11dicTodo el día2018: Sentencia en la “Causa Ford”Por Laura Ortiz
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Ford, nunca más La histórica condena a un militar y dos funcionarios de la empresa Ford abrió un importante camino
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Ford, nunca más
La histórica condena a un militar y dos funcionarios de la empresa Ford abrió un importante camino en la justicia que evidenció la responsabilidad empresarial en los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar.
La Causa N° 2855 caratulada “Müller, Pedro y otros s/privación ilegal de la libertad” inició su instrucción en 2002 y llegó a la sentencia en 2018. En ella se condenó con penas de entre 10 a 15 años de prisión a Santiago Omar Riveros, responsable militar de la jurisdicción en la que se encontraba la planta de Ford en 1976, Pedro Müller, gerente de Manufactura, y a Héctor Sibilla, militar retirado y Jefe de seguridad de la fábrica.
Se trató ésta de una condena histórica y de gran significación para lxs trabajadorxs argentinxs, ya que fue la primera condena a empresarios por delitos de lesa humanidad. No sólo por la entrega de la lista de los trabajadores a los militares en hojas con el logotipo de Ford, o porque algunos de los represaliados fueron detenidos en sus lugares de trabajo y conducidos en vehículos de la empresa hacia lugares donde quedaron detenidos, siendo en ocasiones torturados, sino porque, además, estos funcionarios participaron de las sesiones de tormentos. Con esta sentencia se visibiliza también que el plan sistemático de la dictadura respondía a las necesidades del capital de las grandes empresas como Ford, que necesitaban ajustar los costes de producción en un contexto de crisis del modelo de industrialización. Ford se benefició de los acuerdos con el Estado para venderle móviles policiales (y parapoliciales), con lo que aumentaría su productividad durante los años de la dictadura. Para ello también fue necesario el ajuste en el salario, en los derechos laborales y en la organización de base de lxs trabajadorxs, justificando su represión al etiquetarlos como “subversivos” y “terroristas”.
Fue una sentencia histórica porque se hizo justicia para lxs trabajadores de Ford, evidenciando la responsabilidad empresarial en el terrorismo de Estado. Sin embargo, lo sucedido aquí no fue un hecho aislado, ya que existen investigaciones que demuestran la existencia de situaciones similares en más de una veintena de lugares en los que aún se esperan reparaciones históricas.
Recursos
Noticias internacionales sobre la sentencia
Noticia con historia de vida: Historia y testimonio de uno de los delegados secuestrados por Ford, luego integrante del programa televisivo “Titanes en el Ring”
Recomendación bibliográfica
“Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: represión a trabajadores durante el terrorismo de estado”, sección FIAT. Área de Economía y Tecnología de FLACSO, CELS, la Secretaría de Derechos Humanos, Programa Verdad y Justicia (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación), Buenos Aires, 2015.
16dicTodo el día1993: El SantiagueñazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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El primer diciembre que transformó el país En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el
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El primer diciembre que transformó el país
En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el horizonte: resistir era posible.
Tras la “exitosa” puesta en marcha de la convertibilidad del presidente Carlos Menem y el ministro Domingo Cavallo, el proyecto neoliberal avanzaba en Argentina con escasas resistencias. Las privatizaciones se sucedían y los paquetes de ajuste se profundizaban, haciendo que millones de personas cayeran en la pobreza y la desocupación. Su hegemonía era potente: el impacto del terror de estado, impuesto por la dictadura, y del terror de mercado, impulsado por la hiperinflación, hacía difícil pensar en otros caminos. El marco internacional no ayudaba: el derrumbe de la URSS en 1991 parecía confirmar que no había alternativas.
Parecía que sólo quedaba tratar de salvarse solo, ser un “ganador” mientras el resto caía barranca abajo. Sin embargo algo cambió: en uno de esos territorios donde muchxs creen que “no pasa nada”, pasó de todo. En el Santiago del Estero de la supuesta eterna “siesta”, el pueblo se despertó y transformó la historia.
El 10 de diciembre tomaron fuerza los reclamos en la empobrecida provincia de Santiago del Estero, contra el ajuste provincial que impulsaba el gobernador Fernando Lobo en línea con el gobierno nacional. Esas movilizaciones fueron el preámbulo del 16 de diciembre: allí la movilización obrera y popular ocupó la ciudad de Santiago, incendiando la Casa de Gobierno, el Poder Judicial, la Legislatura y el Archivo Provincial. También atacaron casas de conocidos funcionarios y quemaron vehículos oficiales: los enfrentamientos fueron durísimos, con al menos cuatro muertos y centenares de heridos.
El hecho fue calificado como un “estallido social contra el ajuste”. Desde el Vaticano, mientras era nombrado conde de la nobleza vaticana, Menem anunció la intervención provincial. El 17 se mantuvo la lucha en Santiago y se extendió a su ciudad lindante, La Banda, derrotando a la policía y resistiendo el avance de la gendarmería. El gobierno nacional tuvo que retroceder en el ajuste y lanzar un programa de “trabajo temporal”.
Este hecho marcó una ruptura: el avance del proyecto neoliberal empezaba a encontrar más resistencia. Desde allí la lucha iría en alza: a nivel latinoamericano, a los pocos días, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional irrumpió con su levantamiento. En Argentina le siguieron Tierra del Fuego en la Semana Santa de 1995, Cutral Có y Plaza Huincul en 1996, y tantas otras luchas que acumularían experiencias hacia el diciembre de 2001. El santiagueñazo prendió la mecha de esa rebelión.
Recursos
Recomendaciones bibliográficas
Cotarelo, M. (1999). El motín de Santiago del Estero. Argentina, diciembre de 1993. PIMSA, DT Nº 19.
Dargoltz, Raúl; Oscar Gerez y Horacio Cao (2006) El nuevo Santiagueñazo: cambio político y régimen caudillista – Biblos – Buenos Aires. Edición electrónica corregida – 2020.
Auyero, Javier (2002). El Santiagueñazo (Argentina, 1993). Las memorias de la protesta. Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2002, vol. 8, nº 1 (ene.-abr.), pp. 33-56.
17dicTodo el día1983: La “Ley Mucci”Por Juan Pedro Massano
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La normalización de los sindicatos después de la dictadura La disputa por una normativa que regulara las elecciones en sindicatos
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La normalización de los sindicatos después de la dictadura
La disputa por una normativa que regulara las elecciones en sindicatos intervenidos, con comisiones transitorias o mandatos prorrogados, abrió la discusión sobre la democracia sindical, y también sobre el papel de los sindicatos en el nuevo régimen político.
A la semana de asumir el poder, el gobierno de Raúl Alfonsín confrontó al sindicalismo opositor mediante una ley que buscaba reorganizar las conducciones gremiales. Según el diagnóstico del alfonsinismo, tras su triunfo electoral los componentes autoritarios del peronismo comenzarían a retroceder. El gobierno la concebía como una victoria de la democracia frente al autoritarismo, que debía replicarse en los sindicatos que continuaban en situaciones irregulares luego de la dictadura.
Aunque el alfonsinismo no esperaba el reemplazo masivo de las conducciones peronistas, creía que un proceso de normalización tutelado podía abrirle a los grupos opositores los espacios obturados por el control autoritario que ejercían las conducciones gremiales sobre las elecciones. Con este objetivo, el 17 de diciembre de 1983 el entonces Ministro de Trabajo Antonio Mucci presentó un proyecto de ley que, entre otras cuestiones, facilitaba los requisitos formales para presentar listas y candidaturas, impedía la reelección indefinida y otorgaba representación a la minoría.
