer trienio hubo una resistencia de tipo molecular, combinada con olas de huelgas semi espontáneas. A partir de 1978, la dirigencia sindical comenzó a reorganizarse, pero dividida en dos líneas: “dialoguistas” y “confrontacionistas”. Estos últimos conformaron en 1980 la CGT Brasil, conducida por Saúl Ubaldini.
Durante 1981 se vivió una verdadera ola de quiebras industriales. En julio, la CGT Brasil convocó a la segunda huelga general contra la dictadura, y en noviembre, a una multitudinaria marcha a San Cayetano bajo el lema “Paz, Pan y Trabajo”.
La movilización del 30 de marzo de 1982 fue parte de este ciclo de protestas. Se proponía entregar un petitorio al gobierno para exigir pleno empleo, distribución equitativa de la riqueza y vigencia del estado de derecho y de la Constitución. El régimen, en plenos preparativos de la Guerra de Malvinas, intentó prohibirla por todos los medios. No obstante, la convocatoria se mantuvo.
El día de la marcha la represión fue feroz. En Buenos Aires, la policía atacó a lxs manifestantes, que fueron calculados por distintas fuentes en un número entre 40.000 y 100.000; una cacería que se sostuvo hasta las primeras horas de la noche, con cientos de detenidxs, entre ellos Ubaldini, la Madre de Plaza de Mayo Norita Cortiñas y varios dirigentes cegetistas. En Mendoza, la marcha fue reprimida con particular brutalidad: cuando lxs manifestantes se dirigían a la Casa de Gobierno, fueron recibidos con disparos de ametralladoras. El saldo fue de seis heridos y un muerto: José Benedicto Ortiz.
En todo el país, las manifestaciones fueron saludadas por transeúntes y espectadores, al tiempo que recibieron la adhesión de diversas agrupaciones políticas, estudiantiles, e incluso, empresarias.
La movilización y la respuesta represiva pusieron sobre la mesa la verdad: el tiempo de la dictadura estaba casi agotado. Luego de la derrota de Malvinas, el colapso del régimen no tendría retorno: diversos movimientos sociales ocuparían las calles y el movimiento obrero motorizaría otras tres huelgas generales. La movilización del 30 de marzo de 1982 quedará como un hito de la lucha popular por la recuperación de las libertades democráticas y el derecho a la protesta.
Recursos
Notas periodísticas del día 31 de marzo de 1982 producidas por la Agencia Noticias Argentinas y el diario Crónica
En este breve artículo, Andrés Carminati reflexiona sobre las icónicas fotografías del 30 de marzo y el discurso oficial que justificó la represión
Fondo documental DIPPBA – Comisión Provincial por la Memoria. “San Cayetano contra la dictadura militar”
Recomendaciones bibliográficas
Pozzi, Pablo (1987) Oposición Obrera a la Dictadura (1976-1982). Buenos Aires: Contrapunto.
Sangrilli, Carla (2012). “La combativa CGT en tiempos de la guerra de Malvinas (1982)”. Revista Escuela de Historia, vol. 11, Nº 1.
02abrTodo el día1997: La Carpa BlancaPor Pablo Ariel Becher
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La carpa de la dignidad docente A fines del gobierno menemista, la Carpa Blanca activó un conjunto de demandas en torno
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La carpa de la dignidad docente
A fines del gobierno menemista, la Carpa Blanca activó un conjunto de demandas en torno a la educación pública. A partir de una medida que innovó respecto a las tradicionales acciones de protesta sindical, se generaría un proceso de unidad de diversas luchas.
Ante la grave situación económica y social producto de las reformas del gobierno menemista (1989-1999), el deterioro salarial y el aumento de la precariedad en las condiciones del trabajo docente, la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) instaló el 2 de abril de 1997 una carpa en la Plaza de los dos Congresos. Fue el inicio del ayuno docente como acción de protesta, basado en líquidos e infusiones, con asistencia médica permanente, un máximo de veinte días por persona y rotación de quienes desarrollaban la medida. Allí, frente al poder legislativo nacional, se reclamaba financiamiento educativo, en especial para un conjunto de provincias en conflicto por falta de recursos y desinversión en materia escolar.
Quienes ayunaban llevaban sobre sus delantales carteles con frases como “docente argentino ayunando” o “todos somos docentes”. Esos cuerpos docentes evidenciaban el aumento del hambre en una sociedad pauperizada que encontraba en la carpa un refugio, un espacio de encuentro, un testimonio de denuncia. Fue una medida diferente a las del repertorio clásico de huelgas y movilizaciones, con la que se buscó masificar la demanda y proponer un debate ante el proceso de desvalorización de la Educación Pública. Esa estrategia no fue compartida por todos los sectores opositores dentro de CTERA, que veían en esta acción la falta de un plan de lucha, el desvío de una huelga docente prolongada y la sola presencia de medidas en la Capital Federal, con el objetivo de apoyar a la Alianza, el frente político opositor al menemismo. No todos compartían el mismo punto de vista…
La Carpa Blanca representaba la figura de una escuela, instalada con pupitres y mesas, junto a una estatua de Sarmiento amordazado. Las actividades en su interior se multiplicaron y se convirtió en un símbolo referente de otras protestas sociales, siendo replicada con carpas y demás acciones en diferentes puntos del país.
El 30 de diciembre de 1999 y por el apoyo de la conducción que dio CTERA al nuevo gobierno de la Alianza (1999-2001), se decidió levantar la Carpa, sosteniendo que se habían cumplido sus demandas con la aprobación en el Congreso de una ley de financiamiento educativo para solventar el llamado “incentivo docente”.
La Carpa Blanca se mantuvo en pie durante 1.003 días, ayunaron allí 1.380 maestros y más de 5.000 docentes colaboraron en diversas tareas. Fue visitada por miles de personas, logrando el apoyo de la población y de los medios de comunicación. En medio de las políticas neoliberales, la carpa logró quebrar el aislamiento, resistió la desacreditación de la tarea docente y fortaleció los lazos de unidad. El poder de su simbolismo logró el consenso de amplias capas sociales en torno al valor y la relevancia de la Educación Pública como derecho social que debe ser garantizado por el Estado.
Recursos
A 20 años de la Carpa Blanca: Audiovisuales elaborados por CTERA, SUTEBA y AMSAFE en 2017, al cumplirse 20 años de la instalación de la Carpa Blanca
La lucha histórica de la Carpa Blanca de la dignidad. Propuesta para el aula. Suteba (2015).
Recomendaciones bibliográficas
Daniel do Campo (2020), Historia reciente y educación. La Carpa Blanca en tiempos del neoliberalismo (1997-1999), Tesis de maestría en historia contemporánea, Universidad Nacional de General Sarmiento
Guidici Navarro, Maria Laura (2019), El ayuno docente: cuerpos, vulnerabilidad y estrategias de protesta durante la carpa blanca (1997- 1999), en revista TESTIMONIOS, n° 8, UNC
04abrTodo el día1972: MendozazoPor Colectivo Mendoza Subalterna
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Paso, paso, paso… se viene el Mendocinazo En un contexto nacional y mundial de fuertes cuestionamientos sociales y políticos al
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Paso, paso, paso… se viene el Mendocinazo
En un contexto nacional y mundial de fuertes cuestionamientos sociales y políticos al orden establecido, la provincia “siestera” despertó: el pueblo salió masivamente a las calles protagonizando la movilización más importante de la historia local.
El Mendozazo fue precedido por un tenso clima social en el que diversos sectores reclamaban por mayores derechos, libertades políticas -negadas por la dictadura de Alejandro Lanusse – y mejoras para sus condiciones de trabajo y de vida, a la par que luchaban por una transformación radical de la sociedad. En este contexto, un aumento dictado por Agua y Energía del 300% en las tarifas eléctricas generó enorme indignación popular y llevó a la conformación de la coordinadora “No pague la luz” que llamó a no abonar la tarifa eléctrica, convocando a una multitudinaria concentración el domingo 2 de abril de 1972. Frente a esta situación, la CGT local llamó a paro y movilización para el martes 4. Aunque la medida fue prohibida por las autoridades militares, miles de vecinxs y trabajadorxs ocuparon las calles.
La jornada comenzó con la represión en la puerta del Sindicato de Magisterio de las docentes, que llevaban cuatro semanas de huelga. Éste fue el detonante de la ira colectiva. Inmediatamente, el conflicto se trasladó a Casa de Gobierno, lugar donde el movimiento obrero organizado y miles de personas se enfrentarían con las fuerzas represivas usando piedras de las acequias y ramas que arrancaban de los árboles. “Men-do-ci-na-zo!! Men-do-ci-na-zo!!”, era el grito de guerra que surcaba hogueras y barricadas. Las protestas se extendieron hasta la noche, las detenciones fueron masivas y cayó asesinado el canillita Ramón Quiroga. En los barrios populares, lxs vecinxs se parapetaron y se defendieron con bloques de cemento y piedras, extendiendo el conflicto durante varios días. La represión subsiguiente produciría dos nuevos asesinatos: Susana Gil de Aragón y Luis Mallea.
El Mendozazo, además de frenar el aumento de tarifas, tuvo profundas implicancias organizativas en el movimiento obrero local. La docencia logró el ansiado proceso de unificación gremial y nació el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación; lxs estatales fundaron el combativo Sindicato de Obreros y Empleados Públicos; lxs bancarixs crearon Comisiones Gremiales Internas en todos los bancos y fundaron la Escuela Sindical Bancaria; y lxs contratistas de viñas lograron, tras décadas de lucha, el ansiado Estatuto que lxs considerara trabajadorxs con derechos.
Los ecos de este levantamiento popular aún resuenan en la memoria colectiva. A fines de 2019, el pueblo volvió a movilizarse masivamente, esta vez, frente a una iniciativa legislativa que buscaba habilitar la megaminería. En recuerdo de aquella histórica jornada, las asambleas en defensa del agua y los bienes comunes bautizaron la nueva pueblada como “el Mendozazo del agua” o, más simplemente, “el Mendoaguazo”.
Recursos
Cartografías de la Mendoza Subalterna Memorias del Mendozazo (INCIHUSA CONICET). Realizado por Laura Rodríguez Agüero, Gabriela Scodeller e Inés Lucero Belgrano
Lámina “Cauces y causas de Mendozazo” realizada por Iconoclasistas, Laboratorio de comunicación y recursos contrahegemónicos de libre circulación
Recomendaciones bibliográficas
Colectivo Fantomas (2011). El Mendozazo. Herramientas de rebeldía. Mendoza: EDIUNC
Rodríguez Agüero, Laura (2014). “Maestras y madres. Género y lucha docente en el post Mendozazo (1972-1973)”. Millcayac, n°1.
28abrTodo el día1919: La primera huelga del magisterio mendocinoPor Matías Latorre
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Cuando la clase se imparte en la calle Las suspensiones de las maestras sindicalizadas que fueron dispuestas por la Dirección
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Cuando la clase se imparte en la calle
Las suspensiones de las maestras sindicalizadas que fueron dispuestas por la Dirección General de Escuelas de la provincia representaron el detonante de la primera huelga del magisterio mendocino, convocada por su flamante organización gremial, Maestros Unidos
La inestabilidad laboral y el atraso crónico en el pago de los salarios fueron las causas que llevaron a la sindicalización de las maestras mendocinas a principios de 1919. Agrupadas primero en la Asociación Idea, a los pocos días surgiría Maestros Unidos, adhiriendo a la Federación Obrera Provincial Mendocina (FOPM) y a la Federación Obrera Regional Argentina del IX Congreso (FORA IX). Maestros Unidos se convertiría así en el primer sindicato docente del país en ingresar a una central obrera. La reacción del gobierno radical de José Néstor Lencinas sirve como testimonio de lo trascendental de la iniciativa para la época: rechazó el reconocimiento legal del gremio con el argumento de que la condición de género exponía a las maestras a la influencia corrosiva de la actividad de la clase trabajadora.
Las suspensiones dispuestas sobre lxs 180 agremiadxs dieron inicio a la primera huelga del magisterio. Para sorpresa de las autoridades, el conflicto habría de cobrar una fuerza inusitada. Niños y niñas en edad escolar, motivados por la injusticia cometida contra sus maestras, hubieron de sumarse a la lucha. Ambas huelgas –magisterial y estudiantil– paralizaron la actividad educativa, anticipando la ola de solidaridad con las maestras que desbordaría las calles mendocinas el 1ro de mayo. Estas acciones cimentaron el vínculo entre los heterogéneos eslabones de la clase trabajadora, amalgamando los intereses comunes forjados por personas de diferentes géneros, edades y funciones laborales dentro del sistema capitalista. Las medidas de lucha desplegadas por un novísimo sindicato docente, rodeadas de solidaridad de clase, y secundadas por componentes no organizados gremialmente –lxs pequeñxs huelguistas–, pusieron al descubierto la agencia combativa de las familias trabajadoras durante el conflicto.
Tras aquella fructífera experiencia de clase sobrevinieron amenazas, persecuciones y hostigamientos estatales y paraestatales que recayeron sobre las principales dirigentes docentes, Florencia Fossatti y Angélica Mendoza, entre otras. La falta de solución a las principales demandas del magisterio –salariales, de estabilidad, por derecho de agremiación– derivaría en dos nuevos paros sectoriales. Ambos culminaron en contundentes huelgas generales solidarias declaradas por la FOPM que habrían de interrumpir casi por completo el trabajo en la provincia: mientras que la huelga de agosto resultó triunfante, la de octubre no corrió la misma suerte. El movimiento fue caracterizado como antipatriótico, inmoral, sovietista y anarquizante. Tramitadxs como criminales, se desplegó una feroz represión policial que incluyó detenciones, allanamientos domiciliarios, cierre de locales obreros, encarcelamientos, secuestros y deportaciones interprovinciales. La dura derrota infligida a la clase trabajadora mendocina, sin embargo, no lograría opacar la potencia colectiva desplegada por mujeres, varones e infancias trabajadoras, lo que marcaría la identidad y combatividad del movimiento obrero provincial durante los años venideros.
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La revista Idea fue, en palabras de sus hacedoras, “la chispa que encendió la mecha” de aquel largo conflicto. La publicación del primer número, les valió la inmediata suspensión sin goce de haberes a sus editoras por desafiar las injusticias de aquel sistema educativo. A las 12 educadoras sumariadas se sumaron cientos, organizando Maestros Unidos. Ambas organizaciones compartieron a varias de sus dirigentes e Idea se conformó en la prensa responsable de comunicar lo que sucedía en las escuelas provinciales. Entre sus principios se destacó el de “hacer efectiva la dignificación del maestro”: como quedaría demostrado durante las huelgas, aquello implicaría impartir la clase tanto en las aulas como en las calles.
Fuente: portada de la revista gremial y cultural Idea, lanzada el 13 de abril de 1919. Documento cedido gentilmente por la familia Camardella.
Funcionarios pertenecientes a la Dirección General de Escuelas realizaron el siguiente Manifiesto con el objetivo de distribuirlos y adosarlos a las paredes frontales de cada una de las escuelas provinciales que adhirieron a la primera huelga magisterial. El amedrentamiento público incluía las resoluciones de suspensión y cesantía, firmadas de puño y letra por el director de la repartición escolar, Enrique Julio. En ellas puede observarse el tratamiento propinado a “las maestras” y “directoras” sindicalizadas, tildadas de: sectarias, temerarias, sediciosas y anarquizantes.
Fuente: Documento cedido gentilmente por Marisa Biain de Cara, nieta de una de las maestras fundadoras de Idea.
De la Vega, J. (1997). Mendoza 1919: ¡Huelga! El nacimiento de la sindicalización del magisterio mendocino. Mendoza: Ediciones culturales de Mendoza.
Latorre, M. (2019). “Entre la escuela y la prensa. Primeras experiencias de organización sindical docente en Mendoza (1919)”. Prohistoria. Historia, políticas De La Historia, (32), 97-126.
28abrTodo el día1972: TRIUNFO MARRÓN EN EL SMATA CÓRDOBAPor Rodolfo Laufer
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Los frutos del cordobazo El triunfo en el SMATA Córdoba de la Lista Marrón encabezada por René Salamanca fue la
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Los frutos del cordobazo
El triunfo en el SMATA Córdoba de la Lista Marrón encabezada por René Salamanca fue la expresión del proceso de radicalización abierto por el Cordobazo y de la unidad “antiburocrática, antipatronal y antidictatorial” lograda en el gremio, lo que inauguró un nuevo ciclo de conquistas y luchas para lxs mecánicxs y el sindicalismo clasista.
El 28 de abril de 1972, las urnas sancionaron el triunfo del Movimiento de Recuperación Sindical – Lista Marrón en las elecciones de la seccional cordobesa del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). Se trataba nada menos que de uno de los sindicatos más poderosos de una de las provincias más convulsionadas de la Argentina, representante de alrededor de 10.000 trabajadores y trabajadoras automotrices.
El ascenso de la coalición de fuerzas sindicales encabezada por René Salamanca, que incluyó a múltiples tendencias clasistas, combativas y antiburocráticas, fue el fruto de las grandes luchas y del proceso de radicalización que lxs mecánicxs venían protagonizando desde el Cordobazo. Las ocupaciones fabriles y la huelga larga de 1970, la influencia de la experiencia clasista en SITRAC-SITRAM, la participación en las jornadas del Viborazo, fueron agudizando el choque contra las patronales automotrices y la dictadura de la autodenominada “Revolución Argentina”. Esto puso en crisis a la estrategia negociadora de la vieja conducción peronista del SMATA, de tendencia vandorista, y alentó al mismo tiempo el desarrollo de las corrientes opositoras que confluyeron en las elecciones del 72.
La victoria marrón inauguró una nueva etapa para el sindicato mecánico y el clasismo cordobés, fuertemente marcada por los cambios políticos que se abrieron con la retirada de la dictadura y el retorno del peronismo al gobierno en 1973.
El nuevo SMATA desplegó una profunda democracia sindical, con constantes asambleas, un vigoroso cuerpo de delegados, la formación de una comisión de mujeres y el retorno periódico de lxs dirigentes a sus puestos de trabajo. Rechazando el “Pacto Social” promovido por el gobierno, la movilización obrera logró importantes conquistas en salarios y condiciones de trabajo, frenó los despidos arbitrarios y recuperó el sábado inglés quitado por Onganía en 1969.
Los esfuerzos por la unidad del sindicalismo combativo se plasmarían en la lucha por la afiliación de los obreros de Fiat al SMATA, la incorporación de Salamanca a la conducción de la CGT Córdoba junto a Atilio López y Agustín Tosco, la constitución del Movimiento Sindical Combativo y el impulso y la participación en varios encuentros nacionales.
Ratificando los avances logrados en este período, en 1974 la Lista Marrón obtendría una contundente reelección. La escalada represiva, la intervención del sindicato por parte del SMATA nacional y, finalmente, el golpe de estado de 1976, terminarían por truncar una de las experiencias más destacadas de democracia sindical, combatividad y compromiso con la emancipación de lxs trabajadorxs.