El centro del proyecto, sin embargo, residía en quién ejercería el control de las elecciones normalizadoras. El gobierno esperaba que lo hicieran la Justicia Nacional Electoral junto a los interventores que designara el Ministerio de Trabajo. Contradecía así los principios del Convenio N° 87 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantiza el derecho sindical de establecer libremente a sus representantes, sin interferencia de las autoridades.
Además, en los planes del gobierno, a la normalización debía seguirle la modificación del papel de los sindicatos en la vida política nacional. Se pretendía derogar las leyes laborales de la dictadura (entre otras, la ley de Asociaciones Profesionales, la suspensión de la negociación colectiva, y la intervención de obras sociales), pero sin volver al modelo sindical desarrollado desde los años cuarenta, para evitar la negociación colectiva centralizada por rama de actividad y el control sindical de las obras sociales. Reformas que difícilmente podrían negociarse sin el apoyo de dirigentes sindicales afines.
La mayoría de las conducciones sindicales decidieron la reunificación de la CGT – dividida desde la dictadura-, para movilizarse contra la aprobación del proyecto. En cambio, los sectores sindicales que se movilizaron en su apoyo eran minoritarios (radicales, algunos sectores de izquierda y peronistas enfrentados con las conducciones tradicionales). Finalmente, el proyecto sería rechazado en el senado por dos votos, y el gobierno tuvo que negociar una nueva ley de normalización, con un sindicalismo peronista unificado, fortalecido y relegitimado por la victoria.
El fracaso de la “Ley Mucci” mostró tempranamente la lógica a la que se enfrentaría el alfonsinismo en sus intentos de reformar el papel del sindicalismo en el régimen político: una relación de fuerzas fluida, pero muy difícil de quebrar, dada la capacidad de presión defensiva del movimiento obrero sindicalizado.
Recursos
El Convenio N°87 de la Organización Internacional del Trabajo fue promulgado por esta organización en julio de 1948 como “Convenio sobre la libertad sindical y protección al derecho de sindicalización”. Argentina Adhirió a este Convenio en 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, mediante la ley 14932.
Consejo directivo de la CGT unificada elegido en enero de 1984. Fuente: “Eligieron la cúpula de la CGT”, Clarín, 31/01/1984.
Texto del proyecto de ley de normalización sindical reproducido en la edición del 18 de diciembre de 1983 del diario Clarín.
Recomendaciones bibliográficas
Senén González, Santiago y Fabián Bosoer (1993) La trama gremial. 1983-1989. Crónica y testimonios. Ediciones Corregidor: Buenos Aires.
Gordillo, Mónica (2013) “Normalización y democratización sindical: repensando los 80”. Desarrollo Económico, vol. 53, N.º 209-210, pp. 143-167, Buenos Aires.
19dicTodo el día2001: El ArgentinazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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“Que se vayan Todos” El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
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“Que se vayan Todos”
El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 una insurrección obrera y popular atravesó el país. Miles de jóvenes trabajadorxs enfrentaron a las fuerzas represivas en cada pueblo o ciudad, hasta conquistar la caída del presidente Fernando De la Rúa y el ministro de economía Domingo Cavallo.
En esa batalla se destruyó el espejismo neoliberal, que ocultaba tras sus mentiras el cruel aumento de la pobreza, la desocupación, la pérdida de derechos y el incremento del hambre de nuestro pueblo. La insurrección sintetizó todas las formas de lucha que la clase obrera había desarrollado durante los años noventa: cortes de rutas, movilizaciones, huelgas, enfrentamientos, saqueos, asambleas, insurrecciones, y tantos otros instrumentos fueron utilizados para motorizar la rebelión. Sin embargo, muchas interpretaciones ponen el eje en que fue una rebelión únicamente de la “clase media” (sin destacar, en todo caso, la momentánea unidad de los sectores populares, expresada en la consigna “piquete y cacerolas, la lucha es una sola”). Otras voces hablan de esos días comparándolos con “un infierno” o los asimilaron a una interna “palaciega”, invisibilizando la lucha callejera.
Este hecho se forjó en dos convocatorias de la clase obrera. Por un lado, las tres semanas de cortes de ruta desarrolladas por el movimiento piquetero, durante julio y agosto del 2001. Por otro lado, y más directamente implicada en la insurrección, se destaca la huelga general convocada por las centrales sindicales el 13 de diciembre: desde ese día, la rebelión fue creciendo, hasta sintetizar en el gran hito del 19 y 20 de diciembre.
El día 19 los saqueos se masificaron, produciéndose enfrentamientos con las fuerzas represivas en todo el país. Por la noche, De la Rúa declaró el estado de sitio durante treinta días, intentando sostenerse en base a la violencia estatal. En ese momento comenzó la insurrección: cientos de miles marcharon a las plazas de cada ciudad al grito de “que se vayan todos”.
En la Plaza de Mayo la lucha callejera se extendió durante la noche y el día posterior. Fue una batalla de la fuerza popular contra las fuerzas represivas que atacaron con balas de plomo, gases y demás armas de combate, contra las piedras y palos del pueblo. Finalmente, De la Rúa renunció a las 19.56 del 20 de diciembre, escapando desde el techo de la Casa Rosada en el helicóptero presidencial. Se trata, sin dudas, de un hito en el ciclo de luchas obreras y populares de Argentina.
En esas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, nuestro pueblo derrotó la hegemonía neoliberal. Durante esos enfrentamientos, miles nacieron a la vida política y vieron transformada su subjetividad. En este recordatorio buscamos recuperar su potencial: consolidar la organización obrera, desarrollar la conciencia popular y construir las herramientas que necesitamos para realizar sus demandas históricas.
Recursos
Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia (2003a) “La insurrección espontánea. Argentina diciembre 2001. Descripción, periodización, conceptualización”, en PIMSA DT Nº 43, Buenos Aires.
Bonnet, Alberto (2002) “Que se vayan todos”. Crisis, insurrección y caída de la convertibilidad”, en Bajo el Volcán, Revista de la Univ. De Puebla, Año 2 N°5, Puebla, México.
21dicTodo el día2021: El nuevo ChubutazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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La unión del movimiento obrero y el ambientalismo para decirle NO a la megaminería Entre el 15 y el 21
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La unión del movimiento obrero y el ambientalismo para decirle NO a la megaminería
Entre el 15 y el 21 de diciembre de 2021, Chubut vivió el más grande proceso de movilización de su historia. En ciudades, pueblos y parajes, decenas de miles marcharon contra la ley que habilitaba la explotación megaminera. Gran parte del movimiento obrero confluyó con la movilización ambiental, siendo un factor clave para la victoria final.
Desde hace más de veinte años, el debate sobre la instalación de proyectos megamineros en Chubut se transformó en un eje clave de la confrontación política y social. La propaganda que legitimó estas propuestas siempre había sido la supuesta cantidad de puestos de trabajo bien remunerado que generaría, procurando así ganar a sectores del movimiento obrero en su apoyo y en confrontación con las asambleas ambientalistas.