Recursos
Candidatos y programa de la Lista Marrón (1972): Entre los integrantes de la lista había referentes de agrupaciones clasistas ligadas a la nueva izquierda marxista y el peronismo revolucionario, sectores identificados con el “sindicalismo de liberación” promovido por Tosco, y activistas independientes, peronistas y radicales con posiciones combativas. En el programa pueden verse los tres grandes ejes de la campaña marrón: la democracia sindical, las reivindicaciones laborales y la definición política “contra las patronales, la Dictadura y los dirigentes traidores y conciliadores”
René Salamanca en el 4° aniversario del Cordobazo (1973): Discurso de René Salamanca en el acto por el 4° aniversario del Cordobazo, realizado el 29 de mayo de 1973, días después de la asunción del gobierno del FREJULI. Participaron también Osvaldo Dorticós (presidente de Cuba), Atilio López (Vicegobernador electo y Sec. General de la CGT Córdoba), Agustín Tosco (Sec. General de Luz y Fuerza y Sec. Adjunto de la CGT Córdoba) y representantes de las organizaciones armadas de la izquierda peronista y marxista
Recomendaciones bibliográficas
Brennan, James P. y Gordillo, Mónica (2008). Córdoba rebelde. El Cordobazo, el clasismo y la movilización social. La Plata: Editorial De la Campana.
Laufer, R. (2017), “El clasismo en el SMATA Córdoba, 1966-1972”. En Rupar, B.; A. Costilla y G. Galafassi (Coord.). Dirán hubo gigantes aquí. Izquierda, peronismo y clase obrera en los ´60 y ´70. Buenos Aires: GEACH-UNQUI.
30abrTodo el día1904: El informe Bialet MasséPor Federico M. Kindgard
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El lado oscuro de la prosperidad en la Argentina agroexportadora Contratado por el gobierno de Julio Argentino Roca y siendo empresario,
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El lado oscuro de la prosperidad en la Argentina agroexportadora
Contratado por el gobierno de Julio Argentino Roca y siendo empresario, Juan Bialet Massé nos brindó un relato vívido de la situación de les trabajadores en la Argentina de principios del siglo XX.
Juan Bialet Massé fue ante todo un hombre de acción: llegado de España en 1873, su formación como médico y su carácter audaz le valieron una pronta acogida en la burguesía local. Ese mismo año asumiría un cargo como vicedirector del Colegio Nacional de Mendoza. En Argentina, se recibió de abogado, fue concejal en Córdoba y empresario. En 1903 escribió un proyecto de ley para regular las relaciones laborales, convirtiéndose en un precursor del Derecho Laboral en Argentina y América Latina. Rechazadas en ese momento, sus propuestas se irían legislando posteriormente. Con esos antecedentes, en 1904 fue contratado por el gobierno nacional, a cargo de Julio Argentino Roca, para realizar un estudio sobre la situación de les trabajadores en el país, el llamado “Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas”.
De lectura obligada para quien investiga el tema y amena para todo lector curioso, el informe desmiente con contundencia la mirada complaciente de la burguesía argentina sobre sí misma y su obra. A pesar del tono sexista y racista de algunos pasajes, el objetivo del autor fue reivindicar a los sectores más marginados y discriminados, como los trabajadores criollos e indígenas, y poner en evidencia la realidad de la mujer trabajadora en los talleres y en el hogar, apuntando siempre a los factores sociales y políticos que explicabas dichas situaciones.
El informe comienza señalando los ínfimos salarios pagados en la época, pese a las cuantiosas ganancias que se obtenían. En una recorrida que va desde Jujuy a San Luis y desde Mendoza a Entre Ríos, sus observaciones detalladas sobre las condiciones de trabajo en industrias emblemáticas, como la del vino cuyano o la azucarera en el noroeste, muestran las distintas formas de explotación sufridas por trabajadores y trabajadoras: las jornadas de trabajo extenuantes, el fraude en las proveedurías, las instalaciones insalubres, las viviendas paupérrimas, entre muchas otras.
En aquella época, la Argentina se había convertido en una gran exportadora de granos, valiéndole el mote de “granero del mundo”. Allí crecía la riqueza de la clase dominante, y junto a ella, la ostentación plasmada, por ejemplo, en la arquitectura que acompañaba el desarrollo de las grandes ciudades. En el informe, esta prosperidad se nos presenta como un gigante con pies de barro, que descansaba sobre la degradación y el despilfarro de vidas humanas y recursos naturales.
Recursos
Los 3 tomos del Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas en pdf, en el formato original de la primera publicación.
Proyecto Bialet. Exposición online de material fotográfico sobre la situación y la historia de la clase obrera argentina con énfasis en los materiales de Bialet Massé.
Recomendaciones bibliográficas
Lagos, M., Fleitas, M. S., & Bovi, M. T. (Eds.). (2004). A cien años del informe de Bialet Massé: el trabajo en la Argentina del siglo XX y albores del XXI. Unidad de Investigación en Historia Regional, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy. Vol I. y II.
Iñigo Carrera, N. (2019). Las estrategias de la clase obrera en los orígenes del peronismo. EUDEM
01may8:00 am11:50 pmEl Día Internacional de lxs TrabajadorxsPor Colectivo Historia Obrera
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¡Proletarixs del mundo, uníos! Desde la organización de la primera manifestación internacional en 1890 por el reclamo de la jornada laboral
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¡Proletarixs del mundo, uníos!
Desde la organización de la primera manifestación internacional en 1890 por el reclamo de la jornada laboral de ocho horas, lxs trabajadorxs del mundo entero no han cesado de reafirmar cada 1ro de mayo sus demandas y sus esperanzas de justicia.
La conmemoración del día internacional de lxs trabajadorxs ha quedado ligada a la memoria de los mártires de Chicago. El 1° de mayo de 1886, el movimiento obrero norteamericano lanzó la huelga general para instaurar los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio e instrucción. Durante los días subsiguientes, las fuerzas armadas estatales y privadas reprimieron las manifestaciones organizadas en Chicago, asesinando a varios trabajadores. La indignación obrera se tradujo en una nueva y masiva convocatoria en la Plaza de Haymarket, el 4 de mayo. Esta vez, la represión fue repelida por una bomba casera y anónima que terminó con la vida de un efectivo policial, mientras que la inmediata y brutal represalia dejó decenas de muertos y centenares de heridos en las filas proletarias. Como consecuencia, en un proceso judicial infame, cinco militantes anarquistas fueron condenados a muerte y tres a prisión por un hecho que no habían cometido, como lo habría de reconocer en 1893 el propio gobernador de Illinois al liberar a los sobrevivientes.
La evocación se completa con el Congreso Internacional Socialista reunido en París en 1889, que decidió organizar una manifestación a nivel mundial el 1° de mayo de 1890 para reclamar a los poderes públicos la reducción legal a ocho horas de la jornada laboral. La resolución del Congreso ha sido usualmente interpretada como un homenaje a los mártires de Chicago, aunque ésta no los mencionaba, sino que se limitaba a secundar la decisión de la American Federation of Labor de inaugurar en los Estados Unidos la jornada laboral de ocho horas desde el 1° de mayo de 1890.
Mientras la gradual construcción y generalización de este relato heroico ilumina el sacrificio militante y los orígenes combativos del 1° de mayo, termina dejando en las sombras el creciente proceso de internacionalización que vivía el movimiento obrero de la época. Así también, el esfuerzo que venían realizando desde mediados de la década de 1860 miles de militantes y dirigentes de escasos recursos, y de las más variadas procedencias e ideas, para edificar programas y solidaridades que potenciaran las acciones colectivas. Naturaliza, por último, la afirmación del ideal de los tres ochos que hubo de galvanizar la voluntad de pelea de las masas obreras a lo largo del siglo XIX y más allá. Al fin y al cabo, la historia del 1ro de mayo no se circunscribe al pasado, ni es el recuerdo de ese pasado lo que lo ha mantenido vivo hasta el presente, sino la capacidad de generaciones y generaciones de trabajadorxs de renovar sus sentidos, ligándolos a la lucha permanente por la justicia y por una vida libre de opresión y explotación.
Recursos
Marcha del 1° de Mayo de Sofía Viola y Edson Velandia
Posters del 1ro de mayo
Recomendaciones bibliográficas
Dommanget, Gustave et.al. (2011) Historia del Primero de Mayo. Antología, Buenos Aires: Terramar Ediciones.
01may9:00 am11:51 pmLos tres ochoPor Pablo Ghigliani
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Ocho horas de sueño, ocho de trabajo, ocho de ocio El nacimiento de la gran industria capitalista a finales del
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Ocho horas de sueño, ocho de trabajo, ocho de ocio
El nacimiento de la gran industria capitalista a finales del siglo XVIII prolongó hasta sus límites físicos las ya extensas jornadas laborales de la época, poniendo la disputa por el tiempo de trabajo en el centro de la lucha de clases hasta entrado el siglo XX.
El anhelo de reducir la jornada laboral posee una larga historia. Desde Tomás Moro (1516) reaparece una y otra vez en los utopistas y reformadores sociales; se expresa en antiguas (y exóticas) piezas legislativas, como las que fijaron en ocho horas el trabajo en las minas del condado de Borgoña en el siglo XVI o en el ducado de Lorena, a principios del XVIII; y se transforma durante el siglo XIX en bandera de la resistencia obrera frente a la rapacidad del capital que había impuesto en las fábricas jornadas laborales de entre 12 y 18 horas diarias, y, en ocasiones extremas, aun de más, para lxs trabajadorxs y lxs niñxs que por entonces poblaban los lugares de trabajo.
Los movimientos obreros en formación de Inglaterra, Francia y Estados Unidos fueron los pioneros. Con éxito dispar, recurrieron tanto a la acción directa sectorial (carpinteros, sastres, encuadernadores, hilanderos, mecánicos, y un larguísimo etcétera) como a peticiones legislativas. En Inglaterra, por ejemplo, tras años de luchas del movimiento cartista y de los sindicatos, en 1847 se fijó legalmente la jornada laboral en 10 horas. En Francia, la revolución de febrero de 1848 la reduciría a 10 horas en París y a 11 en el resto del país. En Estados Unidos, se había consolidado durante la década de 1830 el movimiento por las 10 horas, éxito que conquistará mediante la acción directa en varias industrias, y que habrá de obtener legalmente para los niñxs en 1842. En Inglaterra, por su parte, las leyes sobre trabajo infantil se remontan a finales del siglo XVIII, continuando durante la primera mitad del siglo XIX: en 1819 la ley fijó en 12 horas la jornada máxima desde los 9 años en las fábricas de algodón y de la lana; en 1833, en 9 horas diarias y 48 semanales entre los 9 y 16 años; y en 1844 se reduce a 7 horas para los menores de 13 años y en 12 para las mujeres mayores de 18. En adelante, la legislación laboral tenderá en Inglaterra, y en el mundo, a agrupar a niñxs, jóvenes y mujeres, distinguiéndolos de los varones adultos.
Habrá de pasar mucho tiempo para que las 8 horas se transformen en la bandera de lucha internacional del proletariado. Un año clave en esta historia es 1866. En el mes de septiembre, el Congreso Obrero Internacional de Ginebra, Suiza, adoptó una resolución que proponía 8 horas como límite legal de la jornada laboral. Un mes antes, idéntica resolución había sido tomada por el Congreso Nacional del Trabajo de Baltimore, dando lugar a la formación de las Ligas por las 48 horas en todo Estados Unidos. Un año más tarde, Carlos Marx destacaría la importancia de estas resoluciones en el capítulo 8 de El Capital: “La Jornada Laboral”.
En las dos décadas siguientes, la consigna de las 8 horas arraigó definitivamente en el movimiento obrero internacional y en sus expresiones locales. En 1889, la resolución de la Segunda Internacional de convocar a una manifestación internacional el 1° de mayo condensó esta larga historia de lucha proletaria.
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Imágen de la primera bandera de la lucha por las 8 horas usada en Victoria, Australia, 16 de abril de 1856. Esta demanda en las colonias británicas australianas durante la década de 1850 fue el legado directo del Cartismo, un movimiento popular en el que confluyeron demócratas radicales, socialistas, sindicalistas y cooperativista, que durante las décadas de 1830 y 1840, batallaron intensamente por reformas políticas, económicas y sociales en Inglaterra. Los obreros de la construcción australianos se encuentran entre los primeros en conquistar la jornada laboral de 8 horas mediante el recurso de la huelga en el año 1856.
En Argentina, la Ley 11.544 del 12 de septiembre de 1929 estableció en su artículo 1° que la “duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro.” Fue sancionada bajo la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen.
Recomendaciones bibliográficas
Dommanget, Gustave et.al. (2011) Historia del Primero de Mayo. Antología, Buenos Aires: Terramar Ediciones.
Marx, Carlos (1994){1867} “La Jornada Laboral”, capítulo 8 de El Capital, vol. 1, Buenos Aires: Siglo XXI
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Los ecos locales de un grito internacional Con mítines en Buenos Aires y en otras ciudades convocados por organizaciones obreras
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Los ecos locales de un grito internacional
Con mítines en Buenos Aires y en otras ciudades convocados por organizaciones obreras y grupos socialistas y anarquistas, la clase trabajadora argentina se sumaba en 1890 a la acción internacional por la jornada de 8 horas y por las múltiples reivindicaciones de lxs trabajadores y trabajadoras de estas tierras.
El 1ro de mayo de 1890, enfrentando la persecución policial y las amenazas de despido, unxs tres mil trabajadorxs se reunieron en el Prado Español (la Recoleta) a escuchar discursos que —mostrando la diversidad de orígenes de la clase obrera argentina— se pronunciaron en castellano, italiano, alemán y francés. El primer orador fue José Winiger, presidente de la comisión organizadora.
La ocasión sirvió también para hacer público un Manifiesto que denunciaba la sobreexplotación —agravada por la crisis estallada ese mismo año— y llamaba a la “fraternidad internacional” y a la lucha por la “emancipación social”. Reclamaba, entre otros puntos, la jornada máxima de 8 horas, la prohibición del trabajo infantil, protecciones para la mujer obrera, descanso dominical y mejores condiciones laborales. Además de aprobar dicho pliego, que había juntado ocho mil firmas, la asamblea resolvió crear una federación obrera y publicar un periódico. Hubo también manifestaciones en otras ciudades, como Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy. De este modo, y contradiciendo el discurso dominante de la época, el hecho ponía en evidencia sobre qué hombros se asentaba la opulencia de la Argentina agroexportadora y el régimen oligárquico: una clase obrera sobreexplotada, con jornadas que superaban las 10 o 12 horas, salarios que apenas alcanzaban, hacinada en los conventillos, sin legislación laboral protectora y marginada de la política.
La llegada de inmigrantes europeos con experiencia militante había permitido el temprano enlace del naciente movimiento obrero local con las redes obreras internacionales, trayendo también los debates entre socialistas y anarquistas. La iniciativa de realizar una acción el 1ro de mayo de 1890 había partido de los socialistas alemanes del Club Vorwärts (Adelante), quienes cumplían con el llamamiento realizado por el Congreso de París de la Segunda Internacional (en el cual había participado el argentino Alejo Peyret), impulsando una movilización pacífica que incluyera la presentación de un pliego de reivindicaciones mínimas al Congreso Nacional. Los anarquistas, por su parte, aceptarían participar del acto, pero remarcando su carácter confrontativo y la inutilidad de cualquier petición al Estado. De este modo, la disputa de sentidos que atravesará en adelante a esta fecha tendría ya una primera expresión en esta jornada inicial.
La manifestación local del 1° de mayo de 1890 significó un salto en la organización obrera en la Argentina: en las difíciles condiciones de la época, trabajadorxs de distintos orígenes e ideas lograron realizar una acción política unitaria que ponía sobre la mesa su situación y sus reclamos. Así, la incipiente clase obrera argentina se incorporaba a la lucha del proletariado internacional.
Recursos
Manifiesto a todos los Trabajadores de la República Argentina: Manifiesto redactado por el Comité Internacional Obrero que organizó el acto del 1° de mayo de 1890 en Buenos Aires.
Los orígenes – Aukapuma: Canción del disco Aukapuma, parte del aparato cultural multimedia Retazos de Historia Obrera, que trata sobre los orígenes del movimiento obrero argentino. Palo Pandolfo (guitarra eléctrica, voz y coros), Federico Hoffman (guitarra acústica de cuerdas de nylon y voz), Franco Luciani (guitarra acústica de cuerda de nylon, voz y Armónica), Juan Cruz Copes (bajo), Fernando Mezzapesa (batería), Gustavo Contreras (letras).
El 1° de mayo de 1890 en Rosario. Nota “El primer Día Internacional de los Trabajadores en Rosario: anarquistas y socialistas en la calle”. Diario La Capital, 30-4-2021.
Recomendaciones bibliográficas
Godio, Julio (1987). El movimiento obrero argentino (1870-1910). Socialismo, anarquismo y sindicalismo. Buenos Aires: Legasa.
López Trujillo, Fernando (2011). “El 1° de mayo en Argentina”. En Historia del primero de Mayo. Buenos Aires: Terramar.
01may11:00 am11:51 pm1909: La semana rojaPor Alejandro Belkin
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Huelga general contra la violencia asesina del Estado La sangrienta represión policial a la manifestación anarquista convocada en Plaza Lorea
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Huelga general contra la violencia asesina del Estado
La sangrienta represión policial a la manifestación anarquista convocada en Plaza Lorea con motivo del Día Internacional de lxs Trabajadorxs motivó la respuesta unificada de anarquistas, socialistas y sindicalistas revolucionarios que pasaría a la historia como la Semana Roja.
El 1ro de mayo de 1909 se organizaron en Buenos Aires dos manifestaciones: una del Partido Socialista (PS) y otra de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA). La represión a esta última al mando de Ramón Falcón dejó un saldo de diez muertos y un centenar de heridos. Las ambulancias, apostadas previamente en las inmediaciones de la Plaza Lorea, retiraron rápidamente los muertos y los heridos. Los bomberos desplegaron sus mangueras y limpiaron enseguida la sangre obrera derramada. El orden reinaba, nuevamente, en la ciudad.
Ese mismo día, por la noche, habría de reunirse la conducción de la Unión General de Trabajadores (UGT), central obrera dirigida políticamente por el sindicalismo revolucionario que, en repudio de lo sucedido, dispondría la huelga general a partir del lunes 3 de mayo. Además, se designó una comisión para que tratara de reunirse con sus pares de la FORA a coordinar las medidas de protesta. Asimismo, citaba a los secretarios de las sociedades autónomas para el día siguiente con el mismo objetivo. Por su parte, la FORA, en una reunión de urgencia, resolvía ese mismo día convocar a la huelga general por tiempo indeterminado para protestar enérgicamente por el crimen cometido y homenajear a los caídos. El Comité Ejecutivo del Partido Socialista, reacio a este tipo de medidas, también disponía el paro por tiempo indeterminado.
Para impedir la coordinación de las organizaciones gremiales, la policía clausuró los centros de reunión del proletariado, aunque sin éxito alguno: los delegados de los gremios movilizados se reunieron clandestinamente, constituyendo un Comité de Huelga General (CHG) formado por representantes de la UGT, la FORA y las sociedades autónomas. En los días subsiguientes, el CHG y el PS realizaron múltiples manifestaciones de protesta, convocando a actos y movilizaciones multitudinarias, exteriorizando el enorme rechazo de la clase trabajadora a la masacre de Plaza Lorea.