Sin embargo, la oposición de pueblos originarios, militantes, sindicatos y asambleas, ha impedido que estos proyectos se desarrollen, especialmente por sus efectos contaminantes en los escasos cursos de agua de la provincia. En marzo de 2003, un plebiscito en Esquel arrojó un resultado de 81% en contra de la minería, conquistando luego una ley que impide la minería metalífera a cielo abierto en Chubut. Era el resultado de un amplio y transversal movimiento social que se expresó bajo la consigna del “No a la Mina”, pero que sintetizaba muchos años de conciencia y luchas ambientalistas en Patagonia. Un hito previo en esa conciencia ambiental, fue marcado por el movimiento contra la instalación de un basurero nuclear en la meseta central de Chubut durante 1996.
El 15 de diciembre de 2021, por la noche y sin debate previo, la Legislatura provincial derogó la legislación antiminera. Inmediatamente, comenzaron las enormes movilizaciones populares, al tiempo que el gobierno provincial de Mariano Arcioni reprimía brutalmente, con decenas de manifestantes lesionados y encarcelados.
La acción policial adquirió ribetes de cacería y el pueblo redobló su lucha: a las asambleas ambientales se sumaron los pueblos originarios, las barriadas populares, hinchadas de fútbol y una parte del movimiento obrero, en especial, los estatales y el poderoso sector pesquero. Las movilizaciones cotidianas reunían a decenas de miles, generando álgidos hechos de conflictividad, que incluyeron el incendio de la casa de gobierno, otras sedes del estado provincial y edificios de empresas privadas. El inicio de la huelga total en el sector pesquero y los cortes de rutas estratégicas en toda la provincia fueron puntos de quiebre en el conflicto.
Durante octubre de 1990, lxs trabajadores y trabajadoras de Chubut se movilizaron masivamente contra las reformas neoliberales de entonces, en un proceso que fue conocido como el “Chubutazo”. En 2021, tras seis días de marchas, cortes y enfrentamientos, el pueblo de la provincia construyó un nuevo y victorioso Chubutazo: la ley prominera fue derogada el 21 de diciembre. La confluencia del movimiento obrero con las reivindicaciones ambientales dio un nuevo y triunfal paso, con enseñanzas claves para pensar las luchas que se auguran en nuestro futuro cercano.
Recursos
Fotos de Aníbal Aguaisol, fotógrafo y militante popular.
Recomendaciones bibliográficas
Hermosilla Rivera, C. (2019). Entre la producción comunitaria del territorio y la producción del territorio para el despojo. Conflictividades socio-territoriales de carácter ambiental en Chubut (1980-2019). Tesis de Maestría. UNQ.
Ulacia, M. (2022). No fue No: una crónica del Chubutazo. Trelew: Remitente Patagonia.
07eneTodo el día1936: La huelga general de masasPor Nicolás Iñigo Carrera
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Un hito olvidado En un momento ascendente de la lucha de la clase obrera, ésta protagonizó en la ciudad de
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Un hito olvidado
En un momento ascendente de la lucha de la clase obrera, ésta protagonizó en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores un hecho que, por su envergadura, los diarios de la época compararon con la llamada Semana Trágica.
Desde el estallido de la crisis mundial de 1929 y el golpe de estado que al año siguiente inauguró la Década Infame, la clase obrera venía sufriendo una fuerte ofensiva, con desocupación, sobreexplotación, persecución y exclusión política. La Confederación General del Trabajo (CGT)fundada en 1930, cinco años después estaba dividida. En ese proceso, la huelga general de enero de 1936 constituyó un hito fundamental para el movimiento obrero en Argentina.
La huelga general fue declarada por el Comité de Defensa y Solidaridad con los Obreros de la Construcción, quienes estaban en huelga desde octubre del año anterior. Lo constituían 68 organizaciones sindicales de asalariados/as de la industria y el comercio y algunas organizaciones gremiales de pequeños patrones.
Las medidas de fuerza comenzaron el 7 de enero a las 6 de la mañana con el paro del transporte, concentraciones, manifestaciones y marchas programadas desde los bordes de la ciudad, con muchos adherentes que iban llegando desde localidades vecinas a la Capital. Rápidamente la situación se convirtió en una batalla campal, con fuertes enfrentamientos callejeros.
Piquetes de huelguistas y habitantes de los barrios –mujeres, muchachos, niños y hombres, e incluso integrantes de las capas pauperizadas del proletariado– recorrieron la ciudad invitando a parar, atacando ómnibus y tranvías e incendiando estaciones ferroviarias. Las masas movilizadas protagonizaron choques callejeros con la policía, que debió replegarse y atrincherarse en el Centro de Buenos Aires, junto a tropas del Ejército y la Marina, mientras gran parte de la ciudad quedaba en manos de los manifestantes. Los choques armados dejaron como resultado alrededor de 10 manifestantes y 4 policías muertos, cientos de detenciones y 81 medios de transporte destruidos.
A partir del mediodía se produjo el contraataque: fuerzas del Escuadrón de Seguridad y agentes ciclistas y motociclistas patrullaron las calles de Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Urquiza, el Ejército ocupó el Departamento Central de Policía, camiones blindados de la municipalidad y de bancos privados fueron puestos a disposición de la policía, mientras civiles armados tiroteaban a grupos de manifestantes. Por la tarde, un nuevo choque con las fuerzas policiales impediría la realización del acto central en Plaza Once. En esas condiciones, el Comité habría de declararla continuidad de la huelga general por 24 horas más, reclamando la libertad de los presos.
La huelga recibió declaraciones de solidaridad de la CGT Independencia y la CGT Catamarca, aunque éstas no adhirieron ni participaron de la convocatoria. Sin embargo, la envergadura y drasticidad de la huelga habría de potenciarla fuerza del movimiento obrero organizado, que pudo convertirse en convocante de partidos políticos opositores al gobierno de la Concordancia para formar un frente democrático y antigubernamental.
En un aspecto, esta huelga nos remite al proceso de constitución de los obreros de la construcción como fracción social. Pero lo más significativo fue que con ella la lucha devino política, activando a la clase como conjunto y mostrando un momento del pasaje de la lucha económica por intereses inmediatos de los obreros de la construcción, y de la clase obrera en general, a su lucha política por insertarse en el sistema institucional en las mejores condiciones posibles, pugnando por el reconocimiento legal de sus organizaciones sindicales y políticas.
Recursos
Mapa de las acciones: En este mapa puede verse la distribución espacial de las acciones obreras del 7 y 8 de enero. Fuente: Iñigo Carrera, Nicolás (2012). La estrategia de la clase obrera. Buenos Aires: Imago Mundi, p. 71.
Crónica del diario La Prensa: Notas sobre la huelga en el diario La Prensa del 8 de enero de 1936.
Selección de fotos de la huelga general de enero del 1936
Escritos del Comité de Solidaridad con la Huelga de la Construcción.
Recomendaciones bibliográficas
Iñigo Carrera, Nicolás (2012). La estrategia de la clase obrera. Buenos Aires: Imago Mundi.
Iñigo Carrera, Nicolás (2017). La otra estrategia. La voluntad revolucionaria (1930-1935). Buenos Aires: PIMSA-Imago Mundi.
López, Alfredo (1971). Historia del movimiento social y la clase obrera argentina. Buenos Aires: Ed. Programa.
Íscaro, Rubens (1940). Breve historia de la lucha, organización y unidad de los trabajadores de la construcción.