Sin embargo, el PS y el CHG diferían en los planteos de sus reivindicaciones. Mientras el primero sostenía como principal exigencia la renuncia de Falcón, los sindicalistas revolucionarios que orientaban el CHG, argumentaban que un cambio de individuos al frente de la policía no modificaría el carácter represivo de la institución, enfocando sus demandas en la libertad de los presos y la reapertura de los locales obreros.
Finalmente, el sábado 8 de mayo una comisión obrera del CHG se reuniría con el presidente del Senado, Benito Villanueva, quien concurrió en representación del Poder Ejecutivo, aceptando las reivindicaciones del CHG. En consecuencia, los delegados gremiales se reunieron en asamblea y decidieron levantar el paro general. Por la noche, lo mismo haría el Comité Ejecutivo del Partido Socialista.
El 1º de mayo de 1909, la pujante Argentina agroexportadora descargó su violencia asesina sobre la clase trabajadora organizada. Las asociaciones gremiales y el PS respondieron a la masacre de Plaza Lorea con unidad, organización y lucha.
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El Partido Socialista y el Comité de Huelga General declararon por separado la huelga general. Aunque se estableció en los hechos cierta unidad de acción, se disputaron la dirección de las fuerzas obreras en la semana que duró el conflicto. Aquí los documentos del PS y el CHG convocando a la huelga general por tiempo indeterminado.
1o de mayo de 1909 – El día de la fiesta de los trabajadores convertido en una tragedia. Fuente: Diario La Argentina, domingo 2 de mayo, 1909, páginas 1 y 9. Este documento ayuda a conocer con mayor detalle la organización de la movilización obrera del 1º de mayo de 1909, la masacre desatada en Plaza Lorea y la posterior huelga general. Aquí se recogen las impresiones de primera mano de los obreros que sufrieron la represión policial y testimonios policiales, incluido el de Ramón Falcón. Evidencia la crueldad y el salvajismo de las fuerzas del orden.
Serie de fotos sobre los episodios del 1ro de Mayo, Revista Caras y Caretas del 15 de mayo 1909, Nro. 554, páginas 69 a 91.
Recomendaciones bibliográficas
Belkin, A. (2017). El sindicalismo revolucionario en la Semana Roja: La disputa por la dirección de la huelga. Revista Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, 10, 13-32.
Frydenberg, J., & Ruffo, M. (1992). La semana roja de 1909. Centro Editor de América Latina.
En noviembre de 1909, el joven anarquista ucraniano Simón Radowitzky realizó un atentado que terminó con la vida del Jefe de la Policía de la Capital Federal, Ramón Falcón, responsable directo de la represión y las muertes de la Semana Roja.
01mayTodo el día1968: El semanario CGTPor Pablo Ghigliani
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Comunicación, esclarecimiento y organización Bajo la responsabilidad de los dirigentes gremiales Raimundo Ongaro (gráficos), Ricardo De Luca (navales) y la
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Comunicación, esclarecimiento y organización
Bajo la responsabilidad de los dirigentes gremiales Raimundo Ongaro (gráficos), Ricardo De Luca (navales) y la dirección periodística de Rodolfo Walsh, el semanario atizó, durante sus casi dos años de existencia, las luchas obreras y populares contra las patronales y la dictadura de la Revolución Argentina.
El periódico CGT fue una pieza clave en las apuestas contra-culturales que la CGT de los Argentinos instrumentó para combatir las ideas y valores de las clases dominantes. Surgida del Congreso Normalizador Amado Olmos en marzo de 1968, y con Raimundo Ongaro como su Secretario General, la central asumió un lugar destacado en la lucha anti-dictatorial. Convencido de que un periódico de calidad requería de comunicadores avezados, Ongaro convocó a Walsh, quien reunió a un comprometido grupo de redacción: nadie cobraría un peso por la tarea. En sólo un mes, el primer número de seis páginas de 42 x 58 centímetros salía a la calle al precio de 50 pesos. Entre mayo de 1968 y febrero de 1970 se imprimieron 55 números; de manera semanal el primer año, quincenal entre enero y junio de 1969, y mensual (y clandestina) los seis números restantes. Sin embargo, para sus mentores, CGT no era sólo un medio de información y esclarecimiento: era también un impulso a la organización para garantizar su distribución y difusión, de la que se encargaban casi por completo sindicatos y agrupaciones de base, persiguiendo el sueño de tener un “corresponsal en cada fábrica”.
El Mensaje a los trabajadores y al pueblo argentino aparecido en la tapa de su primer número condensó los ejes que cruzarían sus páginas. La denuncia de los monopolios tuvo su zaga en las investigaciones de Rogelio García Lupo sobre el capital extranjero. La crítica de las direcciones sindicales indignas encontró su expresión paradigmática en la publicación por entregas de ¿Quién mató a Rosendo? La violencia estatal fue el tema recurrente de la serie La secta del gatillo y la picana. Y las numerosas investigaciones sobre la pobreza urbana y rural confirmaban la veracidad de su mensaje y la urgencia de la anhelada rebelión de las bases; por ello, las luchas obreras y populares que la presagiaban emergen siempre en sus páginas con tintes heroicos.
La dictadura identificó la osadía del proyecto y reaccionó ante la amenaza secuestrando ejemplares de los kioscos, querellando a los responsables del periódico o directamente prohibiendo algunas de sus ediciones. Si CGT pudo sortear todos estos obstáculos durante casi dos años fue gracias al esfuerzo militante de una vasta red de trabajadorxs manuales e intelectuales convencidxs de la trascendencia que tiene la disputa de los sentidos dominantes en la sociedad. Quizás sea esta confluencia y este compromiso su mayor legado.
Recursos
Semanario CGT completo
Tucumán Arde
A partir de mediados de 1968, un grupo de artistas plásticos bajo el nombre Grupo de Artistas de Vanguardia organizó una muestra colectiva sobre la situación social en Tucumán, luego del cierre de 11 de los 27 ingenios azucareros que operaban en la provincia, dispuesto por un decreto del 22 de agosto de 1966 por la dictadura de Juan Carlos Onganía. La llamaron Tucumán Arde y la concibieron como una herramienta cultural de contrainformación. En el siguiente link encontrarán documentos, fotografías y recortes periodísticos aportados por una de las integrantes del grupo, Graciela Carnevale, sobre este verdadero hito en la historia de los vínculos entre arte y movimiento obrero.
Recomendaciones bibliográficas
Caruso, Valeria (2015) “Una experiencia informativa del sindicalismo combativo: El Semanario CGT”, Trabajos y Comunicaciones, 2da Época, nº 41, marzo.
Mestman, Mariano (2016) “Entre la Novela y el periódico obrero; entre Ongaro y Perón. Walsh y el semanario CGT (1968-1969)”, Cuadernos LIRICO, nº 15.
07mayTodo el día1997: La pueblada de Tartagal y Mosconi (Salta)Por José Daniel Benclowicz
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Asambleas populares y rebelión contra la crisis y la desocupación Cuando la crisis provocada por las políticas neoliberales del gobierno
EFEMÉRIDE
Asambleas populares y rebelión contra la crisis y la desocupación
Cuando la crisis provocada por las políticas neoliberales del gobierno peronista de Carlos Menem se tornó insostenible en Tartagal y Mosconi, los vecinos organizados decidieron bloquear la ruta nacional N° 34 para visibilizar sus reclamos. A pesar de las amenazas de represión, el corte se prolongó durante siete días, a lo largo de los cuales se desarrollaron Asambleas Populares masivas que impusieron importantes reivindicaciones.
Tartagal y Mosconi son dos localidades petroleras ubicadas en el norte de Salta, fuertemente afectadas por la privatización de YPF, que terminó disparando los niveles de desocupación e indigencia en la zona. Saltaron a la tapa de los diarios nacionales en mayo de 1997, cuando se convirtieron en escenario de un masivo y prolongado corte de la estratégica ruta nacional n° 34, que conecta el noroeste argentino con Bolivia. El corte fue el punto de llegada de un proceso de organización de una comunidad que venía reclamando por la falta de trabajo y la dramática situación social y que se mantenía atenta a las protestas que se registraban en otros puntos del país. En particular, la Asamblea de Vecinos que impulsó el corte tuvo presente la pueblada que se había registrado el año anterior en Cutral Co y Plaza Huincul (Neuquén).
A lo largo de los siete días que se extendió la protesta se celebraron asambleas populares masivas que improvisaron mecanismos de democracia directa, poniendo en cuestión el funcionamiento del sistema político representativo. El movimiento involucró prácticamente a todos los grupos sociales: trabajadores ocupados y desocupados, comunidades aborígenes, comerciantes, empresarios, y estudiantes secundarios, entre otros. Dentro de los sectores políticos, participaron dirigentes de todos los partidos opositores al gobierno provincial del PJ encabezado por Juan Carlos Romero; distintos referentes de izquierda, en particular, jugaron un papel destacado.
Al promediar la pueblada, se paralizaron todas las actividades y una Asamblea Popular aprobó el petitorio definitivo, que incorporó reivindicaciones que surgieron en los distintos municipios de la zona, que se fueron sumando e instalando sus propios piquetes en la ruta y en los pasos vecinales. Así, todo el departamento San Martín quedó incomunicado y bajo control de los manifestantes, que exigieron entre otras cosas puestos de trabajo, fondos de desempleo, obras de infraestructura, refinanciación de deudas, créditos blandos y asistencia social. Finalmente, tras obtener importantes concesiones por parte de las autoridades, el corte fue levantado el 14 de mayo de 1997.
La pueblada logró imponer condiciones significativas, incluyendo, además de buena parte de los reclamos mencionados, el desplazamiento de intendentes y concejales. El incumplimiento de los acuerdos por parte de los gobiernos nacional y provincial motivó nuevos cortes y puebladas en la región, que hicieron visibles las importantes carencias que persistían y dejaron planteado un formato de protesta que hicieron suyo los trabajadores desocupados y que signó toda esa etapa de fuerte crisis política y económica en el país.
Recursos
Entrevista a Pepino Fernández, dirigente de desocupados de Mosconi, quienes cobraron una creciente visibilidad tras la pueblada.
Benclowicz, José (2014). “De los piquetes a las puebladas. Representaciones y acciones comunitarias en el norte de Salta” en Estudios, n° 32, CEA-Universidad Nacional de Córdoba.
Svampa, Maristella y Pereyra, Sebastián (2003). Entre la ruta y el barrio. Buenos Aires: Biblos.
15mayTodo el día1946: El Malón de la PazPor Marcelo Valko
EFEMÉRIDE
“Si no hay justicia que no haiga leyes” En mayo de 1946, iniciaba su marcha desde el norte argentino el
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“Si no hay justicia que no haiga leyes”
En mayo de 1946, iniciaba su marcha desde el norte argentino el Malón de la Paz, como se conoció a la delegación de las comunidades kollas que se dirigió a Buenos Aires para llevarle al nuevo gobierno de Perón el reclamo por la restitución de sus tierras.
A mediados del siglo XX, las comunidades kollas de Jujuy y Salta continuaban padeciendo condiciones de explotación extremas: usurpación de territorios, castigos corporales y hasta el medieval derecho de pernada por el cual los hacendados abusaban sexualmente de las mujeres. Por ello, y por las expectativas generadas ante las promesas del nuevo gobierno, las comunidades deciden llevar su principal reclamo a Buenos Aires: la restitución de sus tierras. Durante casi tres meses de caminata, el Malón de la Paz y sus 174 integrantes estuvieron instalados como tema cotidiano en los medios de difusión. Radios, periódicos y noticieros como Sucesos Argentinos se ocuparon de los kollas, brindándoles un espacio destacado con titulares, entrevistas y primeras planas. Este insólito interés por una protesta indígena se relacionaba con el propósito inicial del gobierno de convertir el justo reclamo kolla en un ejemplo de los alcances de la nueva Justicia Social. Cuando el Malón de la Paz ingresó a la provincia de Buenos Aires, millares de personas salieron a su encuentro y, emulando sus reclamos, se crearon varios comités Pro Reforma Agraria. El 3 de agosto, finalmente, el Malón de la Paz llegaba a Plaza de Mayo, siendo aclamado por una multitud. En un episodio inédito, en el balcón de la Casa Rosada varios de sus integrantes fueron abrazados por el presidente Perón, quien aseguró: “den por hecho lo pedido”. Paradójicamente, tras la apoteótica recepción, los indígenas argentinos fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes.
El gobierno, advirtiendo los apoyos obtenidos por el Malón, comprendió que había ingresado en un terreno peligroso. Si otorgaba las parcelas, podría lanzarse sobre el Ejecutivo una lluvia de reclamos de indígenas y chacareros necesitados de tierras. El presidente no tenía demasiadas opciones: expropiar y devolver la tierra a los kollas o quitarlos de la vidriera nacional. Y es así que desaparecieron de los medios de comunicación. Tres semanas después de su llegada, una fuerza conjunta compuesta por cientos de soldados de la marina de guerra y una brigada lanzagases de la Policía Federal rodeó el Hotel de los Inmigrantes para desalojarlos. Los maloneros fueron secuestrados y arrojados dentro de un tren que marchó de regreso con custodia armada hasta Abra Pampa, Jujuy.
Todo el racismo que había permanecido agazapado en los márgenes de las notas periodísticas afloró incontenible. De la noche a la mañana se “descubre” que los kollas “no eran indios”, y mucho menos, argentinos. Aprovechando su procedencia norteña se los “bolivianiza”. Uno de los ejemplos más patéticos fue protagonizado por el diputado jujeño Teodoro Saravia, cuando gritó desde su banca: “en Jujuy no existen indios ni kollas”. ¡Santo remedio! Si no eran indios, ni argentinos, el problema de las tierras desaparecía.
Más allá de intereses que aún hoy intentan negar e invisibilizar la existencia de un país pluriétnico, las voces del Malón de la Paz continúan vigentes, la memoria intacta y un nuevo paradigma asoma en el horizonte. Es lento, pero viene…
Recursos
La frase que da título a la efeméride proviene del Diario de Viaje del artista puneño Hermógenes Cayo (1907-1968), imaginero, santero y telero, en el que testimonia las peripecias del Malón de la Paz: “(.) mala suerte la nuestra (.) los ricos quedarán, pero habrá un día que se igualarán todas estas cosas, que nos han hecho esos momentos (.) si no hay justicia que no haiga leyes (.)” (página 48)
Valko, Marcelo (2012) Los indios invisibles del malón de la paz: de la apoteosis al confinamiento secuestro y destierro, Buenos Aires, Peña Lillo – Ediciones Continente.
Centro de Estudios sobre los Pueblos Originarios, Los diarios del malón de la paz. Hermógenes Cayo y Mario Augusto Bertonasco, Ediciones de la Biblioteca Nacional, 2023. Prólogo y notas de Marcelo Valko.
29mayTodo el día1969: El CordobazoPor Laura Ortiz
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La mecha de la rebeldía El Cordobazo inició un ciclo de ofensiva y radicalización política contra la dictadura encabezada por Juan
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La mecha de la rebeldía
El Cordobazo inició un ciclo de ofensiva y radicalización política contra la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía. Su principal protagonista fue la juventud obrera y estudiantil.
El Cordobazo fue una revuelta obrera y popular iniciada con un paro activo coordinado por las dos CGT regionales de Córdoba (De los Argentinos y Azopardo). Los reclamos eran variados, pero se concentraron en la oposición a un decreto del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía por el cual se derogaba una serie de derechos laborales. Uno de ellos era el “sábado inglés”, por el cual se trabajaban 44 horas semanales y se cobraban 48, cubriendo el descanso de la tarde del sábado. Además, se congelaban los salarios, se suspendían los convenios colectivos y había una resistencia a las quitas zonales que permitían a las empresas radicadas en el interior pagar salarios menores que los de Buenos Aires. A ello se sumaron los reclamos de lxs estudiantes por el respeto de la autonomía universitaria, una lucha iniciada en 1966 y que había sido ya duramente reprimida en varias ocasiones.
La organización de la movilización obrera y estudiantil del 29 de mayo había planificado los ingresos de las distintas columnas en dirección al centro de la ciudad, pero no pudo prever que los enfrentamientos desbordarían los ánimos y provocarían el estallido popular. Debido a la represión estatal, fue asesinado el obrero mecánico Máximo Mena, lo que precipitaría la confrontación entre lxs manifestantes y la policía. Durante la tarde de ese día, se declaró el toque de queda y las tropas del ejército se hicieron cargo de controlar la ciudad, aunque la resistencia continuó durante la noche en el Barrio Clínicas, espacio habitado especialmente por universitarixs. El saldo oficial, según la prensa de la época, fueron 34 muertxs, 400 heridxs y 2000 detenidxs. A los principales dirigentes se los juzgó y condenó por medio de tribunales militares.
El Cordobazo no fue un hecho aislado, sino que formó parte de un ciclo de muchos otros “azos” que estallaron en distintas ciudades argentinas entre fines de la década de 1960 y comienzos de la de 1970. Sin embargo, el de Córdoba se erigió en la memoria colectiva como un monumento a la capacidad de rebelión contra el autoritarismo dictatorial. A partir de este hito histórico, se representará a la movilización obrera y popular como motor de cambios políticos, ya que provocó la renuncia inmediata del gobernador Carlos Caballero y debilitó el poder de Onganía, quien sería reemplazado al poco tiempo. La unidad entre distintos sectores del movimiento obrero, como también la alianza con el estudiantado y con otros sectores de la ciudadanía cordobesa fueron factores clave para que el hecho tuviera lugar. Algunas de las consecuencias de este acontecimiento significaron luego el fortalecimiento de las organizaciones de izquierda revolucionaria y de sindicatos clasistas y combativos en todo el país, todos ellos protagonistas del ciclo de radicalización iniciado en mayo de 1969.
Recursos
Topografía de la rebeldía
Dossier sobre acontecimientos del Cordobazo, Archivo Provincial de la Memoria Córdoba
Entrevista a Nené Peña
Una de las protagonistas del Cordobazo, revista Alfilo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba
Recomendaciones bibliográficas
Brennan, James y Gordillo, Mónica (1994) “Protesta obrera, rebelión popular e insurrección urbana en la Argentina: el Cordobazo”, Estudios (4), 1994, pp. 51-74.
Ortiz, María Laura (2019) Con los vientos del Cordobazo. Los trabajadores clasistas en tiempos de violencia y represión. Córdoba: Edit
15junTodo el día1973: La CGT clasista de SaltaPor Rodolfo Laufer
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Rebelión sindical en el norte Al calor de la radicalización obrera abierta por el Cordobazo y de la oleada de movilización
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Rebelión sindical en el norte
Al calor de la radicalización obrera abierta por el Cordobazo y de la oleada de movilización social que acompañó el retorno del peronismo al gobierno, en 1973 nacía la llamada “CGT clasista, antiimperialista y peronista” de Salta.