14eneTodo el día1959: La toma del Frigorífico Lisandro de la TorrePor Juan Ladeuix
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El hito obrero de la resistencia peronista Hito de las movilizaciones obreras de 1959, la huelga y ocupación del Frigorífico
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El hito obrero de la resistencia peronista
Hito de las movilizaciones obreras de 1959, la huelga y ocupación del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre constituye un símbolo de la resistencia peronista y la lucha obrera en defensa de la soberanía nacional.
Algunas veces, en la historia de la clase obrera las derrotas se convierten en símbolos. Tal fue el caso de la huelga y toma del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre. Ubicado en el barrio de Mataderos de la ciudad de Buenos Aires, el frigorífico que se había fundado como una empresa municipal, fue nacionalizado por el gobierno peronista con el objetivo de fijar el precio testigo de las carnes.
De acuerdo a los postulados desarrollistas y para facilitar la influencia de los frigoríficos norteamericanos, el presidente Arturo Frondizi presentó el 13 de enero de 1959 un proyecto de reforma de la Ley de Carnes. Entre muchas desregulaciones, la ley planteaba el traspaso del establecimiento a la Corporación Argentina de Productores (CAP), con el objetivo de “modernizar” la producción. La CAP, controlada por los productores ganaderos y subsidiada por el estado, se había asociado a capitales ingleses para gestionar el frigorífico.
Los trabajadorxs marcharon al Congreso para denunciar la privatización. Al día siguiente, con la ley ya aprobada, nueve mil obrerxs reunidos en asamblea votaron unánimemente la toma del establecimiento; dirigidos por Sebastián Borro, consiguieron el masivo apoyo del barrio y de sus fábricas. El movimiento de solidaridad ya se había extendido incluso a otras ciudades cuando, el 16 de enero, las 62 Organizaciones convocaron a una huelga general por 48 horas.
El 17 de enero por la mañana, la policía irrumpió con sus tanques para vencer la resistencia de lxs trabajadorxs y desalojar la planta. La huelga general se convirtió entonces en un paro por tiempo indeterminado que se extendería por todo el país. Rápidamente, la mayoría de los dirigentes sindicales de las 62 Organizaciones fueron detenidos. Finalmente, el día 20, el paro llegaba a su fin. La efectividad de la represión allanó el camino a la CAP, que asumió el control del frigorífico, despidiendo en menos de un mes a más de cinco mil trabajadorxs.
La lucha contra la privatización del Frigorífico Nacional, aunque habiendo sobrellevado una derrota, se ha convertido en un hito insoslayable en la memoria de la clase obrera argentina. Un hecho probatorio de la vigencia de una identidad que, armada de un nacionalismo de clase, mantendría vigente la relación entre las luchas obreras y el antiimperialismo.
Recursos
Recomendación bibliográfica
Salas, Ernesto (2006). La Resistencia Peronista. La toma del Frigorífico Lisandro de la Torre. Buenos Aires: Altamira.
29eneTodo el día1921: La forestalPor Alejandro Jasinski
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Más respeto Hace un siglo, los extensos dominios de La Forestal se vieron sacudidos desde abajo, cuando las clases trabajadoras
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Más respeto
Hace un siglo, los extensos dominios de La Forestal se vieron sacudidos desde abajo, cuando las clases trabajadoras del norte santafesino dijeron basta a dos décadas de intensa explotación laboral y despótico control. La violenta reacción de la empresa y del estado provincial contribuyó a un modelo de violación de derechos humanos que se haría extensivo hacia otras regiones y en el tiempo.
Hace 100 años, los pueblos de la cuña boscosa del norte santafesino se rebelaron contra La Forestal, una compañía británica que explotaba tierras, maderas y ferrocarriles. No fueron sólo hacheros u obreros rurales. Tampoco sólo los trabajadores de las fábricas, aunque su rol fue central. Fue una rebelión que contó con la participación de todas las familias, mujeres, obreros, obreras, empleados y empleadas, comerciantes y gente suelta. Organizaron los sindicatos y luego de sucesivas huelgas parciales, presentaron un largo pliego de condiciones: reclamaban mejor vida, trabajo digno y más respeto de parte de las jerarquías empresariales. Tenían el apoyo de las grandes federaciones obreras. La “gran huelga” de fines de 1919 fue violenta. La empresa usó sus guardias privadas. El gobierno de la provincia envío fuerzas de seguridad y el gobierno nacional hizo lo propio con el Regimiento 12 de Línea, que integraba el joven teniente Juan Perón.
Ganaron. Entonces se inició la lucha más acuciante, con el objetivo de que la empresa cumpliera con los derechos conseguidos. Sin embargo, el gobierno provincial y la compañía reaccionaron de la peor manera. No consiguieron el asiento permanente del ejército, pero crearon por decreto una policía montada especial, una Gendarmería Volante que, como admitió su jefe más tarde, se integró con “malos elementos”. La Forestal pagó hasta la última bala y montura de esta fuerza criminal. Al mismo tiempo, llevó adelante un lockout, cerrando las fábricas. Desorientados, desocupados y perseguidos, grupos obreros ganaron el monte. Anarquistas y sindicalistas revolucionarios discutían desde fines de 1920 sobre cuál era el camino a seguir. La brutal reacción de la burguesía se hacía sentir en Santa Fe, pero también en otros lugares del país, como Buenos Aires, Gualeguaychú, Las Palmas y la Patagonia.
Sin lograr ponerse de acuerdo, el 29 de enero de 1921, los grupos orientados por el anarco-comunismo intentaron tomar los principales pueblos fabriles. Las fuerzas del orden los rechazaron y la policía montada, dirigida por la empresa, salió a su caza. Los directivos de la compañía acusaron a los trabajadores de formar “soviets” y encabezar una “campaña de desprestigio” contra su “obra de civilización y cultura”, como gustaban llamarla sus directivos. La prensa no se hizo cómplice de aquel terror: “Un Crimen de Lesa Humanidad está Cometiendo La Forestal”, se llegó a titular. Los socialistas calcularon entre 500 y 600 muertos. Al poco tiempo, en la legislatura santafesina se narraron los trágicos destinos de las y los humillados: desplazamientos forzosos, persecuciones, violaciones, asesinatos.
La masacre fue el cimiento de un nuevo orden productivo y social. Con nuevas estrategias, los directivos de La Forestal se dedicaron a reconstruir su autoridad. No tuvieron el éxito asegurado y, de hecho, una y otra vez se hizo sentir el rumor de la protesta, organizándose desde abajo el descontento obrero. Sin embargo, frente al inicio de la segunda gran guerra, y avizorando profundas transformaciones en la industria del tanino que hasta entonces dominaba, la empresa activó el plan de retirada del país, que completaría en la década de 1960.
Recursos
Blog “Revuelta obrera y masacre en La Forestal”. Destinado a difundir la investigación y noticias sobre el tema.
“La Forestal: cien años que revelan la matriz de la represión antiobrera rural”. Nota de Claudio Mardones en Tiempo Argentino, 31-1-2021. Realizada en ocasión de la inauguración del evento “Por las hendijas del quebracho”.
Plataforma en la que pueden encontrarse los videos de las jornadas y charlas realizadas a 100 años de la revuelta en la Forestal: “Por las hendijas del quebracho”.
Recomendaciones bibliográficas
Jasinski, Alejandro (2013). Revuelta obrera y masacre en La Forestal. Buenos Aires: Editorial Biblos.