De manera para muchxs sorpresiva, en junio de 1973 “Salta la Linda” se convirtió en un nuevo foco de la rebelión obrera que recorría por entonces la Argentina. Con una economía esencialmente agraria y agroindustrial, dominada por un reducido núcleo de empresarios nacionales y extranjeros, la belleza de los paisajes de la provincia disimulaba un cuadro social calamitoso para sus trabajadorxs: altos índices de pobreza y desocupación, sobreexplotación en los surcos y fábricas, y enfermedades como el paludismo, la tuberculosis y el Chagas.
Al igual que en el resto del país, la dictadura instaurada en 1966 desencadenó en la provincia una oleada de luchas obreras y estudiantiles cuyo pico sería el Salteñazo, el 21 de mayo de 1969, días antes del Cordobazo. En este marco, nacieron nuevas organizaciones sindicales y crecieron sectores combativos y antiburocráticos en gremios como tabacaleros, rurales, administración pública y muchos otros. Junto con esto, fueron cobrando fuerza organizaciones políticas revolucionarias, cuya principal expresión en Salta fue el Frente Revolucionario Peronista (FRP) dirigido por Armando Jaime y Juan Carlos Salomón.
En marzo de 1973, las elecciones llevaron a la gobernación salteña a Miguel Ragone, un dirigente del ala progresista del peronismo provincial. En este contexto, y al compás de la movilización social y las tomas que recorrían la Argentina, tuvo su nacimiento la “CGT clasista de Salta”. En medio de violentas disputas entre distintos sectores de las cúpulas sindicales locales, el 15 de junio centenares de trabajadorxs ocuparon el local de la central obrera y proclamaron un triunvirato compuesto por Oscar Aramayo (Obreros del Tabaco), Alberto Abán (Obreros Rurales) y Segundo Arturo Álvarez (Vendedores Ambulantes). La flamante dirección definió a la nueva CGT Salta como clasista, antiimperialista y peronista, enarbolando a su vez “los postulados de la liberación nacional y la construcción del socialismo”. Se lanzó entonces una intensa actividad, realizando asambleas diarias en el local, formando comisiones de trabajo y organizando movilizaciones. A sus apoyos sindicales en la provincia, se sumó pronto el respaldo de figuras nacionales como Agustín Tosco, Raimundo Ongaro y René Salamanca.
El cambio de coyuntura política tras la “masacre de Ezeiza”, y la ofensiva desatada desde el peronismo ortodoxo y la CGT Nacional contra la provincia, terminarían por sellar la suerte de la “CGT clasista de Salta”. El 17 de julio de 1973, un operativo policial desalojó el local y la central obrera fue intervenida. Aun así, sus ecos seguirán resonando como un recordatorio de que el norte obrero también era parte de la Argentina de los “azos”.
Recursos
Comunicados de la “CGT clasista de Salta”, publicados en la revista Militancia Peronista para la Liberación N° 3, del 28 de junio de 1973 (pág. 33).
Anteproyecto del Frente de Agrupaciones Clasistas y Combativas (FACC) impulsado por el Frente Revolucionario Peronista (FRP).
Nota sobre el Salteñazo de lxs historiadores salteños Alejandra Soler y Carlos Abrahan.
Recomendaciones bibliográficas
Laufer, Rodolfo (2018). “La CGT clasista de Salta, 1973”. Documentos y Comunicaciones 2017, PIMSA, Buenos Aires.
Bonavena, Pablo (2009). “Guerra contra el campo del popular en los ´70. Juan Domingo Perón, la depuración ideológica y la ofensiva contra los gobernadores”. En Inés Izaguirre y colaboradores, Lucha de clases, guerra civil y genocidio en la Argentina. 1973-1983. Antecedentes, desarrollo, complicidades. Buenos Aires: EUDEBA.
26junTodo el día2002: LA MASACRE DE AVELLANEDAPor Mariano Pacheco
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PUENTE PUEYRREDÓN: UN SÍMBOLO DE LAS LUCHAS DESDE ABAJO Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los jóvenes asesinados por la
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PUENTE PUEYRREDÓN: UN SÍMBOLO DE LAS LUCHAS DESDE ABAJO
Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los jóvenes asesinados por la policía en la represión a la movilización piquetera, sintetizan en sus figuras el recorrido de la generación militante de 2001.
El miércoles 26 de junio de 2002, a escasos seis meses de la insurrección popular del 20 de diciembre, un conjunto de organizaciones sociales se movilizó una vez más en el marco de un plan de lucha. Entre las reivindicaciones se encontraban el aumento general del salario básico, la duplicación del monto de los subsidios para lxs desocupadxs, obtención de alimentos para los comedores barriales, mejoras en salud y educación y el desprocesamiento de lxs luchadorxs populares. También, la solidaridad con Zanón, una fábrica ceramista de Neuquén recuperada por sus trabajadorxs que corría peligro de ser desalojada.
La movilización tuvo su epicentro en el Puente Pueyrredón, que une el distrito bonaerense de Avellaneda con la Ciudad de Buenos Aires. Con fuerte desarrollo en la zona sur, los Movimientos de Trabajadores Desocupados enrolados en la Coordinadora Aníbal Verón y el Movimiento Teresa Rodríguez marcharon desde la Plaza Mitre y la estación Avellaneda (hoy renombrada “Estación Maximiliano Kosteki y Darío Santillán”). Al llegar al puente se encontraron con un enorme operativo de seguridad. Poco después, la Policía Bonaerense inició una violenta represión, disparando con balas de goma y gases lacrimógenos, pero también con munición de plomo. El saldo fue el asesinato a sangre fría de Maxi y Darío, junto a una treintena de heridxs de gravedad. Por el hecho fueron juzgados el entonces comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta, para ser en el año 2006 finalmente condenados a prisión perpetua.
La represión de la movilización piquetera se produjo cuando el presidente interino Eduardo Duhalde estaba llevando adelante negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, que presionaba para que el gobierno argentino pusiera orden y disciplina mediante la represión a una sociedad convulsionada. Una sociedad que aún continuaba en movimiento después de las jornadas insurreccionales del 19 y 20 de diciembre del 2001, las que habían llevado a la renuncia y huida en helicóptero del presidente Fernando De La Rúa, quien dejaría tras de sí más de treinta compatriotas asesinadxs por la represión.
Las figuras de Maxi y Darío se transformaron en uno de los símbolos más potentes de aquel ciclo de luchas desde abajo que había comenzado con las puebladas y cortes de ruta de mediados de los años noventa. Esas formas de organización y movilización siguen vigentes en la consolidación de las organizaciones de la economía popular que pelean por derechos colectivos y para que el Estado reconozca el rol central que los movimientos sociales ocupan en la escena contemporánea.
Recursos
“Breve semblanza de Maxi y Darío” por Mariano Pacheco
Poema: “Pasión por la justicia” por Vicente Zito Lema (2005)
“Los libros de Darío Santillán” por Pablo Solana (2018)
Recomendaciones bibliográficas
Hendler, Ariel; Pacheco, Mariano; Rey, Juan (2022). Darío Santillán. El militante que puso el cuerpo. Buenos Aires: Sudestada.
30junTodo el día1972: EL MANZANAZO EN SANTA FEPor Andrea Raina
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UN AZO DE LA MEMORIA El Manzanazo fue la resistencia colectiva que trabajadorxs, estudiantes y vecinxs de la ciudad
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UN AZO DE LA MEMORIA
El Manzanazo fue la resistencia colectiva que trabajadorxs, estudiantes y vecinxs de la ciudad de Santa Fe lograron sostener frente a la represión policial de la protesta popular, mediante barricadas, piedras y manzanas provenientes de un tren de carga detenido por lxs manifestantes.
El 30 de junio de 1972, tras veinte días de una huelga decretada por la Asociación Sindical de Obreros y Empleados Municipales (ASOEM), se concretaba el paro general con movilización convocado por la CGT regional. La medida se transformaría en un repudió general contra la dictadura que hubo de amalgamar amplias solidaridades: la de los gremios que venían luchando por aumentos salariales; la de lxs estudiantes secundarixs que reclamaban el Medio Boleto Estudiantil; la de universitarixs movilizadxs, la de las organizaciones vecinales movilizadas contra la carestía de la vida.
El conflicto de lxs municipales venía de lejos. A comienzos de 1972, ASOEM había logrado la ansiada equiparación salarial con Rosario, pero la normativa habría de ser vetada por el gobernador Guillermo Rubén Sánchez Almeyra. Lxs trabajadorxs respondieron organizándose en asamblea permanente y mediante paros graduales que afectaban no sólo las tareas administrativas sino también la recolección de residuos, el servicio de limpieza, la inspección del tránsito y la actividad del frigorífico municipal, poniendo a la ciudad al borde de una crisis general y sanitaria.
La jornada de protesta del 30 de junio comenzó con un importante acatamiento al paro, tanto en el centro como en los barrios. Las columnas de manifestantes avanzaron sobre la Municipalidad desde distintos puntos de la ciudad. A su paso formaron barricadas, teniendo que enfrentarse a los primeros operativos policiales. Llegado el mediodía, ante la virulencia de los combates callejeros, el gobernador dio lugar a la actuación del ejército.
Por la tarde el foco de tensión se desvió al oeste, cuando un grupo de vecinxs del barrio Villa del Parque detuvo un tren de carga que transportaba frutas, cortó las calles con el fuego de los cajones, y resistió la represión policial y militar a manzanazos limpios. Piedras y miguelitos acompañaban el arsenal. Las fogatas sobre las vías de los convulsionados barrios de Villa del Parque y Santa Rosa de Lima obligaron al desvío de los trenes que debían entrar a la ciudad. Las ollas populares que las organizaciones vecinales habían montado durante las semanas previas en apoyo a lxs municipales se convirtieron en focos de resistencia a los gases lacrimógenos y a los disparos al aire de la policía y el ejército. Pese a todo, el saldo represivo sería moderado: 30 detenidxs y algunxs heridxs de poca gravedad.
El conflicto terminó tres días después con un beneficioso acuerdo: no se aplicaron sanciones administrativas al personal, el régimen salarial de la Municipalidad de Santa Fe se equiparó al de la administración provincial y se consiguió una bonificación compensatoria para todas las categorías de la administración local.
El Manzanazo forma parte de la memoria colectiva de la ciudad como un símbolo de la unidad en la lucha de trabajadorxs, vecinxs y estudiantes. Pasados 50 años, este azo de la memoria merece, sin dudas, su lugar en el panteón de los azos que hilvanan la historia de las luchas populares del período.
Recursos
Artículo sobre el Manzanazo, incluye entrevista a un protagonista (dirigente municipal) y un volante de la huelga. Revista Antropología del Tercer Mundo N° 11 (agos-sept 1972)
Entrevista a un militante de la Agrupación Peronista de Empleados Municipales (APOEM). Revista Nuevo Hombre N° 31 (julio 1972)
Noticia sobre el Manzanazo. Diario El Litoral (1-7-1972)
Recomendaciones bibliográficas
Raina, A. (2021). “El ’72 en Santa Fe: contienda política y un ‘azo’ en la memoria”. En revista Contenciosa, Universidad Nacional del Litoral, (11), 2 .
03julTodo el día1973: El TampierazoPor Laura Ortiz
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Barricadas y represión en San Francisco Todo comenzó con un reclamo de lxs trabajadores de la fábrica Tampieri en la
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Barricadas y represión en San Francisco
Todo comenzó con un reclamo de lxs trabajadores de la fábrica Tampieri en la ciudad de San Francisco, (Córdoba), motivado por atrasos en el pago de los salarios. La CGT local convocó a una huelga y su movilización sería duramente reprimida por la policía de la provincia.
A fines de 1960 y comienzos de 1970, la ciudad de San Francisco era uno de los polos industriales y agrícolas del país. Sin embargo, en los años 1968 y 1971 sucedieron intensas sequías que provocaron una disminución de la producción triguera en la región que afectó a muchos establecimientos molineros. En ese contexto, la empresa Tampieri y Cía. decidió cerrar su fábrica de galletitas e inició el proceso de venta de su establecimiento de fideos. Ante las deudas impagables, la empresa comenzó a demorar el pago de los salarios hasta quedar prácticamente paralizada a principios de 1973. Sin embargo, para lxs obrerxs de Tampieri los problemas de la fábrica no se debían al clima sino a una mala administración de parte de los dueños de la empresa. Ante la sensación de que peligraban las fuentes laborales, y en un contexto regional marcado por la movilización obrera y popular posterior al Cordobazo, lxs trabajadorxs ocuparon la planta el día 16 de julio de 1973. En solidaridad con ellxs, la CGT regional San Francisco convocó a una huelga para toda la ciudad el 30 de julio de 1973.
Durante la jornada de protesta se paralizaron 430 fábricas y 2.500 comercios. La manifestación atacó la casa del propietario de la empresa y también la del dueño del diario local “La Voz de San Justo”, que reproducía las versiones patronales sobre el conflicto. Lxs manifestantes terminaron ocupando el casco céntrico y fueron duramente reprimidos por la Guardia de Infantería de la Provincia de Córdoba. El saldo final fue una decena de heridos y detenidos, y la muerte de un adolescente alcanzado por las balas. Para la resolución del conflicto arribó a la ciudad el tradicional dirigente sindical y vicegobernador de la provincia Atilio López. Allí se reunió con Oscar Liwacki, secretario general de la CGT de San Francisco, y se acordaría buscar una solución al conflicto.
Estos hechos fueron conocidos luego como “Tampierazo”, “Cordobacito” o “Sanfranciscazo”. No se trató, sin embargo, del primer estallido en la historia de la ciudad, ya que en 1929 había sucedido otro similar que paralizó a la ciudad por más de tres meses, iniciado con una huelga en la misma fábrica.
El Tampierazo de 1973 tiene conexión con el presente, ya que el dirigente cegetista Liwacki fue secuestrado el 12 de mayo de 1976, junto a otrxs sanfrancisqueños que continúan desaparecidxs hasta hoy. Según se comprobó en el juicio conocido como “Megacausa La Perla”, estas desapariciones habían sido pedidas en una editorial del diario “La Voz de San Justo”, publicada en abril de 1976. Allí el director del diario requería al gobierno militar recién asumido que “limpiara la ciudad de subversivos”, en referencia a quienes habían sido “marcados” por su participación en el Tampierazo.
Recursos
Nota sobre la apertura de archivos de la empresa Tampieri con información sobre la composición de grupos de sus trabajadorxs y las condiciones laborales de distintas
Recomendación bibliográfica
Gómez, J. (2006) “Huelga y rebelión obrera en San Francisco: el Tampierazo”. Historia Política, Documento de trabajo N° 9, Córdoba.
Miguel Ángel Tampieri (2000), Crónicas de un Inmigrante Bolognés, ed. Triunfar, Córdoba.
13julTodo el día1994: La Carpa de la SolidaridadPor Pablo Ghigliani
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Un símbolo de la lucha contra el neoliberalismo Instalada por el gremio de Luz y Fuerza de Mar del Plata
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Un símbolo de la lucha contra el neoliberalismo
Instalada por el gremio de Luz y Fuerza de Mar del Plata frente a la empresa ESEBA el Día del Trabajador de la Electricidad, la Carpa de la Solidaridad sería levantada después de siete meses y once días luego de un verdadero triunfo: la reincorporación de los últimos despedidos que aún quedaban en la calle.
Aunque la reincorporación de lxs 23 despedidxs por ESEBA fuera su reclamo emblemático, la disputa tenía raíces mucho más profundas. Apenas meses antes, la conducción del gremio había sido reelegida con un programa anti-neoliberal que denunciaba el congelamiento salarial y los tickets canasta; proclamaba la defensa del convenio colectivo frente a la flexibilización laboral propiciada por los acuerdos del sindicalismo empresario de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlyf); confrontaba los retiros voluntarios financiados con los préstamos del Banco Mundial; y rechazaba de plano la privatización. Nada nuevo. Después de todo, había sido esta misma conducción gremial la que había inaugurado su mandato parando en 1988 contra el desguace en cuotas de la empresa provincial de energía -DEBA- impulsado por la gobernación del peronista Antonio Cafiero.
Seis años después, crisis hiperinflacionarias mediante, transformada DEBA en sociedad anónima bajo el nombre de ESEBA, desmembrada y en liquidación la empresa Agua y Energía, malvendida SEGBA; expulsados de la Fatlyf por los representantes del sindicalismo empresario y en plena avanzada menemista, la privatización parecía inevitable.
Fue en este contexto profundamente adverso cuando la carpa se incorporó al imaginativo repertorio que venía desplegando el gremio en sus batallas. De entrada nomás, arrancó con olla popular y juntada de firmas. Pronto se incorporó al paisaje cotidiano de la ciudad como lugar de encuentro de lxs trabajadorxs lucifuercistas y de la militancia. Conscientes, además, de la imposibilidad de enfrentar la privatización en soledad, el gremio cultivó con ahínco las más amplias alianzas sociales. Por la Carpa de la Solidaridad desfilaron representantes de las más diversas organizaciones políticas, sociales, comunitarias y culturales. En su seno, se desarrollaron y alojaron un sinfín de actividades, desde el día del niño hasta recitales. Su presencia motorizó nuevas acciones de protesta, entre las que se destacaron tres ayunos y varias marchas de antorchas que iluminaron los anocheceres marplatenses.
En el acto que coronó la finalización del conflicto, José Rigane, secretario general del gremio, señaló que la carpa había evidenciado que organizados, unidos y solidarios, no sólo era posible luchar sino también vencer; pero que el verdadero sentido de la gesta quedaría demostrado en la capacidad futura de continuar la pelea. Aunque la privatización no pudo evitarse, sí se evitaron algunos de los atropellos de la nueva empresa EDEA, gracias a que otra carpa, -la Carpa de la Dignidad-, se mantendría de pie durante 15 meses y 15 días entre julio de 1997 y octubre de 1998.
Recursos
Revista “8 de octubre”. Desde su primer número aparecido en el mes de julio de 1987, la revista “8 de Octubre”, órgano de prensa del Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata, se destacó por la calidad periodística de sus notas. Para más información sobre los acontecimientos narrados en la efeméride, pueden consultar los números 113 a 119.
Recomendación bibliográfica
Tabaré de Pompeya (1998) De todas las sangres, otra vez el fuego. La novela del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata. Mar del Plata: Sindicato Luz y Fuerza.
18julTodo el día1950: La marcha de la PazPor Gustavo Contreras
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Gesta de las tradiciones antibelicistas de la clase obrera argentina Cuando Perón consultó al pueblo respecto a la posición a adoptar
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Gesta de las tradiciones antibelicistas de la clase obrera argentina
Cuando Perón consultó al pueblo respecto a la posición a adoptar frente a la guerra en Corea que impulsaba Estados Unidos, los trabajadores ferroviarios de los talleres de Pérez respondieron pidiendo la paz con una marcha contundente que recorrería 15 kilómetros por las vías del ferrocarril Mitre, hasta llegar a la ciudad de Rosario.
Conocidas las intenciones estadounidenses de sumar aliados americanos para su avance militar sobre el norte de Corea, -que se encontraba bajo control de los comunistas-, en una alocución radial emitida la noche del 17 de agosto de 1950, Perón anunció que “…el gobierno tomará la actitud que quiera su pueblo y ninguna otra”. Al día siguiente, trabajadores ferroviarios de los talleres Pérez comenzaron a parar sus actividades, mientras iban ganando adhesiones para organizar una manifestación a favor de la paz en respuesta al presidente de la nación. Pronto se sumaron familiares y vecinos de barrios circundantes. De igual modo se plegaron otros gremios, como las obreras de la fábrica de fideos Minetti. La marcha iría congregando entonces diferentes identidades políticas, aunque con un claro predominio numérico del peronismo. Así, en la manifestación pudo escucharse la marcha Los Muchachos Peronistas, se agitaron carteles apoyando a Perón y Evita y participaron dirigentes reconocidos, como el ex senador Demetrio Figueiras.
No obstante, es menester destacar el protagonismo inicial de militantes comunistas, quienes durante varios meses habían estado desarrollando una campaña antibelicista mediante publicaciones, actos relámpagos y juntadas de firmas. Fueron ellos, entonces, los que aprovecharon con astucia las palabras de Perón, dando los primeros pasos para que los ferroviarios expresaran su opinión. El internacionalismo proletario, la oposición a las guerras imperialistas y el rechazo a las ansias de dominación norteamericanas eran convicciones de larga tradición en el movimiento obrero argentino y no les eran ajenas a trabajadoras y trabajadores peronistas. De hecho, las influencias eran mutuas. La Marcha por la paz fue unitaria, prevaleciendo en la movilización la identidad obrera por sobre las preferencias políticas, que estaban, sin dudas, muy presentes.
La marcha avanzó por las vías del ferrocarril Mitre hasta Rosario. Al llegar al centro de la ciudad comenzó a recorrer sus calles, hasta que fue asediada por la policía y luego reprimida y disuelta. Al día siguiente, autoridades de la Unión Ferroviaria, la CGT y el gobierno organizaron un acto repudiando la movilización obrera. El ministro de transporte Juan F. Castro aconsejó: “-nunca abandonen sus tareas si no es por orden del gobierno o para defender al general Perón”. Evidentemente, no todos los peronistas estaban de acuerdo con la consigna. Los ferroviarios se habían permitido dar su opinión mediante una huelga con movilización. De igual modo lo harían pocos meses después, en noviembre de 1950, cuando emprendieran una de las huelgas más significativas del primer gobierno peronista.
Recursos
Recomendaciones bibliográficas
BADALONI, Laura: “Control, memoria y olvido. “Marcha de la Paz” y huelga ferroviaria durante el primer gobierno peronista”, en Contreras, Gustavo y Marcilese, José: “Dossier. Los trabajadores durante los años del primer gobierno peronista. Nuevas miradas sobre sus organizaciones, sus prácticas y sus ideas (1946 – 1955)”, N° 35, Plataforma del Programa Interuniversitario de Historia Política, julio de 2013.
COMASTRI, Hernán, “La Guerra de Corea en las calles: el Partido Comunista de la Argentina y la disputa por la política exterior peronista en 1950”, Cuadernos de Marte, N° 19, 2020, pp. 343-372.
19julTodo el día1924: LA MASACRE DE NAPALPÍPor Alejandro Jasinski
EFEMÉRIDE
Rebelión indígena y crímenes de lesa humanidad En 1924 tuvo lugar en Chaco una de las masacres más atroces de
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Rebelión indígena y crímenes de lesa humanidad
En 1924 tuvo lugar en Chaco una de las masacres más atroces de nuestra historia, cuando el gobierno arremetió contra lxs indígenas que se habían rebelado a causa de la opresión y explotación ejercidas por la sociedad blanca y cristiana. En 2022, a casi un siglo de aquellos hechos, la justicia federal condenó al Estado y ordenó reparar a las comunidades.
En 1911, en la etapa final de la república oligárquica, se llevó adelante la última gran campaña de ocupación militar del Chaco. Producto de ello nació el sistema de reducciones de indios: verdaderos espacios concentracionarios que serían administrados por el Estado Argentino durante más de cuarenta años. La reducción de Napalpí, ubicada en el sudoeste chaqueño, era la más importante, llegando a reunir a más de 1.500 personas de comunidades qom, moqoit y vilelas, que llegaban allí acosadxs por la miseria y la presión del Ejército. La Reducción, dependiente del Ministerio del Interior, operó como principal agente de la brutal transformación de sus vidas y culturas. Lxs beneficiarixs fueron lxs propietarixs de obrajes, lxs colonxs y las grandes empresas de tanino y azucareras, que podrían acceder a mano de obra barata.
A fines de 1923, la zona chaqueña estaba convulsionada. Ante una cosecha de algodón que iba a ser extraordinaria, todos peleaban por la mano de obra. En mayo de 1924, el gobernador del Chaco, Fernando Centeno, decidió directamente prohibir a las comunidades indígenas que salieran del territorio para ir a trabajar a Salta y Jujuy. El descontento de las comunidades pronto se transformó en protesta contra el mundo de los blancos cristianos. Reclamaban libre movilidad, mejores condiciones de trabajo, mayor remuneración y propiedad de la tierra.
Luego de dos meses de una tensión que fue aumentando, la respuesta del Estado y de las clases propietarias fue brutal. El 19 de julio de 1924, alrededor de un centenar de policías, gendarmes y civiles armados se acercaron sigilosamente a la zona de El Aguará, en la Reducción, y dispararon sus modernos Winchester y Máusers a discreción. Llegaron a usar incluso un avión civil, piloteado por un militar, como puede verse en la foto. Luego, remataron a lxs heridxs, mutilaron a lxs muertxs y persiguieron a lxs sobrevivientes. El eco de los hechos llegó a las grandes urbes. Sin embargo, desde el Congreso, el Poder Ejecutivo Nacional y el Poder Judicial del Territorio, una potente maquinaria estatal se puso en funcionamiento para ocultarlos y negarlos.
Casi un siglo después, la justicia nacional ha emitido una sentencia histórica. No importa cuánto tiempo haya transcurrido: la represión fue lo suficientemente grave como para ser considerada de lesa humanidad. El juicio reconstruyó los hechos minuciosamente para terminar condenando al Estado Nacional por homicidios agravados, con ensañamiento y brutalidad, y reducción a la servidumbre, en el marco de un proceso de genocidio. Así, la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, iniciada contra los crímenes del terrorismo de Estado de los 70’s, ha dado un gran paso, extendiendo sus horizontes hacia otro de los grandes episodios de rebelión y masacre de nuestra historia.
Recursos
“Dos, tres, muchos Napalpí”
Nota de Alejandro Jasinski en El Cohete a la Luna, 22 de mayo de 2022. Presenta una crónica y análisis del juicio por la verdad y la sentencia dictada el 19 de mayo de 2022 en Chaco.
Sentencia y Fundamentos de “Masacre de Napalpí s/ Juicio por la Verdad”
Juzgado Federal N° 1 de Resistencia, 30 de junio de 2022. En 227 páginas, la jueza federal Zunilda Niremperger ofrece los fundamentos de la sentencia dictada el 19 de mayo de 2022.
Recomendaciones bibliográficas
Mignoli, L. y Musante, M. (2018). “‘Los cuervos no volaron una semana’. La masacre de Napalpí en clave de genocidio”. Revista de Estudios sobre Genocidio, Año 9, Vol. 13, Buenos Aires.
Chico, Juan (2016). Las voces de Napalpí. Resistencia: ConTexto Libros.
20julTodo el día1976: El Apagón en JujuyPor Silvia G. Nassif
EFEMÉRIDE
De la noche del Apagón de 1976 a la antorcha de esperanza del pueblo jujeño Durante la última dictadura argentina,
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De la noche del Apagón de 1976 a la antorcha de esperanza del pueblo jujeño
Durante la última dictadura argentina, en la provincia de Jujuy, las fuerzas represivas en vinculación con la empresa Ledesma secuestraron en una semana a cientos de personas. Estos hechos son recordados como La Noche del Apagón.
Entre el 20 y 27 de julio de 1976, en el contexto de la última dictadura, las localidades de Libertador General San Martín y Calilegua, del departamento de Ledesma en Jujuy, quedaron sumidas en la oscuridad cuando se interrumpió intencionalmente el suministro eléctrico. Fue entonces cuando las fuerzas de seguridad secuestraron a cientos de trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionales y amas de casa. Más de 30 de esas personas continúan desaparecidas en la actualidad.
De los operativos represivos participó activamente la empresa Ledesma, identificando a las personas a secuestrar, proporcionando información y brindando camionetas para trasladar a las víctimas. En marzo de 2023, Carlos Pedro Blaquier, propietario de la empresa, falleció sin haber sido juzgado por estos crímenes debido a las demoras del sistema judicial, evidenciándose una forma de “impunidad biológica”.
Durante los años previos al Apagón, el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del ingenio Ledesma (SOEAIL) era dirigido por una comisión combativa que logró importantes conquistas: mejoraron sus condiciones laborales, construyeron viviendas y obtuvieron una mejor asistencia sanitaria para los trabajadores. Este proceso de radicalización en Jujuy se unió a un heterogéneo y combativo movimiento obrero a nivel nacional, fortaleciéndolo. La recuperación del sindicato azucarero coincidió con la intendencia de Libertador a cargo de Luis Ramón Aredez, quien además había sido médico del sindicato y actualmente continúa desaparecido. Aredez intentó cobrar impuestos y solicitar mejoras a la empresa Ledesma, que históricamente había estado protegida por el poder político.
A partir de marzo de 1976, el proceso represivo se intensificó a nivel nacional, dejando su huella en Jujuy durante el Apagón. Desde el mismo momento en que ocurrieron estos crímenes, familiares de las víctimas, como Olga Aredez, iniciaron la búsqueda de sus seres queridos. En 1983, se unirían en las Marchas del Apagón, exigiendo memoria, verdad y justicia.
Casi medio siglo después, nuevamente el pueblo jujeño vuelve a encender una luz de esperanza. Al igual que cuando enfrentaron a los conquistadores españoles, y en los años ’90 del siglo XX, cuando desafiaron las políticas del menemismo, las actuales protestas pululan por todo Jujuy como un reguero de pólvora. Hoy, la persistente lucha de las víctimas del terrorismo de Estado del Apagón ilumina el camino del indomable pueblo jujeño.
Recursos
Maisel, Delia (2007). Memorias del apagón. La represión en Jujuy: 1974-1983. Buenos Aires: Nuestra América Editorial.
Programa Verdad y Justicia de la Nación, Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Ingenio Ledesma, en Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado, Tomo I, Buenos Aires: Infojus, pp. 113 – 152.
22agoTodo el día1951: El cabildo abierto de la CGTPor Gustavo Contreras
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“Perón con Evita”: la fórmula presidencial de la central obrera En un acto multitudinario desarrollado en la avenida 9 de julio
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“Perón con Evita”: la fórmula presidencial de la central obrera
En un acto multitudinario desarrollado en la avenida 9 de julio de la ciudad de Buenos Aires, la Confederación General del Trabajo (CGT) impulsó y encabezó el denominado Cabildo Abierto para promover por su cuenta la fórmula presidencial Juan Perón – Eva Duarte de Perón.
Al ser convocadas las elecciones presidenciales para noviembre de 1951, la CGT se adelantó en impulsar la reelección de Perón. En abril de aquel año comenzaría entonces su campaña proselitista, la que pronto sumaría a la fórmula electoral el nombre de Eva Perón como candidata a la vicepresidencia de la Nación. Ella era una referencia destacada para la central obrera y al mismo tiempo era considerada una garantía para la defensa y la promoción de sus reivindicaciones.
La iniciativa de la CGT tuvo su punto más alto de expresividad en el llamado Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951. Las y los manifestantes llegaron procedentes de distintos lugares del país: participaron cientos de sindicatos encolumnados en la CGT, así como distintas agrupaciones políticas del peronismo. Probablemente éste haya sido el acto sindical y político más concurrido hasta aquella fecha, superando ampliamente el millón de personas. No es un dato menor que haya sido promovido y organizado por la central obrera, la cual pretendía seguir incidiendo en el plano político y en la gestión del que consideraban su gobierno.
La fórmula, sin embargo, no prosperó, pese a la insistencia de la multitud. En claro contraste con las recurrentes interpretaciones que hicieron hincapié en la pasividad y la obsecuencia de la masa obrera respecto a las figuras principales del peronismo, es llamativo ver cómo, en pleno acto, la concurrencia se permitió presionar y discutir con sus líderes, insistiendo en que fuera aprobada la propuesta de la CGT. No obstante, las resistencias fueron múltiples, tanto fuera como dentro del peronismo. Seguramente por ello, no hubo una respuesta clara aquel día.
Poco después, el 31 de agosto, Eva Duarte emitiría por radio su famoso “renunciamiento”. Se ha mencionado que la decisión estuvo relacionada a sus problemas de salud y a la fuerte presión antiperonista, pero también el hecho puede ser interpretado como una especie de reverso del 17 de octubre de 1945: una decisión para desempoderar y desmovilizar al potente movimiento obrero organizado en la CGT, perspectiva en la que confluían opositores y algunos sectores del propio peronismo. Aún no se conocen las causas últimas de aquella decisión, pero sí sabemos que la CGT fue capaz de proponer su propia fórmula presidencial e impulsarla con una manifestación pública tan contundente y particular que tensionaría todo el arco político del momento, siendo aun hoy en día recordada y analizada.
Recursos
Ofrecemos una ilustración de Daniel Santoro para pensar la efeméride y el lugar de la CGT en el primer peronismo.
Recomendación bibliográfica
Eickhoff, Georg (1996) “El 17 de octubre al revés: la desmovilización del pueblo peronista por medio del renunciamiento de Eva Perón”, Desarrollo Económico Nº 142, págs. 635-660.
23agoTodo el día1962: LA DESAPARICIÓN DE FELIPE VALLESEPor Marcelo Raimundo
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“Un grito que estremece, Vallese no aparece” Secuestrado por un grupo de la Policía Bonaerense que actuaba de incógnito
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“Un grito que estremece, Vallese no aparece”
Secuestrado por un grupo de la Policía Bonaerense que actuaba de incógnito en la Capital Federal, el delegado metalúrgico de 22 años Felipe Vallese se convertiría en un símbolo de lucha. En la actualidad, un proyecto de ley propone declarar la fecha de su desaparición como el “Día del Militante Sindical”.
El 29 de marzo de 1962, un golpe de estado desalojó al presidente Arturo Frondizi, luego que hubiera reconocido el triunfo del peronismo en cinco provincias, entre ellas Buenos Aires, en las elecciones celebradas diez días antes. Las nuevas autoridades restauraron la proscripción de peronistas y comunistas, intensificando la represión para contener las protestas de trabajadores y trabajadoras ante el cuadro de recesión, desempleo e inflación que el plan de estabilización del ministro de economía Álvaro Alsogaray no haría más que agravar. El peronismo respondió con el llamado giro a la izquierda y las 62 Organizaciones Peronistas lanzaron el programa nacionalista y estatista de Huerta Grande. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM), por su parte, amenazaba con tomar fábricas para ponerlas a producir, incorporando a los desempleados del sector.
Este es el contexto en que se produce la desaparición de Vallese, capturado y torturado para intentar que delatase a su amigo de la infancia Alberto Rearte –con quien militaba en la Juventud Peronista– sospechado de asesinar a dos policías. El jefe de brigada Juan Fiorillo fue el principal acusado de su tortura y crimen, quien luego de cumplir una corta condena, ingresaría a la Triple A. Años más tarde, durante la dictadura militar que se inició el 24 de marzo de 1976, habría de ser jefe de tareas cercano al genocida Miguel Etchecolatz, siendo señalado como el secuestrador de Clara Anahí, nieta de María “Chicha” Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.
Vallese rápidamente se convirtió en un símbolo: su martirio lo transformó en una leyenda militante. Aunque en verdad es poco conocida su trayectoria, se dice que una difícil infancia lo forjó desde abajo, que era muy querido en su barrio de Caballito, que como estudiante había participado en las movilizaciones por la educación laica de 1958, que estuvo en la ocupación del frigorífico Lisandro de la Torre en enero de 1959, compartiendo luego la cárcel junto a los líderes de la huelga, y que como delegado era incorruptible. Se le atribuye, además, ser fundador del grupo que reorganizó la Juventud Peronista (JP) junto a Jorge Rulli, Envar El Kadri y Gustavo Rearte y haber formado parte de la acción guerrillera que en 1960 atacó un puesto de la Fuerza Aérea en Ezeiza.
La evocación de su figura se distingue por trascender rivalidades. Tras su secuestro, la UOM pidió legalmente su aparición y la CGT realizó campañas públicas con afiches confeccionados por Ricardo Carpani, bautizando con su nombre el salón principal de su sede central de la calle Azopardo. El peronismo combativo, a su vez, habría de reivindicarlo con mayor compromiso militante: la JP lo homenajeó durante los sesenta con actos y protestas violentas, y en los setenta, las direcciones de distintos gremios serían confrontadas por agrupamientos de base anti-burocráticos que llevaban su nombre. La marca indeleble que dejó su caso en las memorias militantes se hace visible en toda su magnitud en el mito más resistente que rodea su figura: el nombre de Vallese como primer militante desaparecido del país.
Recursos
Afiche de Ricardo Carpani para la campaña de la CGT 1963
Afiche de Ricardo Carpani para la campaña de la CGT 1964
Semanario Compañero (números 1 al 8). Serie de notas de investigación periodística hechas por Pedro Barraza
26agoTodo el día1957: El congreso normalizador de la CGTPor Joaquín Aldao
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La resistencia se organiza El fracaso del congreso de la CGT, organizado por la intervención militar y los gremios aliados
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La resistencia se organiza
El fracaso del congreso de la CGT, organizado por la intervención militar y los gremios aliados a la dictadura para institucionalizar la exclusión del peronismo y el comunismo, consolida la alianza entre las expresiones de la resistencia, dando origen a las 62 Organizaciones.
A dos años del golpe que derrocó al peronismo, bajo la dictadura de Aramburu y con la CGT intervenida por un Capitán de Navío de apellido Patrón (Laplacette), se realizó el primer intento de normalización de la central. Del congreso participaron 673 delegades (3% mujeres) de 98 gremios. El mismo se desarrolló en el salón Les Ambassadeurs de Capital Federal, entre el 26 de agosto y el 5 de septiembre. En el escenario se evidenciaba el antagonismo: delegades en el centro, “barras bravas” de un lado (peronistas y comunistas) y “comandos civiles” del otro. La dictadura y sus aliados esperaban avanzar sobre la reforma del estatuto “peronista” de la CGT para, finalmente, elegir nuevas autoridades. El proceso sindical emulaba lo que sucedía por esos días en el Congreso, dónde una Convención Constituyente de escueta representatividad derogaba la Constitución de 1949, dando paso a un llamado a elecciones.
Dos años de persecución, encarcelamiento y proscripción de miles de dirigentes y obreros (sobre todo peronistas y comunistas) facilitaron que una mayoría de dirigentes afines a la dictadura se ubicaran en la conducción de los principales gremios, augurando controlar el proceso normalizador. Sin embargo, el transcurrir de los días evidenciaría la creciente influencia de una nueva generación de dirigentes, peronistas, comunistas e independientes vinculados a la resistencia y, desde febrero de aquel año, en proceso de organización en la Comisión Intersindical. Delegades de 62 gremios (entre ellos José Rucci y Agustín Tosco) tejieron una alianza táctica que permitió obtener una ajustada ventaja. La mayor parte del movimiento obrero se unía para derrotar los planes de unificación de la central ante un régimen dictatorial y represivo.