Gori, Gastón (1991). La Forestal, la tragedia del quebracho colorado. Santa Fe: Edición Distribuidora Litar.
Sánchez, Luciano (2017). “La Forestal recorre el norte”. Revista Añamembuí.
02febTodo el día1973: VICTORIA CLASISTA EN PERKINSPor Diego Salerno
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UN MOTOR DE LA LUCHA OBRERA EN LA CÓRDOBA REBELDE El triunfo de la Lista Marrón en Perkins marcó
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UN MOTOR DE LA LUCHA OBRERA EN LA CÓRDOBA REBELDE
El triunfo de la Lista Marrón en Perkins marcó un nuevo hito en el proceso de radicalización obrera posterior al Cordobazo. Al desplazar a la burocracia sindical del SITRAP, dio inicio a un profundo proceso de democracia y lucha gremial y política.
El 2 de febrero de 1973, la Lista Marrón triunfaba en las elecciones del Sindicato de Trabajadores de Perkins (SITRAP), logrando así relegar a la burocracia sindical liderada por Francisco Angulo y extendiendo la influencia del sindicalismo clasista en Córdoba en el mismo momento en que se iniciaba el tercer gobierno peronista.
Perkins era una empresa de capitales nacionales e ingleses dedicada a la producción de motores diésel livianos, que había comenzado su actividad en Córdoba en 1961 y ocupaba unos 1000 trabajadores. La recuperación del SITRAP se originó a partir de la iniciativa de un grupo de activistas liderados por referentes como Juan Villa, Américo Aspitia y Miguel Ángel Agüera: los “Obreros Combativos de Perkins”. Con los ejemplos de SITRAC-SITRAM y el SMATA Córdoba, a partir de 1972 fueron conquistando la mayoría del cuerpo de delegados, la comisión interna de reclamos y la representación paritaria para la negociación del convenio. En febrero de 1973, cuando se convocaron las elecciones de Comisión Directiva, dieron forma entonces al “Movimiento de Recuperación Sindical de Perkins” y la Lista Marrón. Con sus candidatos elegidos en asamblea, esta obtuvo una resonante victoria, desalojando por primera vez de la conducción sindical a la lista oficialista del peronismo ortodoxo.
En los tres años siguientes, el SITRAP desarrolló un modelo de democracia obrera basado en la activa participación de las bases. Las reivindicaciones sobre condiciones laborales (categorías, insalubridad, atención médica, alimentación y control de la producción) ocuparon un lugar prioritario. Al mismo tiempo, fueron fuertemente críticos del Pacto Social, la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales y el incremento de las políticas represivas estatales y paraestatales que los tuvieron como uno de sus blancos. Por otra parte, se destacó su rol en la política sindical de Córdoba, participando en la CGT Regional junto con los sectores combativos de los gremios Independientes, Legalistas y Clasistas y de los ciclos de lucha obrera impulsados por el Movimiento Sindical Combativo (MSC) y la Mesa de Gremios en Lucha.
En medio de un clima político signado por un creciente terrorismo de Estado la Lista Marrón obtuvo una contundente reelección en 1975, manteniéndose al frente del SITRAP hasta el mismo momento del golpe de 1976. La represión dictatorial puso fin al proceso de movilización y combatividad de los trabajadores de Perkins, pero no logró suprimir la memoria de una de las experiencias clasistas más destacadas de la Córdoba setentista.
Recursos
Poesía clasista: Poemas incluidos en el boletín del sindicato en abril de 1974 referidos al origen del nuevo SITRAP y a las ideas y valores del clasismo.
La definición del SITRAP por el clasismo: Reportaje al Secretario General electo en 1973, Miguel Agüera, en la Revista Posición N° 3 (2-1973), donde expone la línea antiburocrática, antipatronal y antidictatorial del SITRAP y se plantea el objetivo de avanzar hacia un sindicalismo clasista: “La vanguardia, el sector más esclarecido de los trabajadores de Perkins, llevará adelante la lucha contra la burocracia, la patronal y contra la dictadura; pero el hecho de que nosotros lo impulsemos no significa que debamos aferrarnos ciegamente a ello. Si las circunstancias están dadas para marchar por esta senda y en la medida que la sigan a su dirección, se podrá llevar adelante el sindicalismo combativo y clasista”.
El SITRAP en el homenaje a los caídos en Trelew: Como parte de su proceso de radicalización política, el SITRAP participó activamente en la Comisión de Homenaje a los caídos en la masacre de Trelew. A lo largo de toda la experiencia, fue relevante la vinculación de los activistas de Perkins con las diversas organizaciones revolucionarias, entre ellas El Obrero, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ERP) y el Peronismo de Base. Además, fue fundamental la influencia de Agustín Tosco en el proceso de politización de los principales dirigentes del SITRAP.
Recomendaciones bibliográficas
Torriglia, J. y Fracaroli, L. (2016). Una ruta al hombre nuevo. Memorias de lucha y conquistas del Sindicato de Perkins en los`70, en las voces de sus protagonistas. Córdoba: Ediciones del Pasaje.
Salerno, Diego (2019). “Los hijos del Cordobazo y del SITRAC- SITRAM”: Experiencias de movilización y combatividad de los trabajadores de Perkins (1969-1973). Conflicto Social, Buenos Aires.
13febTodo el día1973: El debate Tosco-RucciPor Rodolfo Laufer
EFEMÉRIDE
Dos caminos para el movimiento obrero En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos
EFEMÉRIDE
Dos caminos para el movimiento obrero
En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos proyectos sindicales y políticos contrapuestos para el movimiento obrero y la Argentina de los años 70.
Tras varios meses de una aguda polémica por vía de cartas y declaraciones, el 13 de febrero de 1973 la televisión ofició como escenario de la confrontación pública entre los dos principales referentes de las estrategias que atravesaban por entonces al movimiento obrero argentino. Bajo la conducción de Gerardo Sofóvich, Jorge Conti y otros entrevistadores, y mostrando el importante lugar que ocupaban los sindicalistas en el debate público, José Ignacio Rucci y Agustín Tosco confrontaron cara a cara en el programa Las dos campanas del viejo Canal 11.
Rucci, referente del peronismo ortodoxo, había hecho su carrera sindical en el seno de la UOM vandorista. Gremialista profesionalizado, sin base propia y promovido desde arriba, era un exponente típico de la cuestionada “burocracia sindical”. En 1970 saltó desde un cargo de segundo orden hasta nada menos que la Secretaría General de la CGT, donde, con el aval de Perón, asumió la misión de restaurar el verticalismo sindical y contribuir a la reorganización del justicialismo. Como exhibió en el debate, en su perspectiva el objetivo del movimiento obrero debía ser constituirse como un “factor de poder” que hiciera posible el retorno electoral del peronismo al gobierno. La condición para esto era una conducción a cargo de las 62 Organizaciones Peronistas y un aparato sindical unido monolíticamente, que acatara disciplinadamente las directivas de la CGT y los “cuerpos orgánicos”.
Tosco, marxista independiente y líder del Sindicato de Luz y Fuerza y la CGT de Córdoba, integraba el Movimiento Nacional Intersindical y era el principal referente de la oleada antiburocrática y combativa que recorría el sindicalismo argentino. Había ganado reconocimiento nacional merced a su rol protagónico en la CGT de los Argentinos y en el Cordobazo, lo que le valió varios años de prisión. Tal como afirmó en la polémica, en su visión el fundamento del movimiento obrero no estaba en su estructura burocrática, sino en la democracia de base y en un pluralismo político que pusiera por delante los intereses de clase. Éste era el camino para construir un “sindicalismo de liberación”, mediante el cual los sindicatos pudieran actuar como una palanca para la lucha revolucionaria por la liberación nacional y social y la construcción del socialismo, lo que requeriría la unidad de todas las fuerzas democráticas, populares, revolucionarias y antiimperialistas.
El debate Tosco-Rucci puso en evidencia dos proyectos contrapuestos respecto de la organización y el rol de los sindicatos. Dos estrategias que trascienden la coyuntura histórica y transforman dicha polémica en un documento insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino.
Recursos
Transcripción completa del debate, publicada en la Revista “Así” en 1973.
Nota de María Clara Albistu en “El cohete a la luna” del 31 de Mayo de 2020 sobre cómo fue que se extravió el video del debate.
Recomendación bibliográfica
Iñigo Carrera, Nicolás, Grau, María Isabel; Martí, Analía (2006). Agustín Tosco: la clase revolucionaria. Buenos Aires: Ed. Madres de Plaza de Mayo.
Uno de los libros más sólidos acerca de la trayectoria de Agustín Tosco. Su capítulo 12 está dedicado a su debate con Rucci.
EFEMÉRIDE
Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras Desde el siglo pasado, el 8 de marzo es un día de lucha feminista
EFEMÉRIDE
Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras
Desde el siglo pasado, el 8 de marzo es un día de lucha feminista y obrera. Su origen, fecha y demandas continúan siendo temas en pugna. En Argentina, la efeméride surge en 1984 como iniciativa del movimiento feminista, que decidió salir ese día a las calles a manifestarse y presentar sus demandas.
Esas mujeres movilizadas contaban con una larga tradición de luchas por derechos. Son ejemplos de esa historia, las anarquistas y socialistas de fines del siglo XIX, las sufragistas de la década de 1910, las que finalmente obtuvieron el voto femenino en 1947, como así también, más acá en el tiempo, las que lograrían el cupo femenino sindical, entrado ya el siglo XXI. Los Paros Internacionales de Mujeres, llevados a cabo desde 2017, reactualizaron el carácter de clase del 8M en nuestro país y en otras partes del mundo, colocando en el centro del debate político las labores remuneradas -o no-, con las cuales las mujeres sostenemos el mundo y la reproducción de la vida.
El origen de la fecha es incierto, pero denota en todos los casos su dimensión laboral y social. Suele vincularse al homenaje a las 129 obreras textiles quemadas vivas en una fábrica de New York en 1857, en represalia a su protesta por derechos laborales. Sin embargo, no existen evidencias sobre esta huelga, la que parece confundirse con otras luchas que tuvieron lugar allí: un extenso paro de modistas entre noviembre de 1909 y mediados de febrero de 1910, y la huelga del 29 de marzo de 1911 en la fábrica Triangle Shirtwaist Company, debido al trágico suceso donde murieron casi 150 mujeres, la mayoría chicas jóvenes inmigrantes – judías e italianas –, por las pésimas condiciones de seguridad de la fábrica.
Como sea, el 8M fue ratificado por la ONU en 1975, en la Conferencia Mundial de la Mujer, y por la UNESCO en 1977, cuando se lo reconoció como el Día Internacional de la Mujer. ¿Qué desdibujaba esta oficialización? En el contexto revolucionario de los años setenta, hubo de funcionar como una suerte de ocultamiento del nacimiento socialista y obrero del 8M. La decisión original de celebrar un día internacional de las mujeres trabajadoras había sido, en realidad, el resultado de una resolución de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague en agosto de 1910. En esa ocasión, trabajadoras socialistas norteamericanas y europeas acordaron que debía existir un Día de la Mujer Trabajadora específico, distinto al ya establecido 1° de Mayo. Al parecer, la primera conmemoración del 8 de marzo fue en Alemania al año siguiente. También fue el 8 de marzo, pero de 1917, cuando las obreras textiles de Petrogrado decidieron tomar las calles, dando el puntapié inicial al proceso que habría de culminar en el derrocamiento del zarismo y la Revolución Rusa.
En el contexto actual de crisis, políticas de ajuste y represión, nos urge recuperar este sentido clasista de nuestra fecha, no para rectificar un error histórico abstracto, sino para transformar el momento presente. Recuperar la historia de las trabajadoras es una de nuestras mejores armas para las batallas cotidianas y colectivas que nos esperan.
*Ludmila Scheinkman, Laura Caruso, Carolina Brandolini y Andrea Andújar
Recursos
Nota de Maisa Bascuas, Victoria Daona y Alejandra Obertien en Haroldo. La revista del Conti, titulada “Insumisas encuentros del feminismo y el movimiento de derechos humanos”
El 8 de marzo de 1984, la Multisectorial de la Mujer, espacio transversal conformado por mujeres de agrupaciones feministas, partidos políticos y sindicatos, marchó y presentó al Congreso Nacional un programa de siete puntos, entre los cuales estaban la modificación del régimen de patria potestad y el divorcio vincular, obtenidos en 1985 y 1987 respectivamente.
Foto: Volante del Día Internacional de la Mujer. Multisectorial de la Mujer, 8 de marzo, 1984. Fondo Elsa Cola Arena, Memoria Abierta
Recomendaciones bibliográficas
Barrancos, Dora (2007) Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Sudamericana
Bellucci, Mabel (2015) “8 de marzo de 1984”. ANRed
10marTodo el día1921: La larga huelga marítimaPor Laura Caruso
EFEMÉRIDE
Un soviet en cada puerto Luego de trece meses de lucha, la Federación Obrera Marítima levantaba triunfante la huelga por
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Un soviet en cada puerto
Luego de trece meses de lucha, la Federación Obrera Marítima levantaba triunfante la huelga por el control sindical del trabajo a bordo contra la naviera más poderosa de la región: la compañía Mihanovich. Fue éste un acontecimiento clave en la disputa entre capital y trabajo en la Argentina agro-exportadora.
En 1920 todos los trabajadores mercantes del país, -tripulantes, oficiales y capitanes-, unidos en un Comité de Huelga, sostuvieron una acción huelguística en defensa del control del trabajo a bordo. Para espanto de las compañías navieras, desde finales de 1916 y luego de una huelga general del sector, la FOM había impuesto a sus federados como única mano de obra, controlando así la contratación de tripulantes. Como inmediata respuesta patronal se desató una intensa campaña por el derecho al trabajo “libre”. En pos de eludir la injerencia gremial, la compañía Mihanovich cambió la bandera de sus embarcaciones. También agitaron el miedo al peligro rojo, avivado por los sucesos de la Semana Trágica: un manifiesto de la patronal Asociación del Trabajo aseveraba que la FOM era el soviet del puerto de Buenos Aires. El Estado, por su parte, había organizado por decreto en 1919 un registro de tripulantes, sin mayor éxito ante la continuidad del control fomista.