La moción que definió el escenario solicitaba crear una Comisión Verificadora de las credenciales de les representantes. Sospechosamente, los gremios “mayoritarios” habían duplicado sus afiliades durante las intervenciones. La votación se definió por siete votos (298 a 291) a favor de constituir la comisión. Ante este resultado, las delegaciones de los principales gremios aliados a la dictadura (“democráticos”), se retiraron del recinto dejándolo sin quorum y poniendo fin al congreso.
El Congreso Normalizador se constituyó en un auténtico termómetro que midió los límites de la implacable acción de la Revolución Libertadora en pos de desperonizar el movimiento obrero, legitimando así un nuevo orden sindical que revertía las conquistas obtenidas durante décadas de lucha. La alianza táctica de las diversas corrientes, que hasta allí confluían en una inorgánica y atomizada acción de resistencia, inicia entonces un camino de mayor organización y unidad que dará paso a una nueva etapa en la lucha contra la política represiva de la dictadura.
Recursos
Imagen de la Resolución N° 333 de la Intervención de la Confederación General del Trabajo convocando al Consejo General Extraordinario del 25 de junio de 1957. En Gaspari, M. y Panella, C. (2008). El congreso normalizador de la CGT de 1957: la resistencia obrera y el surgimiento de las 62 organizaciones.
El congreso en números: cuadro sobre distribución de delegades por sindicato, nucleamiento sindical y género en el congreso normalizador de la CGT, 26 de agosto al 5 de septiembre de 1957.
Recomendación bibliográfica
Panella, C. (2021) “Congreso Normalizador de la CGT, 1957”. En Cattaruzza et al (coord.) Diccionario del peronismo 1955-1969 (primera entrega). Buenos AIres: CEDIMPE-UNSAM.
12sepTodo el día1929: La limitación legal de la jornada laboralPor Matías Cremonte
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Las tres 8 A casi un siglo de la sanción de la ley que limitó la jornada laboral a ocho
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Las tres 8
A casi un siglo de la sanción de la ley que limitó la jornada laboral a ocho horas, la precarización y la necesidad de múltiples empleos han desdibujado ese logro histórico, reabriendo un debate esencial para la dignidad del trabajo en la actualidad.
La disputa por los tiempos de trabajo y descanso, ocupa un lugar destacado entre las primeras batallas de la lucha de clases moderna. El capital siempre pugnó por la libre e irrestricta explotación de la fuerza de trabajo y las organizaciones obreras por la mayor limitación posible. Desde principios del siglo XIX, los movimientos obreros en formación en Europa y Estados Unidos lucharon con desigual suerte por la reducción de la jornada laboral bajo el emblema de “las tres ocho”, en referencia a la división del día en tres tercios: uno para el trabajo, otro para el descanso y otro para el ocio, el esparcimiento o la educación.
Producto de estas luchas, en 1919 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el convenio número uno sobre la jornada limitada a 8 horas que fue seguido por la mayoría de los países del mundo, incluyendo la Argentina.
Durante la década del veinte, diputados radicales, socialistas y socialistas independientes presentaron sin éxito distintos proyectos legislativos para limitar la duración de la jornada laboral. Finalmente, durante la segunda presidencia del radical Hipólito Yrigoyen, se sancionó la ley 11.544, primero en diputados, en 1928, tras dos días de intensos debates, y casi un año después, en el Senado. En 1957, la limitación de la jornada de trabajo habría de alcanzar rango constitucional al incorporarse en el artículo 14 bis. La ley 11.544 limitó también a siete horas el trabajo nocturno y a seis la jornada en los lugares de trabajo insalubres. Sin embargo, y pese a la queja de los legisladores socialistas, excluyó a los sectores agrícolas, ganaderos y de servicios domésticos. Por su parte, en el seno del movimiento obrero, mientras las corrientes socialistas apoyaron la iniciativa, las corrientes anarquistas aprovecharon para criticar el reformismo parlamentario; mientras que sindicalistas revolucionarios y comunistas, en los hechos ignoraron la iniciativa, aunque la demanda formaba parte de sus programas.
Desde entonces, los debates no han avanzado mucho y su implementación real tampoco. Lamentablemente, a casi cien años de la sanción de la ley 11.544, y en un contexto marcado por el retroceso general de los derechos laborales, hoy en día es necesario trabajar mucho más que 8 horas para alcanzar un salario digno. Por eso se imponen y aceptan las horas extras, el pluriempleo o los turnos rotativos que alteran la vida cotidiana de quienes los sufren, quedando cada vez más alejada la posibilidad de disponer de tiempo libre.
Dada esta situación, quizá llegó la hora de retomar con fuerza esta batalla que tanta importancia tuvo en los orígenes del movimiento obrero.
Recursos
Texto de la Ley 11.544 de “Jornada de Trabajo”, del 12 de septiembre de 1929. Fuente: InfoLEG.
Debate legislativo de la Ley 11.544 de “Jornada de Trabajo” 1928-1929.
Efemérides, especial 1ro de Mayo:”Los tres ocho” por Pablo Ghigliani
20sepTodo el día1904: La Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones CivilesPor Patricia Flier
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Los inicios del sistema jubilatorio en Argentina La ley Nº 4.349 de jubilaciones y pensiones para lxs trabajadorxs de la Administración
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Los inicios del sistema jubilatorio en Argentina
La ley Nº 4.349 de jubilaciones y pensiones para lxs trabajadorxs de la Administración Pública Nacional constituyó el hito inaugural de la conflictiva y frustrada aspiración de la clase trabajadora argentina a la protección social luego del retiro laboral.
Sancionada en 1904 durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca, la ley 4.349, aunque limitada y restringida al sector público nacional, sentó las bases del sistema previsional de nuestro país hasta mediados del siglo XX: cajas profesionales por gremio, sustentadas en los aportes patronales y la capitalización individual y obligatoria de lxs trabajadorxs. Un sistema fragmentado y con fuertes diferencias en los beneficios, aportes, edad de retiro y calidad de las prestaciones, dependiendo de la capacidad organizativa y de presión de cada colectivo laboral. Ignorada en la época por el movimiento obrero, la legislación jubilatoria sería motivo de divisiones en el futuro cercano.
Cuando en 1923, bajo el gobierno del radical Marcelo T. de Alvear, fue sancionada la ley 11.289 que otorgaba jubilaciones y pensiones a lxs trabajadorxs industriales, comerciales y de servicios, la Unión Sindical Argentina, fiel al antiestatismo del sindicalismo revolucionario, respondió con una huelga general que contó con el apoyo de anarcosindicalistas y comunistas. Los socialistas, aunque denunciaron la injusticia y el carácter divisionista de las jubilaciones sectoriales, se inclinaron por la aceptación, al tiempo que proponían el seguro social universal como alternativa. Esta última demanda sería incorporada en 1932 al Programa Mínimo de la flamante Confederación General del Trabajo.
En el sector privado, el beneficio jubilatorio había sido conquistado por primera vez en 1915 por los ferroviarios, aunque extorsión mediante, ya que la ley estipulaba que quienes hicieran huelga serían despedidos, perdiendo sus contribuciones y el derecho a una pensión. Se buscaba así impedir las huelgas que afectaban al modelo agroexportador. Tras los ferroviarios, solamente los gremios mejor pagos (tranviarios, telefónicos, telegrafistas, gas y electricidad, bancarios, etc.), irían obteniendo el derecho jubilatorio.
La emergencia del peronismo habría de fortalecer el sistema mediante el impulso de afiliaciones gremiales y la creación de nuevas cajas jubilatorias para cubrir al conjunto de lxs trabajadorxs. Sin embargo, en 1954 se reemplazó el régimen de capitalización individual por el de reparto, introduciendo la solidaridad intergeneracional como lógica de financiamiento, por la cual los aportes de lxs trabajadorxs activxs sostienen a lxs trabajadorxs pasivxs. De allí en más, las sucesivas reformas del sistema habrían de ir reduciendo el número de cajas profesionales y extendiendo la cobertura, pero de un modo cada vez más regresivo desde el punto de vista de su financiamiento y de la distribución del ingreso entre la población pasiva.
La crisis financiera del sistema y la licuación de las remuneraciones activaron la movilización de lxs jubiladxs, que a principios de los noventa hubieron de encontrar en Norma Plá a una de sus dirigentes más emblemáticas. Sin embargo, a su vez, dotaron de consenso a la privatización parcial del sistema que concretó Carlos Menem en 1994 mediante las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJPs), reintroduciendo la capitalización individual, administrada por empresas privadas. Los malos manejos y los negociados de las AFJPs concluyeron en su estatización en 2008, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, lo que no impidió que lxs jubiladxs hayan continuado siendo una variable de ajuste de todos los gobiernos.
A 120 años de su sanción, la aspiración a una vejez digna sigue siendo una cuenta pendiente para la clase trabajadora argentina.
Recursos
La Unión Sindical Argentina (1922 – 1930) se opuso a la ley 11.289 que otorgaba jubilaciones y pensiones a lxs trabajadorxs industriales, comerciales y de servicios, sancionada en 1923, bajo la presidencia de Marcelo T. de Alvear. En estos artículos publicados en el periódico de la central obrera, Bandera Proletaria, en febrero de 1925, se explican algunos de los motivos.
La privatización parcial del régimen de previsión social que dio origen a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones llevada adelante por el gobierno de Carlos Menem fue objeto de una intensa y favorable campaña propagandística, pero también el blanco de crítica de los humoristas gráficos.
Recomendaciones bibliográficas
Alonso, Guillermo (2000). Política y Seguridad Social en la Argentina de los 90. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.
Isuani, Ernesto Aldo (1985). Los orígenes conflictivos de la seguridad social argentina Editorial: Centro Editor de America Latina. CEDAL, Buenos Aires.
21sepTodo el día1991: LA MARCHA DE HIERROPor Natalí Narváez
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Sierra Grande, del socavón al corte de ruta En septiembre de 1991 el pueblo de Sierra Grande se movilizó
EFEMÉRIDE
Sierra Grande, del socavón al corte de ruta
En septiembre de 1991 el pueblo de Sierra Grande se movilizó para exigirle al gobierno de Menem la continuidad de HIPASAM, la mina de hierro más grande de Sudamérica, que desde su fundación se había convertido en el eje productivo y social de esa comunidad del sudeste de Río Negro.
El 21 de septiembre de 1991, el pueblo de Sierra Grande salió a las calles en apoyo a la lucha que los trabajadores de HIPASAM (Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera) y sus familias venían sosteniendo contra el cierre de una de las más importantes empresas productivas de propiedad estatal, dedicada a la extracción y comercialización de hierro. En su campaña presidencial, Carlos Menem, durante un acto en la plaza principal de la ciudad, había prometido que del socavón de la mina nacería la revolución productiva que se habría de extender por toda la Patagonia. Muy por el contrario, a principios de 1992 la clausuró por decreto como parte de su política de reestructuración del Estado y del capitalismo argentino.
La larga lucha contra el cierre de HIPASAM recurrió a formas de organización que serían retomadas en otros conflictos obreros de la Patagonia y del resto del país, y luego también, por los movimientos de trabajadores desocupados. Los cortes de la ruta 3, las sentadas estudiantiles en apoyo a los mineros, la propuesta de los trabajadores para la gestión obrera de la producción y exportación del mineral, fueron algunas estrategias de las familias mineras para sostener y visibilizar su lucha.
El rol de las mujeres fue clave: fueron ellas quienes sostenían los cortes cuando sus compañeros viajaban a Buenos Aires para mantener reuniones con el directorio de la empresa. Fueron, también, quienes motorizaron una de las medidas más emblemáticas del enfrentamiento: la huelga de hambre. Y no sólo pusieron el cuerpo durante el conflicto, sino que tras el cierre de la mina, muchas se quedaron solas en Sierra Grande criando a sus hijxs, mientras sus maridos buscaban trabajo en otras regiones.
En cierto modo, aquella jornada de lucha se vinculaba, hacia el pasado, con las grandes huelgas de HIPASAM de 1973 y 1975, y hacia el futuro, con la conmemoración que 25 años después habrían de realizar los trabajadores mineros. Así, el 21 de septiembre de 2016, los ex obreros de la mina estatal y sus familias se movilizaron para recordar aquella gesta obrera, mientras una nueva huelga paralizaba la multinacional china que en 2006 había reactivado la producción minera.
En Sierra Grande siguen emergiendo, desde los socavones a las rutas, las luchas y la organización de un pueblo obrero que nunca se resigna, recordatorio de que donde hay lucha obrera, no hay fin de la historia.
Recursos
Foto: Mujeres de Sierra Grande realizando un corte de la ruta nacional nº 3 y exigiendo soluciones para su pueblo. Año 1991
Recomendaciones bibliográficas
Narváez, Natalí (2015). Conflicto social y estrategias de resistencia. Las experiencias de los mineros de Hipasam en Sierra Grande (1973-1975). Testimonios, Nº 4. 21-45.
Pérez Álvarez, G. y Narváez, N. (2022). Represión estatal y sindical contra la lucha obrera: la huelga de Hipasam (1975) y Guilford (1976). Sierra Grande y Comodoro Rivadavia, Patagonia, Argentina. Sociohistórica, 49, e157.
24sepTodo el día1917: La primera huelga nacional ferroviariaPor Silvana Palermo
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En nombre del hogar proletario Tras una ola de paros parciales, en septiembre de 1917 lxs trabajadorxs ferroviarixs anunciaron una
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En nombre del hogar proletario
Tras una ola de paros parciales, en septiembre de 1917 lxs trabajadorxs ferroviarixs anunciaron una huelga general que habría de paralizar los servicios de todo el país durante casi 25 días, movilizando a las comunidades ferroviarias. Tras algunos hechos represivos, finalmente el gobierno de Yrigoyen decretó aumentos salariales y el primer reglamento general de trabajo ferroviario.
En la primavera de 1917, La Fraternidad, -gremio de maquinistas y foguistas-, la Federación Obrera Ferrocarrilera, -representante del personal de talleres, vía y obras y tráfico-, y la Asociación Argentina de Telegrafistas, declararon la primera huelga general del sector. Todxs lxs ferroviarios sin distinción de oficios cesaron sus actividades en reclamo de incrementos salariales y mejoras para las condiciones laborales. La recesión económica desatada por la Primera Guerra Mundial había agudizado el desempleo y la carestía de productos básicos. En esos tiempos críticos, más de 70.000 trabajadorxs -según estimaciones moderadas- adhirieron al movimiento.
Tres semanas de conflicto pusieron en vilo a las autoridades tanto como a la sociedad. A casi un año del triunfo electoral de la Unión Cívica Radical, el presidente Hipólito Yrigoyen debió mediar entre los intereses antagónicos de grandes empresas -principalmente extranjeras- y los de lxs trabajadorxs, a quienes no podía desestimar por ser potenciales votantes. Las reuniones entre funcionarios del gobierno, legisladores, representantes de las compañías y dirigentes sindicales se multiplicaron, sin lograr avances sustantivos.
Una agitación incesante se vivió en los lugares de trabajo y en sus cercanías: talleres, estaciones, calles y plazas de todo el país. Entre sus protagonistas descollaron las mujeres, jóvenes, niñxs y ancianxs, cuyas demostraciones callejeras, manifestaciones en las vías, tomas de estaciones e intimidaciones a rompehuelgas, permitieron paralizar el servicio de trenes. Muchísimos varones ferroviarios, y también algunas ferroviarias sostuvieron su protesta gracias a la solidaridad material y moral de los grandes gremios, como también a la invaluable asistencia de familiares, vecinxs, allegadxs y pequeñxs comerciantes. Semejante agitación agudizó los pedidos de seguridad de las gerencias de las compañías y el gobierno desplegó las fuerzas del Ejército y la Marina, con consecuencias fatales. En distintos puntos del país se lamentaron víctimas: San Francisco de Córdoba, Rosario, Tafí Viejo en Tucumán, Remedios de Escalada en Buenos Aires, entre otros. No sorprende que entre ellas figuraran mujeres, como en Mendoza, homenajeadas por entonces con imponentes funerales y hoy repuestas en la memoria colectiva.
La huelga llegó a su fin al decretar el presidente un incremento salarial y el primer reglamento de trabajo ferroviario, a partir del cual el Estado pasó a regular las condiciones laborales de todos los ferrocarriles del país. Más allá de esas mejoras concretas, -que no contentaron a todos por igual-, la primera huelga general ferroviaria legaba una lección indudable para la sociedad de entonces y que sería recuperada por lxs historiadorxs de hoy. Una movilización mancomunada de las comunidades ferroviarias que lograría visibilizar necesidades, legitimando los derechos de las familias trabajadoras.
Recursos
En septiembre del 2023, la Asociación del Personal de Dirección de los Ferrocarriles y Puertos Argentinos (APDFA) organizó un homenaje a las dos mujeres y un hombre caídos en la huelga ferroviaria en Mendoza. La entrevista radial reflexiona sobre el episodio y el video documenta ese homenaje.
La historiadora Laura Badaloni comparte los aportes de su investigación sobre los talleres del Ferrocarril Británico Central Argentino entre 1900 y 1930. Explica algunos aspectos de su organización, las luchas sindicales y la relevancia de las mujeres en esa comunidad ferroviaria.
El docente en historia Gonzalo Falco recuerda el protagonismo de la joven anarquista Libertad Ferrini en la protesta ferroviaria y en la política local en el Territorio de La Pampa. Hoy se construye un monumento en su homenaje.
Badaloni, Laura, Ferroviarios del Central Argentino. La conformación de un colectivo obrero de trabajadores (1902-1933), Ediciones CETHI, Imago Mundi, Buenos Aires, 2022.
Palermo, Silvana A. “El derecho a mantener el hogar: las demandas obreras en la gran huelga ferroviaria desde una perspectiva de género. Argentina, 1917.” En Andújar, A., Caruso, L., Gutiérrez, F., Palermo, S. Pita, V. y Schettini, C, Vivir con lo justo. , Prohistoria, Rosario, 2016.
01octTodo el día2002: Comienzo de la gestión obrera en ZanónPor Fernando Aiziczon
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Fábrica Sin Patrones Cada primero de octubre, obreros y obreras conmemoran en Neuquén el inicio de la experiencia de gestión
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Fábrica Sin Patrones
Cada primero de octubre, obreros y obreras conmemoran en Neuquén el inicio de la experiencia de gestión obrera más radicalizada que conoció el ciclo de luchas sociales en la Argentina de fines del siglo XX. Reconocida mundialmente, FaSinPat ha renovado el debate sobre los modos de acción y lucha del movimiento obrero, así como sobre las alternativas posibles al capitalismo.
El 1 de octubre del 2002 lxs obrerxs de Cerámica Zanón decidieron en asamblea ocupar la fábrica y ponerla a producir. Inaugurada en Neuquén en 1979, Zanón había llegado a ser una de las mayores fábricas de pisos cerámicos y revestimientos de América Latina. Sin embargo, hacia fines del siglo XX la patronal comenzó a profundizar medidas de reducción de costos laborales: ya practicaba sistemáticamente despidos, suspensiones, e incluso amenazaba con cerrar si persistían las acciones de resistencia que lxs obrerxs habían comenzado a desplegar algunos años antes.
En efecto, durante 1998 la Lista Marrón ganó las elecciones a comisión interna, y, dos años más tarde, conquistó el Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén (SOECN) desplazando a la conducción burocrática que lo controlaba desde su fundación (1983) y actuaba en complicidad con la patronal. Este triunfo fue fruto de las luchas previas contra todo tipo de arbitrariedades patronales y maniobras sindicales. De allí que la Lista Marrón llevara entre sus principios la práctica de la asamblea y la acción directa. Al mismo tiempo, esta fue incorporando el vocabulario del clasismo aportado por el activismo de izquierdas presente en la nueva conducción del gremio: la revocación de mandatos, la representación de minorías, el control obrero de la producción, las invocaciones al socialismo. Todo lo cual quedó plasmado en la reforma de los estatutos del SOECN del 2005, que declaró explícitamente que la lucha debía orientarse hacia “una sociedad sin explotadores ni explotados”.
Inscripta en aquel ciclo de luchas coronado por la rebelión popular de diciembre de 2001, Zanón es sinónimo de cortes de ruta, piquetes, ollas populares, alianzas con otros sectores en lucha, solidaridad entre ocupados y desocupados, e incluso participación en la contienda electoral, tal como sucedió en 2011 cuando ingresaron a la legislatura neuquina los primeros diputados ceramistas mediante la alianza entre la Lista Marrón y el Frente de Izquierda. Al mismo tiempo, implicó prácticas como la donación de material a escuelas, hospitales y tomas de tierras, la solidaridad con comunidades mapuche y hasta la puesta en funcionamiento de una escuela en su interior.
Aquella asamblea que decidió el avance en la gestión fabril, resolvió también modificar el nombre: así, Zanón pasó a denominarse FaSinPat, fábrica sin patrones. Atravesando crisis económicas y tensiones internas, expropiada finalmente en el año 2009, la riqueza de esta experiencia es tal que continúa viva, generando debates en el movimiento obrero y el activismo. FaSinPat es uno de los frutos más perdurables del gran auge de luchas que recorrió la Argentina en el cambio de siglo y una invitación a la revitalización del ideario de las izquierdas en base a las tradiciones de lucha de la clase obrera.
Recursos
Estatuto del SOECN aprobado en el 2005
Página web de FaSinPat: Historia
Recomendaciones bibliográficas
Aiziczon, Fernando (2009). Zanón. Una experiencia de lucha obrera. Ediciones Herramienta, Buenos Aires.
Aiziczon, Fernando (2011). “ZANÓN-FASINPAT: la política clasista del control obrero”. En Revista ORG & DEMO (Organización y Democracia), vol. 12, n° 1, Brasil.
04octTodo el día1975: Huelga intersindical en el multimedio “La Nueva Provincia"Por Ana Belén Zapata
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“YA SE TERMINÓ EL TIEMPO DE LOS ESCLAVOS” Un conflicto que causó un incómodo silencio de radio, la ausencia en
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“YA SE TERMINÓ EL TIEMPO DE LOS ESCLAVOS”
Un conflicto que causó un incómodo silencio de radio, la ausencia en las calles del diario “La Nueva Provincia” y una eterna placa de ajuste en Canal 9 Telenueva de Bahía Blanca. Mientras, la patronal advertía a las fuerzas militares que dejar a la ciudad sin información era un acto subversivo.
El 4 de octubre de 1975 comenzaba “la gran huelga” o “la intersindical”, como quedó grabada en la memoria de lxs trabajadorxs que dejaran en silencio al multimedio de la familia Massot durante cuatro días. Un paro que hubo de reunir a empleadxs de radio LU2 Bahía Blanca, Canal 9 Telenueva y el diario “La Nueva Provincia”: gráficxs, periodistas, locutorxs, trabajadorxs de televisión y el espectáculo público del Sindicato de Artes Gráficas (SAG), el Sindicato de Prensa, la Sociedad Argentina de Locutores (SAL), la Asociación Argentina de Radiotelegrafistas, Telegrafistas y Afines, la Rama Radiodifusión (AATRA), el Sindicato de Televisión (SAT) y el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP).
La lucha se había ido gestando entre 1973 y 1974 en demanda de aumentos en plena política de Pacto Social y congelamientos salariales del tercer gobierno peronista. En 1975 y por primera vez, los gremios articularon las medidas de fuerza por el cumplimiento de los convenios colectivos de trabajo, que pese a estar ya homologados, la patronal no respetaba. “Ya se terminó el tiempo de los esclavos, nos basurean todos los días y nosotros seguimos con los brazos cruzados”, arengaba a sus compañeros gráficos Enrique Heinrich, secretario general del SAG, mientras denunciaba la vigilancia y el amedrentamiento cotidiano de la patronal, que registraba los nombres de quienes participaban de los quites de colaboración y paros por sección. Los meses álgidos de conflicto fueron agosto, septiembre y octubre, cuando lxs trabajadorxs debieron enfrentar suspensiones, un lock out patronal y denuncias públicas que los calificaban como “soviet” y partícipes de una “guerrilla sindical”.
La resolución del largo conflicto fue favorable a lxs trabajadorxs. La empresa fue intimada por el Ministerio de Trabajo y tuvo que ajustarse a derecho.
Luego del golpe de Estado de marzo de 1976 muchos de lxs trabajadorxs del multimedio fueron despedidos, jubilados, forzados al exilio, o secuestrados y asesinados, como en los casos de los gráficos Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. Las vidas y militancias de ambos suelen rememorarse en las fechas de sus secuestros o del hallazgo de sus cuerpos sin vida. Esta efeméride, en cambio, quiere recordarlos en lo más vivo de sus furias, esas furias que generadas por las injusticias, empujan a la acción. Finalmente, pretendemos recordar aquellos días de octubre, cuando coordinando la lucha con sus compañerxs, decidieron que para ellxs ya había terminado el tiempo de los esclavos.
Recursos
Emblemático edificio de Sarmiento 54 donde funcionaban las tres empresas: el diario La Nueva Provincia (1898), Radio LU2 Bahía Blanca (1958) y Canal 9 Telenueva (1965). El multimedio de la familia Julio-Massot fue el primero que existió como tal en el país. Durante el siglo XX, la familia lograba ser pionera en la concentración multimediática. Pese a su alcance provincial, tuvo una importante influencia en las zonas del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, La Pampa y la norpatagonia, cuyas poblaciones crecieron por décadas atravesadas por las voces, imágenes y editoriales que produjo este multimedio.
Ilustración publicada en: 1828-11 de abril-1978.Sesquicentenario de la fundación de Bahía Blanca (1978)
Celebración del Día del Gráfico, año 1974. De pie y leyendo el Secretario General del Sindicato de Artes Gráficas, Enrique Heinrich.
El Diario, 5 de octubre 1975
Zapata, A. B. (2009). Prácticas de lucha y experienca obrera en los gráficos del diario La nueva provincia (1973-1976). Revista e-l@Tina vol. 7 nro. 26, pp. 5-20.
Zapata, A. B. (2016). El pasado reciente entre Historia y Justicia. Un análisis sobre el rol de empresarios en dictadura, a propósito de la causa Massot. Aletheia, 7(13), 1–24.
EFEMÉRIDE
La lucha de lxs obrerxs canteriles en los cerros de Tandil La fundación del combativo gremio de lxs trabajadorxs
EFEMÉRIDE
La lucha de lxs obrerxs canteriles en los cerros de Tandil
La fundación del combativo gremio de lxs trabajadorxs de las canteras habría de marcar la historia obrera de Tandil durante las primeras décadas del siglo XX: sus luchas aún resuenan en la historia y memoria de las comunidades de Cerro Leones, La Movediza, Villa Laza y Desvio Aguirre.
A finales del siglo XIX se iniciaba en Cerro Leones – un paraje ubicado a nueve kilómetros al suroeste de la ciudad bonaerense de Tandil – la explotación canteril. El granito de las sierras más antiguas del país fue un imán para la producción de adoquines, granitullos y cordones. En ese entonces, al compás del crecimiento de la economía agroexportadora, existía una gran demanda de estos productos por parte de Buenos Aires y otras urbes del país para la construcción de edificios, monumentos y adoquinado de las calles. En 1883, la llegada del tren a Tandil había potenciado esta actividad, generando una verdadera “fiebre” de la piedra. En las canteras, cientos de inmigrantes montenegrinxs, griegxs, portuguesxs, italianxs y españolxs trabajaron aisladxs de la ciudad, aportando sus conocimientos en el oficio de la piedra. Se estima que la población en las canteras representaba una cuarta parte del total existente en el partido de Tandil.
Sin embargo, las condiciones de vida eran extremadamente precarias para lxs picapedrerxs y sus familias. El trabajo era de sol a sol, vivían en campamentos alambrados que limitaban su libertad, se les pagaba con plecas – una especie de cuasi-monedas que sólo podían utilizar en el almacén del patrón – y los accidentes laborales eran cotidianos. La reacción obrera impulsó entonces la organización sindical en Cerro Leones, con la fundación el 6 de octubre de 1906 de la Sociedad Unión Obrera de las Canteras. El impulsor fue un carpintero anarquista de origen italiano llamado Luis Ricardo Nelli, quien contó con el apoyo del picapedrero de larga militancia Roberto Pascussi. En poco tiempo, trabajadorxs de otras canteras, como La Movediza, habrían de unirse al sindicato.
La constitución del sindicato condujo a distintas huelgas y luchas. Entre ellas destaca la denominada “Huelga Grande” (1908 -1909), en la que, después de once meses, se logró la libertad de tránsito, el descanso dominical, jornadas laborales de ocho horas y el pago en moneda corriente. Asimismo, para acordar y firmar ese pliego de condiciones, el sindicato exigió que los patrones se trasladaran hasta la sede del sindicato. Las mujeres desempeñaron un papel crucial durante los conflictos contra los patrones y la policía. Por ejemplo, impedían la llegada de vagones con rompehuelgas enjabonando las vías para evitar que las pesadas máquinas avanzaran, e incluso se arrojaban delante de su trayecto. Nombres como el de Ernesta Catalina Mosca, conocida entre sus compañeros como la “Heroína Roja”, aparecen en los periódicos obreros, destacando su papel en la “Huelga Grande”.
Hoy en día, el coraje de estxs trabajadorxs sigue resonando en los barrios vinculados históricamente a las canteras, convirtiéndose en un emblema de organización y en un ejemplo inspirador para las luchas actuales.
Recursos
En los años 2022 y 2023 el Programa de Extensión Universitario UNICEN “Barrios de Piedra” buscó contribuir al desarrollo socio-territorial de las comunidades de Cerro Leones y Movediza a través la co-construcción de proyectos orientados a compensar los daños ambientales. Con un fuerte enfoque educativo y basado en la construcción de una memoria colectiva, el programa promovió la reparación y el crecimiento comunitario. Todo el trabajo desplegado se concentró en la página web barriosdepiedra.ar. Es importante destacar que la comunidad, luego de este proceso, conformó la Asamblea Barrios de Piedra, para continuar con las propuestas que se originaron en a lo largo del programa de extensión.
En el marco del Proyecto de Extensión Universitaria “Historia desde abajo y memoria social” (UNICEN), el 1° de mayo de 2024 se llevó a cabo la señalización del antiguo salón sindical de la Unión Obrera de las Canteras. Este lugar tiene un valor histórico significativo, ya que fue el punto de encuentro de los trabajadores de las canteras de Cerro Leones y La Movediza. Entre 1908 y 1909, en ese mismo espacio, se organizó la “Huelga Grande”, que culminó en una importante victoria para los trabajadores. En la actividad participaron de manera conjunta diversas instituciones y organizaciones de los barrios de Villa Laza, Cerro Leones y La Movediza.
Episodio de la serie “Historias de papel” (portal educ.ar). Una original reconstrucción, en papel, de importantes momentos de la historia enmarcados en la luchas populares de Argentina y Latinoamérica.
Recomendaciones bibliográficas
Nario, Hugo (1997). Los picapedreros. Tandil, historia abierta II. Tandil: El manantial.
Bidaure, Jorge (2022). Transformaciones y conflictos territoriales en el paisaje cultural minero del barrio Cerro Leones. Tandil. Provincia de Buenos Aires.[Tesis de maestría] Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
11octTodo el día1972: EL TRELEWAZOPor Axel Binder
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“Con la lucha popular a los presos liberar” La razia militar con que la dictadura de Lanusse atacó al movimiento
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“Con la lucha popular a los presos liberar”
La razia militar con que la dictadura de Lanusse atacó al movimiento de solidaridad hacia los presos políticos en la región interpeló a miles de personas que, organizadas en torno a la Asamblea del Pueblo, se movilizaron para exigir la liberación de los detenidos.
La madrugada del 11 de octubre de 1972 -a 50 días de la Masacre de Trelew dónde fueron fusilados 19 militantes revolucionarios que se habían fugado del Penal U6 de Rawson- las Fuerzas Armadas desplegaron una nueva instancia de su plan represivo en el noreste de Chubut. Al terror inoculado en agosto, ahora se sumaba el ataque a los sectores de la sociedad civil que venían denunciando la política represiva y la violación de los Derechos Humanos que, desde 1966, ejecutaba la dictadura de la autodenominada Revolución Argentina.
El Operativo Vigilante –tal como lo denominaron las fuerzas represivas- realizó cientos de allanamientos en Trelew, Rawson, Puerto Madryn y Puerto Pirámides. El bloqueo de rutas, los soldados apostados y los vehículos militares que patrullaban las calles de Trelew, generaron un clima de incertidumbre y tensión, dando el aspecto de una ciudad “tomada”. Como resultado de la redada represiva, 16 personas –igual número de víctimas fatales que el 22 de agosto- fueron secuestradas y trasladadas al Penal de Villa Devoto. La mayoría de ellas participaba de las Comisiones de Solidaridad, brindando apoyo moral y material a los presos políticos en Rawson.
Hacia el mediodía de aquel 11 de octubre, un grupo de trabajadores, estudiantes y militantes políticos ocuparon el Teatro Español de la ciudad e invitaron a la población de la zona a participar de una asamblea popular. Las calles de Trelew comenzaron a colmarse de manifestantes y por la tarde empezó a sesionar en el teatro la Asamblea del Pueblo. Se decidió mantener un estado de movilización y asamblea permanente que duró casi dos semanas, llegando a movilizar a unas 6000 personas (un 20% de la población); también se organizaron tres huelgas generales y se exhortó a la renuncia del interventor provincial. El impacto de las movilizaciones, la contundencia de los paros generales y la presión ejercida contra el gobernador militar tuvieron un resultado positivo: cinco días más tarde comenzaron las primeras liberaciones, arribando el 26 de octubre a la ciudad los dos últimos detenidos. Sin embargo, la lucha no cesaría hasta que también hubo de ser liberado –el 13 de noviembre- el abogado Mario Abel Amaya, quien se encontraba preso desde el 18 de agosto.
El Trelewazo fue parte del ciclo de rebeliones obreras y populares que derrotó a la dictadura de la Revolución Argentina. La insurrección fue exitosa: rescató a esos presos políticos de la dictadura. Al día de hoy, la memoria de esa experiencia histórica nos sigue señalando el lugar decisivo que en los procesos sociales ocupa la lucha de calles y la participación obrera y popular. Por sobre todo, nos recuerda lo determinante que resulta la acción del proletariado y sus métodos de organización y lucha. Su presencia en las calles forjaría una situación de masas que revirtió la correlación de fuerzas con la dictadura: sin el Pueblo no hubiese habido insurrección.
Recursos
Audio: Santiago “Chiche” López (UCR), Audio de la Asamblea del Pueblo, 16/10/1972. APM Chubut.
Audio: Jorge López (UCR), Audio de la Asamblea del Pueblo,16/10/1972. APM Chubut.
Audio: Rodolfo Miele (Juventud Peronista), Audio de la Asamblea del Pueblo, 16/10/1972. APM Chubut.
Recomendaciones bibliográficas
Binder, Axel (2019) “La asamblea les pasó por arriba”: represión, mediación política y acción directa en el Trelewazo (1972, Chubut), Conflicto Social, Vol. 12, N° 22 – Julio-Diciembre, pp. 103-133.
Binder, A. y Pérez Álvarez, G. (2019) ¿Violencia política o política violenta? Un debate acerca del uso de los conceptos, a partir del análisis del “Trelewazo” – Trelew, Chubut, Patagonia Argentina, 1972 -, Revista Divergencia: N° 13, Julio-Diciembre.
16octTodo el día1945: La antesala del 17Por Joaquín Aldao
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La CGT declara la huelga general En la noche del 16 de octubre de 1945, la declaración de huelga
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La CGT declara la huelga general
En la noche del 16 de octubre de 1945, la declaración de huelga general por parte del Comité Central Confederal (CCC) de la Confederación General del Trabajo (CGT) marcó una nueva correlación de fuerzas dentro del sindicalismo argentino. Este acto institucional resultó crucial para entender la magnitud de los eventos que estallarían al día siguiente.
A partir de diciembre de 1943, las políticas laborales y sociales impulsadas por el Coronel Juan Domingo Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno militar encabezado por Pedro Ramírez y Edelmiro Farrell, produjeron intensos debates en el seno del movimiento obrero acerca de la cuestión de la autonomía sindical frente a un régimen castrense que satisfacía viejas demandas laborales y otorgaba incluso nuevos e inesperados beneficios, al tiempo que perseguía a dirigentes de las corrientes obreras que se le oponían.
Cuando el 13 de octubre de 1945 se produjo la detención de Perón, se puso en evidencia que una activa coalición política opositora y pro-patronal amenazaba con barrer con estos avances, reavivando en las direcciones sindicales la polémica acerca de cómo defender las conquistas logradas y qué actitud tomar frente a Perón.
Las posiciones existentes en la CGT eran dos: declarar en forma inmediata la huelga general o esperar y dialogar con el gobierno antes de tomar una medida de tal magnitud. No obstante, la cuestión fundamental que las atravesaba era si se debía demandar o no, de manera explícita, la liberación de Perón. Para algunos, hacerlo implicaba romper con el histórico precepto de prescindencia política de la CGT, presente incluso en sus estatutos; para otros, era una cuestión de gratitud hacia Perón y la derivación de la idea de que solo éste podía garantizar la continuidad de las conquistas obreras. Una tercera posición, minoritaria, adscribía a los reclamos políticos de la coalición opositora, pero sin peso dentro de la CGT.
La reunión del Comité Central Confederal (CCC) comenzó el 16 de octubre a las 19:45 hs. Lo que muchos pensaban que sería un simple trámite para la declaración de la huelga general, en sintonía con lo aconsejado por el Comité Administrativo, un cuerpo conformado por dirigentes de los principales gremios que había reunido incluso el día anterior a representantes de más de cien sindicatos para coordinar la acción en la región metropolitana, derivó, sin embargo, en un arduo debate.