El 12 de febrero de 1920, la Federación inició la huelga en solidaridad con otras luchas portuarias y contra el lockout declarado por Mihanovich. Rápidamente la situación se transformó en una protesta abierta en defensa del control del trabajo a bordo. La solidaridad con la huelga incluyó otras secciones provinciales de la FOM, trascendiendo barcos y puertos: involucró a la comunidad barrial de La Boca y sus comerciantes, y a sindicatos de la central obrera FORA IX. Para sostener la medida en el tiempo se desplegaron distintas acciones. El Sindicato de Mozos y Cocineros de a bordo organizó un comedor para huelguistas y sus familias. Se organizó también un sistema de turnos para que 4 mil huelguistas rotaran por otras flotas y cobraran así un salario. Quienes no rotaban, como los maquinistas y técnicos, contribuirían con un monto mensual. La huelga mostró también la potencia de la unidad y solidaridad lograda entre los trabajadores de la tripulación y aquellos de mayor calificación y jerarquía, los capitanes y oficiales. Una alianza inédita que iba contra la tradicional disciplina patronal y laboral a bordo.
El acuerdo finalmente alcanzado con la empresa en marzo de 1921 involucraría el reconocimiento de la FOM y su atribución sobre el control del trabajo. No obstante, dos meses más tarde, una nueva ofensiva patronal y estatal militarizaría el Puerto de Buenos Aires, expulsando a los obreros federados, imponiendo por la fuerza el trabajo “libre” y sumergiendo en una crisis a la conducción de la federación. Con todo, la larga huelga marítima fue una verdadera demostración del poder colectivo de los trabajadores, sus familias, sus organizaciones y su comunidad.
Recursos
Memoria y Balance de la Federación Obrera Marítima, año 1919.
“Soluciones para la huelga de la navegación fluvial”, Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, 20-9-1920.
Recomendaciones bibliográficas
Caruso, Laura (2016). Embarcados. Los trabajadores marítimos y la vida a bordo: sindicato, empresas y Estado en el puerto de Buenos Aires, 1889-1921. Colección Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, Imago Mundi, Buenos Aires.
Lucena, Alberto y Villena, Cesar (2008). “La Primera Burocracia Sindical. La Federación Obrera Marítima y la Gran Huelga de 1920-1921”. Anuario del CEICS, Buenos Aires.
Monserrat, Alejandra (2011). “La conflictividad obrera y el partido radical. Los trabajadores marítimos entre 1916 y 1930”. En Cañete, Victoria; Rispoli, Florencia; Ruocco, Laura y Yurkievich, Gonzalo (comps.). Los puertos y su gente, pasado presente y porvenir. La problemática portuaria desde las ciencias sociales. Mar del Plata: Ediciones Gesmar-UNMdP-Conicet.
15marTodo el día1971: El ViborazoPor Rodolfo Laufer
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Córdoba se mueve por otro 29 El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo
EFEMÉRIDE
Córdoba se mueve por otro 29
El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo de 1969 asediaron a la dictadura, mostró la fuerza del movimiento obrero cordobés y terminó de forzar el repliegue de la “Revolución Argentina”.
Pocas frases tan desafortunadas como aquella que el nuevo gobernador de Córdoba, José Camilo Uriburu, pronunció el 7 de marzo de 1971, anunciando que él sería el encargado de cortar la cabeza de la “venenosa serpiente” que anidaba en la provincia. Diez días después, devorado por la mentada criatura en un levantamiento que el humor cordobés bautizó como “el Viborazo”, Uriburu se veía obligado a renunciar, arrastrando con él al presidente de facto, Roberto M. Levingston.
Desde el Cordobazo, el movimiento obrero cordobés no había hecho más que intensificar su movilización y la radicalidad de sus posicionamientos. Así, a la fuerza de los gremios del peronismo combativo dirigidos por Atilio López y los seguidores del sindicalismo de liberación impulsado por Agustín Tosco, se sumó en 1970 la impetuosa aparición de los clasistas de SITRAC-SITRAM. Los sindicatos de Fiat, encabezados por Carlos Masera y Florencio Díaz, fueron promotores de una profunda democracia sindical y una intransigente combatividad, que acompañaron con planteos revolucionarios, antiimperialistas y socialistas. En ese contexto, los intentos de Levingston por rehabilitar la desfalleciente dictadura y la provocativa designación de un oligarca y fascista como Uriburu sólo echaron más leña al fuego.
El 12 de marzo, respondiendo a la convocatoria de la Comisión de Lucha de la CGT Córdoba, más de un centenar de fábricas, reparticiones públicas, comercios, diarios y hospitales fueron ocupados pacíficamente por sus trabajadorxs. Mientras, en las barriadas aledañas a las plantas de Fiat, la represión policial se cobraba la vida del joven obrero Adolfo Cepeda, desatando el “Ferreyrazo”. Tres días después, un nuevo y contundente paro activo detonaría el estallido del Viborazo. Tras un gran acto en la Plaza Vélez Sarsfield, miles de obrerxs y estudiantes marcharon a ocupar los barrios, donde, con el apoyo de las organizaciones revolucionarias marxistas y peronistas, montaron barricadas y enfrentaron durante todo el día a las fuerzas represivas. El área de combate se extendió por 600 manzanas, el cuádruple que en 1969. Y la destrucción también alcanzó mayores proporciones, abarcando cientos de comercios, edificios gubernamentales, empresas extranjeras y bancos.
Los saldos fueron más de 300 detenidxs, la intervención de varios sindicatos y un nuevo trabajador muerto, Pablo Javier Basualdo. Sin embargo, una vez más, la clase obrera y el pueblo de Córdoba mostraban la enorme potencia de su movilización, dando el golpe de gracia a la dictadura y alentando las esperanzas de quienes apostaban por cambios de fondo en la Argentina.
Recursos
Recomendación bibliográfica
Balvé, B.; Murmis, M.; Marín, J. C.; Aufgang, L.; Bar, Tomás J.; Balvé, B.; Jacoby, R. (1973). Lucha de calles, lucha de clases. Elementos para su análisis (Córdoba 1971-1969).
16marTodo el día1974: El VillazoPor Ernesto J. Rodríguez y Oscar R. Videla
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Y Villa se hizo Marrón El Villazo fue un momento clave en la historia del movimiento obrero de los setenta. porque demostró la
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Y Villa se hizo Marrón
El Villazo fue un momento clave en la historia del movimiento obrero de los setenta. porque demostró la capacidad de la clase obrera para conducir la movilización de una comunidad local que articulaba sus reivindicaciones específicas con las generales de la ciudad.
A fines de la dictadura de Lanusse e inicios de la recuperación democrática de 1973, entre los trabajadores metalúrgicos villenses resurgió un espíritu de organización que expresaba el descontento de la clase obrera local contra las patronales, la burocratización y el centralismo de los sindicatos. Ese proceso se consolidaría con las creaciones del Movimiento Metalúrgico “7 de setiembre” para las elecciones a Cuerpo de delegados y Comisión Interna (1973), y de la Lista Marrón para disputar la seccional.
El 7 de marzo de 1974, luego de un incidente en Acindar entre la Comisión Interna y los nuevos interventores de la UOM designados por Lorenzo Miguel, estos últimos decidieron desafiliar a los trabajadores involucrados en la protesta. Frente a esto, una multitudinaria asamblea decidió la paralización y toma de la fábrica Acindar para evitar los despidos y exigir la convocatoria urgente a elecciones. No obstante, el día 9 una asamblea aceptó la propuesta realizada por una pluralidad de instituciones locales, levantó el paro y reanudó las actividades. Luego de intensas negociaciones e intermediaciones que fracasaron por la intransigencia de la intervención, el día 11 otra asamblea decidió ocupar nuevamente Acindar y tomar como rehenes al personal jerárquico.