Durante la mañana, el Secretario General de la CGT Silvio Pontieri, veterano dirigente de la Unión Ferroviaria, había mantenido junto a otros ferroviarios una reunión con Farrell, quien les pidió tiempo, les aseguró que los derechos adquiridos estaban garantizados y que Perón había sido liberado. Su informe al CCC se encontró con la firme oposición de la Unión Obrera Metalúrgica, secundados por la Asociación de Trabajadores del Estado y, sorpresivamente, por la Unión Tranviaria Automotor, históricos aliados de los ferroviarios, quienes lideraron la moción por la declaración inmediata de huelga. Contaban, además, con el apoyo de los sindicatos autónomos que no formaban parte de la central obrera.
La huelga general, programada para el jueves 18, se impuso por 16 votos contra 11, con el apoyo decisivo de los cinco delegados tranviarios, mientras los 10 delegados ferroviarios votaron por la negativa. Como muestra de las tensiones que atravesaron la sesión, la declaración evitó nombrar a Perón.
La noticia fue una luz verde para lxs trabajadorxs organizadxs en la CGT, que se sumaron masivamente a las calles desde la medianoche. Quizás, sea esta combinación entre organización y espontaneidad la marca distintiva de la movilización del 17 de octubre de 1945 y un elemento clave para entender su alcance, masividad y significado político.
Recursos
Acta del Comité Central Confederal de la C.G.T. del 16 de octubre de 1945. En J D P Los trabajos y los días. Perón y el 17 de octubre. Publicación de la Biblioteca del Congreso de la Nación. p.215.
Cuadro: Integrantes del Comité Central Confederal y de la Comisión Administrativa de la CGT (desde el 21 de septiembre de 1945). En Aldao, J. (2018) Obreros, ferroviarios y ¿peronistas?. Bernal: UNQ, pp.257-258.
Compartimos El Obrero Ferroviario (N°519, nov. 1945), posterior a los eventos de octubre. En la Tapa, se desarrolla una crónica de los acontecimientos del 16, 17 y 18 de octubre, haciendo énfasis en el protagonismo de los ferroviarios. Sin emabrgo, en la página 7, se reproduce una nota firmada por los secretarios general y gremial de la UF, con una aclaración sobre la posición del sindicato respecto a la declaración de la huelga general, lo que evidencia cierto nivel de confusión de los afiliados respecto a este punto.
Recomendaciones bibliográficas
Del Campo, H. (2012) Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable. Buenos Aires: Siglo XXI.
Torre, J. C. (2012) La CGT y el 17 de octubre de 1945. En Ensayos sobre movimiento obrero y peronismo. Buenos Aires: Siglo XXI.
17octTodo el día1945: “Día de la Lealtad”Por Gustavo Contreras
EFEMÉRIDE
La (re)invención obrera del peronismo El 17 de octubre de 1945, punto culmine de los acontecimientos desarrollados entre los
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La (re)invención obrera del peronismo
El 17 de octubre de 1945, punto culmine de los acontecimientos desarrollados entre los días 13 y 18, habría de convertirse en uno de los hitos más destacados del movimiento obrero argentino, que durante aquellas jornadas desplegó todo su potencial plebeyo, herético y disruptivo.
El 9 de octubre de 1945, las autoridades del gobierno militar cedían, finalmente, a la presión de un sector del ejército que expresaba uno de los anhelos de la creciente y masiva reacción opositora: la renuncia del Coronel Juan Domingo Perón a los cargos de vicepresidente de la nación, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Para gran parte de lxs trabajadorxs, su desplazamiento no era más que una nueva e indudable señal del objetivo patronal de desandar y desarticular las recientes conquistas laborales y sindicales obtenidas bajo su gestión.
Al día siguiente, Perón se las arregló para pronunciar un breve discurso de despedida –transmitido en directo por la radio– ante lxs 70.000 trabajadorxs congregados frente a la Secretaría de Trabajo y Previsión. En su alocución, no sólo ponderó los logros de su gestión, sino que dio a conocer a la multitud dos decretos de alto impacto para el movimiento obrero, los cuales habían sido sugerentemente firmados el 2 de octubre. Por un lado, la promulgación de una renovada Ley de Asociaciones Profesionales; por el otro, la sanción del salario móvil, vital y básico.
Cuando a los pocos días, el 13, Perón fue detenido y trasladado a la isla Martín García, comenzaron las manifestaciones, piquetes y movilizaciones impulsadas por diversos sectores del movimiento obrero de distintos lugares del país. Comenzaba a gestarse, desde las bases obreras y los sindicatos, una huelga general en defensa de su política laboral y social, pero, también, de su figura, que la CGT habría de disponer oficialmente en la noche del 16 para ser iniciada a las 0 horas del día 18. De este proceso emergerían las movilizaciones del 17 de octubre, que, con epicentro en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, se adelantaron al llamado cegetista, alterando en su desarrolló, y de manera estructural, el mapa político nacional.
La protesta habría de repudiar al antiperonismo, tomando como blanco predilecto a los emblemas del establishment (ciertos periódicos, algunas universidades, el Jockey Club, confiterías de lujo). El carácter carnavalesco, festivo y contracultural de la movilización obrera puso en cuestión el orden simbólico de una sociedad a la que denunciaban como oligárquica y excluyente. La clase obrera irrumpía así en el espacio público de manera contundente, reclamando, junto con la liberación del coronel, participación política, distribución de la riqueza y reformas sociales.
La movilización rescató y reinventó la figura política de Perón, quien, liberado cerca de la medianoche, fue puesto nuevamente en funciones políticas. Su impulso dio vida al Partido Laborista y a la victoria electoral del 24 de febrero de 1946.
El movimiento obrero, de este modo, construyó al peronismo tanto como el propio Perón. Por ello, la insistencia en la “lealtad” de las conmemoraciones oficiales posteriores puede ser interpretada como una expresión de las dificultades que habría de tener la cúpula política del peronismo en sus intentos tendientes a “domesticar” esa fuerza herética y rebelde que la clase obrera hubo de expresar con contundencia durante aquellas jornadas. Bajo esta luz, entonces, el 17 de octubre como hecho histórico habilita que nos preguntemos: ¿no es el peronismo, en realidad, el que le debe lealtad a las reivindicaciones obreras que aquel día fraguaron su hecho fundacional?
Recursos
Dibujo de Daniel Santoro: “El descamisado gigante irrumpe en un jardín cultivado”
Recomendaciones bibliográficas
James, Daniel (1987) “17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”, Desarrollo Económico, N° 107.
Iñigo Carrera, N. (2019) “El hecho fundacional”. En Estrategias de la clase obrera en los orígenes del peronismo. Buenos Aires – Mar del Plata: GEU – EUDEM, pp. 17 -28.
20octTodo el día1979: Una histórica huelga de lxs trabajadorxs de Dálmine-SidercaPor Pablo Peláez
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“La experiencia más importante que arrancamos desde las bases: un paro contra la dictadura” Lxs trabajadorxs de la fábrica siderúrgica
EFEMÉRIDE
“La experiencia más importante que arrancamos desde las bases: un paro contra la dictadura”
Lxs trabajadorxs de la fábrica siderúrgica Dálmine-Siderca protagonizaron una histórica huelga de una semana de duración contra la dictadura instaurada en 1976 y la empresa monopólica del Grupo Techint, enfrentando la avanzada sobre sus derechos y un contexto de represión extrema.
El 22 de octubre de 1979, el diario Clarín titulaba “Una ola de conflictos”, mientras los partes oficiales del Ministerio de Trabajo daban cuenta de lxs casi 10.000 trabajadorxs fabriles que protagonizaban huelgas, generando un verdadero “clima de agitación salarial” en el país. Desde los extendidos conflictos de fines de 1977 y la Jornada Nacional de Protesta del 27 de abril de 1979, primera huelga general declarada contra la dictadura encabezada por Videla, el ciclo de lucha obrera contra el régimen se fortalecía.
Dos días antes de la referida noticia, una de las fábricas siderúrgicas más importantes del país, perteneciente al grupo Techint y ubicada en Campana, había sido paralizada por sus más de 6.000 trabajadorxs. La fábrica venía de finalizar recientemente la mayor ampliación tecnológica de su historia y la gerencia avanzaba desde 1976 sobre derechos y condiciones laborales: la eliminación del régimen de insalubridad para la acería, conquistado por lxs trabajadorxs en 1974, había sido el punto cúlmine. La caída del “costo laboral” casi al 50% en pocos años, el aumento de un 100% en la cantidad de toneladas producidas por obrerx y el pico histórico en la capacidad de exportación de tubos sin costura eran la otra cara del empeoramiento de las condiciones laborales y la brutal persecución de la que eran objeto trabajadorxs, delegadxs y activistas político-sindicales en la planta por las fuerzas armadas y la empresa.
En aquel contexto abiertamente regresivo, lxs trabajadorxs tomaron el espacio laboral a raíz de un reclamo salarial. El conflicto se inició con reuniones a escondidas y por sector, motorizadas por activistas ubicados en puestos estratégicos de la cadena productiva. Mientras el Ministerio de Trabajo, la dirección empresarial y la conducción sindical (alineada con la intervención militar de la UOM) presionaban para reestablecer la producción, lxs trabajadorxs decidieron realizar una asamblea general en “el campito”, frente a las oficinas de relaciones laborales de la empresa. Aunque las fuerzas del ejército, apostadas dentro del predio, amenazaban a los oradores obrerxs, no pudieron impedir el voto mayoritario para que la medida continúe. Uno de los activistas y referentes en la planta arengó a lxs demás al grito de “compañeros, ¡acá mandamos los de ropa azul!”.
Finalmente, tras casi una semana de huelga y cuatro años de retrocesos en las condiciones laborales, lxs siderúrgicxs lograron un aumento salarial superior al ofrecido por la empresa y, con esa victoria, dieron el puntapié inicial para un proceso de renovación del cuerpo de delegadxs y las comisiones internas intervenidas por la dictadura y la empresa, que culminaría a principios de los años ochenta.
La toma de Dálmine-Siderca y la victoria obrera dieron cuenta de que, aún en las peores condiciones, con una fábrica militarizada y con casi un centenar de trabajadorxs perseguidxs, detenidxs, exiliados y/o desaparecidxs, existió lugar para la valentía y la lucha contra los verdugos. Rescatar aquellos mojones de resistencia resulta primordial en un contexto de renovado asedio contra la memoria de nuestras luchas y contra los anhelos de una sociedad sin opresiones ni explotación.
Recursos
Nota de la profesora Brenda Reymundo, con fragmentos de entrevistas a ex trabajadores de la fábrica.
Material sobre responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad
Nota de Pablo Peláez sobre el grupo Techint, y el pasado y el presente de la violencia empresarial contra sus trabajadorxs. Publicada en Revista La Marea el 29 de marzo de 2021.
Pozzi, P. (1988). Oposición obrera a la dictadura (1976-1982). Buenos Aires: Editorial Contrapunto.
Peláez, Pablo (2020). “´Si va hablando solo por la calle: trabaja en Dálmine´”. La salud obrera como campo de disputa en una gran empresa siderúrgica: entre la resistencia de los trabajadores y las prácticas de violencia estatal y empresarial (1974-1978)”. Revista Páginas, N° 28, Rosario.
25octTodo el día1994: Lxs científicxs contra las privatizaciones menemistasPor Hernán Comastri
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Clases públicas para “Educar al Ministro” Movilizaciones y clases públicas de científicxs, docentes, investigadorxs y trabajadorxs lograron detener los proyectos
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Clases públicas para “Educar al Ministro”
Movilizaciones y clases públicas de científicxs, docentes, investigadorxs y trabajadorxs lograron detener los proyectos de privatización del sector científico y tecnológico impulsados por Cavallo y Menem durante la década del 90.
El 25 de octubre de 1994, científicxs, investigadorxs, docentes universitarixs, técnicxs y trabajadorxs del sistema nacional de ciencia y tecnología se congregaron en la Plaza de Mayo para defender al sector de los proyectos privatistas del gobierno de Carlos Saúl Menem. Se habían movilizado en una nueva “Marcha en Defensa de la Ciencia y la Tecnología”, pero esta vez, dándole la espalda a la Casa Rosada, organizaron un conjunto de clases públicas sobre ciencia, tecnología y desarrollo humano con el objetivo de “educar” al ministro de economía, Domingo Cavallo, sobre la importancia del área para el desarrollo socio-económico del país. Ese mismo ministro, en una actitud altanera y machista, un mes atrás había desestimado los datos del aumento de la desocupación presentados por la socióloga y demógrafa Susana Torrado, mandándola “a lavar los platos”.
El conflicto no era sólo presupuestario, respondía también al proyecto del gobierno justicialista de desmembrar y privatizar la Comisión Nacional de Energía Atómica, institución central del sistema científico y tecnológico nacional. A través de un decreto, y por recomendación del Banco Mundial, se había creado la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A., nueva propietaria de los reactores nucleares de potencia (Atucha I, Embalse y Atucha II), “sujeta a privatización total”. El proyecto se insertaba, así, en una política más amplia de privatización de todo el sector eléctrico, que incluía también a empresas como SEGBA y a las represas hidroeléctricas Yacyretá y Salto Grande.
Esta iniciativa generó rechazos desde diversos sectores políticos y sindicales, que expresaron su preocupación por la política de vaciamiento y mercantilización del sistema científico y tecnológico nacional. En esta línea se pronunciaron, por ejemplo, Raúl Alfonsín, Alfredo Bravo, Graciela Fernández Meijide, Fernando “Pino” Solanas y Fernando de la Rúa, como así también los referentes de ATE Víctor De Gennaro y Carlos Girotti, entre otros. A la “clase pública” de octubre de 1994 se sumaron como oradorxs, además, el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la historiadora Hilda Sábato y el matemático Gregorio Klimovsky. Les escuchaban distintas personalidades de la política y la cultura, que ayudaron a dar publicidad a la lucha y la recolección de firmas para forzar un debate parlamentario del proyecto de Cavallo.
Aunque este debate nunca llegaría a realizarse, las intervenciones de estxs intelectuales y la movilización de lxs trabajadorxs y de la ciudadanía en general, que continuaría durante los años siguientes, fueron esenciales para poner un freno al proceso privatizador en el sector científico.
Recursos
Una sátira a la frase de Cavallo en la tapa de Página 12 del 24 de septiembre de 1994.
Nota del diario Clarín del 26 de octubre de 1994 sobre las clases públicas organizadas por la comunidad de científicxs e investigadorxs.
Hurtado, Diego (2014). El sueño de la Argentina atómica. Política, tecnología nuclear y desarrollo nacional (1945-2006). Buenos Aires: Edhasa.
Rodríguez, Milagros (2015). “¿Reforma administrativa o desmembramiento? La reorganización de la Comisión Nacional de Energía Atómica en el marco del Estado Neoliberal en Argentina (1994)”. Revista Brasileira de História da Ciência, v. 8, n° 1, Río de Janeiro.
30octTodo el día1961: LA GRAN HUELGA FERROVIARIAPor Joaquín Aldao
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42 días de resistencia a la privatización La huelga por tiempo indeterminado declarada por los gremios del riel se constituyó
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42 días de resistencia a la privatización
La huelga por tiempo indeterminado declarada por los gremios del riel se constituyó en una de las luchas más memorables de la rica historia ferroviaria, marcando un hito en la resistencia al plan racionalizador y privatizador que imponía el desarrollismo frondizista.
Presionados por las seccionales que ya estaban en huelga, el 30 de octubre de 1961, La Fraternidad y la Unión Ferroviaria declararon el paro por tiempo indeterminado. La medida era resultado de un recambio ministerial que había impreso nueva fuerza a la política de reducción y racionalización del Estado. Esta política era pregonada desde hacía tres años por el Gobierno de Arturo Frondizi, quien seguía las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional en busca de una solución al desorden de las cuentas públicas y la inflación.
En mayo de ese año, el empresario metalúrgico Arturo Acevedo asumió como Ministro de Obras y Servicios Públicos. Se elaboraría entonces un plan de reordenamiento ferroviario que habría de dejar sin efecto las negociaciones previas entre los gremios y el gobierno para buscar una solución consensuada a los problemas del transporte. Como resultado, mediante una batería de decretos y un discurso en radio y TV, Frondizi declaraba oficialmente “La batalla del transporte”. El objetivo era reducir en un 25% el sistema ferroviario, despedir 70.000 agentes, cerrar quince talleres, privatizar otros trece y los servicios asociados (confiterías, imprentas, canteras, kioscos, vagones comedores, etc.).
Para quebrar la huelga, el gobierno tipificó la situación como “emergencia grave para la nación”, montando para ello un dispositivo represivo a cargo de la Policía Federal, la cual, asistida por las Fuerzas Armadas, ocupó instalaciones para “prevenir actos terroristas”. Se ordenó así la requisa de personal de todo el sistema de transportes del país (incluidos tranvías y colectivos), habilitando persecuciones y allanamientos en los hogares ferroviarios y, en ocasiones, detenciones de familiares. Muchos trabajadores tuvieron que esconderse, mientras sus familias sin ingresos subsistían a lo largo de la huelga gracias a la ayuda de comerciantes y vecinos. Frente al aumento de la represión y la violencia mediática, iría creciendo la radicalidad en la protesta, produciéndose sabotajes a los trenes conducidos por rompehuelgas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En Laguna Paiva (Santa Fe), familiares encabezaron un piquete en las vías, incendiaron una formación y desataron la toma de los talleres, generando así la huida de cincuenta policías. En las semanas posteriores, hechos similares se sucederían por todo el país.
Finalmente, mientras Frondizi y Acevedo buscaban financiamiento fuera del país, la huelga se levantó con mediación de la Iglesia. Los sindicatos presentaron el aumento salarial y la liberación de los detenidos como una victoria, pero en las comunidades ferroviarias la sensación fue otra. La falta de precisiones sobre lo acordado y la baja de 48.000 ferroviarios generaron desconfianza hacia las dirigencias y cierta sensación de derrota.
La gran huelga ferroviaria marcó un antes y un después en la historia del ferrocarril y sus pueblos. La resistencia de 42 días, organizada y solidaria, en defensa de la empresa estatal más grande del país, y contra la represión, la violencia mediática y los intereses extranjeros, deja una huella imborrable que perdura en la memoria de los protagonistas y se constituye en un legado ineludible para las nuevas generaciones, frente el resurgimiento de discursos privatizadores de los sistemas de transporte aéreo y terrestre.
Recursos
Discurso del Presidente Arturo Frondizi “La batalla del transporte”, transmitido por radio y TV, 5 de junio de 1961.
Nota en la revista “Vea y Lea” sobre la huelga ferroviaria, N°376, 26 de noviembre de 1961.
Publicidad del Ministerio de Obras y Servicios públicos legitimando el plan privatizador. La Prensa, 3 de noviembre de 1961, p.7.
Recomendaciones bibliográficas
Di Santo, Antonio (1999) “La huelga ferroviaria de 1961”. En La Patria en el Riel de Lucita, Eduardo. Buenos Aires, Argentina: Colihue, pp.147-249.