Al día siguiente, los obreros de diferentes sectores locales paralizaron sus actividades en solidaridad. Simultáneamente, comenzaron las amenazas y atentados de grupos de ultraderecha contra los huelguistas y sus aliados. Se organizó una comisión de mujeres y se recibió el apoyo de activistas de otros gremios del país, políticos y funcionarios.
La solidaridad de algunos sindicatos -como docentes y ferroviarios-, podría atribuirse a que compartían direcciones combativas, sin embargo, la mayor parte acompañó la lucha por fraternidad, por la representatividad de los dirigentes (Piccinini, D´Errico, Porcu, entre otros), por el ethos de una comunidad obrera y por la convicción de que la unidad en la lucha era imprescindible para el triunfo de la clase trabajadora. Las reivindicaciones -vinculadas con un combativo clima de ideas, con los derechos sindicales y laborales conculcados, y con demandas locales muchas veces postergadas- le otorgaron al movimiento una gran popularidad, adhesión que se extendería a otros colectivos de la ciudad.
Finalmente, el 16 de marzo de 1974 se firmó un acta acuerdo donde la burocracia sindical se comprometía a normalizar la seccional en 120 días. Esta gesta habría de culminar con una marcha hacia la plaza central de Villa Constitución que convocó a más de 12.000 personas, en una ciudad que apenas superaba los 25.000 habitantes. Por la profunda democracia sindical y combatividad demostrada y una unidad en la lucha que excedió a la propia clase obrera, se iniciaba con este triunfo de la clase obrera villense uno de los procesos más interesantes de la historia del movimiento obrero argentino. Tan sólo un año después, esto sería truncado por la represión del llamado Operativo Serpiente Roja del Paraná, sin embargo las enseñanzas de este proceso en la clase obrera y en el pueblo villense se sostienen hasta la actualidad.
Recursos
Familia obrera en el alambrado de Acindar durante la toma. 09 de marzo de 1974. Foto Colección Puzzolo.
Vista de la entrada a Acindar con mujeres llevando víveres a los trabajadores en lucha. 09 de marzo de 1974. Foto Colección Puzzolo.
Recomendaciones bibliográficas
IVidela, Oscar R. y Rodríguez, Ernesto J. (compiladores) (2013). El Villazo. La experiencia de una ciudad y su movimiento obrero, Santa Fe: Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe y Sección Historia, Instituto Superior del Profesorado Nº 3.
Andújar, Andrea y Santella, Agustín (2007). El Perón de la fábrica éramos nosotros: las luchas de Villa Constitución 1970-1976, Buenos Aires: Desde el Subte.
24mar12:00 am11:50 pmEl golpe de 1976Por Efemérides de Historia Obrera*
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Un golpe contra la clase trabajadora El golpe de 1976 se propuso desarticular el poder acumulado por la clase trabajadora argentina
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Un golpe contra la clase trabajadora
El golpe de 1976 se propuso desarticular el poder acumulado por la clase trabajadora argentina con el fin de imponer una política económica regresiva y sofocar toda amenaza al sistema de dominación social. Frente al retroceso en las condiciones laborales, los cambios en la legislación, el ataque a los sindicatos y una violenta represión, la clase obrera encontró las formas de resistir, mostrando que aún en las condiciones más difíciles es posible luchar.
El golpe de 1976 es un parteaguas en la historia de nuestro país.
El gobierno militar que asumió el poder del estado, con el apoyo y la activa participación de sectores empresariales, eclesiásticos y civiles, desató una brutal ofensiva contra la clase trabajadora argentina. Con avances y retrocesos, esta había cimentado a lo largo de décadas de lucha su poder de clase, a través de un conjunto de derechos económicos y sociales, y de una robusta y diversa red de organizaciones políticas y sindicales. Desde el Cordobazo de 1969, a su vez, protagonizaba una movilización antiburocrática y antipatronal y una radicalización política que ponía en cuestión el sistema de dominación y dificultaba los planes de ajuste y reestructuración capitalista como el que había intentado Rodrigo en 1975.
Por ello, el Proceso de Reorganización Nacional fue, en primer lugar, un golpe contra la clase trabajadora, un proyecto refundacional de la burguesía, dirigido a reestructurar el capitalismo argentino y su inserción internacional. Para alcanzar sus objetivos necesitaba generar un cambio profundo en la situación de los y las trabajadorxs y en las relaciones y legislaciones laborales, y para esto era imprescindible quebrar el poder obrero, lo que solo podía encontrar su cauce mediante la más sangrienta represión, llevada a cabo con la indisimulada colaboración de muchas patronales.
Este proyecto de clase se insertó en los importantes cambios que estaba experimentando el contexto internacional por esos años. Durante la Guerra Fría, las burguesías latinoamericanas habían ido adoptando la Doctrina de Seguridad Nacional para hacer frente a las amenazas revolucionarias, reales o imaginarias, que vislumbraban tras cada uno de los movimientos populares. Como consecuencia, un reguero de golpes militares preventivos arrasó la región. A mediados de los setenta, además, una política consciente de reorganización de la economía internacional liderada por los Estados Unidos iniciaba su expansión global para revertir la nueva crisis del capitalismo mundial. Sus principios más elementales: la completa liberalización de los mercados y el achicamiento del estado. Su nombre popular: neoliberalismo.
Para la dictadura, entonces, contrarrevolución y neoliberalismo, eran dos caras de la misma moneda. El resultado sería un descomunal plan sistemático de secuestros, torturas, robo de niñxs y 30.000 detenidxs-desaparecidxs, junto con la caída en picada del salario, miles de fábricas cerradas, desocupación y un endeudamiento que pesaría sobre generaciones de argentinxs. Aún en esas difíciles condiciones, no faltarían luchas y diversas formas de resistencia obrera que serían centrales para desgastar el poder dictatorial hasta lograr su caída.
Los textos que componen esta efeméride, elaborados por algunos de los principales especialistas en el período, ofrecen claves centrales para comprender este proceso. En tiempos en que desde el Estado nuevamente se lanza una ofensiva contra la clase trabajadora y se escuchan voces reivindicatorias de la acción dictatorial, la historia también es una herramienta de combate.
*Pablo Ghigliani, Rodolfo Laufer, Joaquín Aldao y Gonzalo Pérez Álvarez.
24marTodo el díaLa represión hacia las y los trabajadoresPor Gabriela Águila
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Contra la “subversión industrial” y los “soviets de fábrica” La represión de la conflictividad obrera y la persecución a activistas e
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Contra la “subversión industrial” y los “soviets de fábrica”
La represión de la conflictividad obrera y la persecución a activistas e integrantes de comisiones internas y agrupaciones sindicales antiburocráticas comenzó bastante antes del golpe de Estado, si bien la violencia ejercida sobre las y los trabajadores se habría de profundizar – tanto en su escala como en su magnitud – a partir del 24 de marzo de 1976.
Durante el año 1975, y con el argumento frecuente de enfrentar a la “guerrilla fabril” o la “subversión industrial”, se produjeron intervenciones violentas a cargo generalmente de fuerzas policiales en las principales zonas industriales del país (como sucedió en Villa Constitución, en el norte del Gran Buenos Aires o en algunas provincias del NOA), siendo parte de un ciclo represivo que continuaría luego del golpe de Estado. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas asumían el comando y ejecución de la represión, convocadas por el gobierno constitucional para aniquilar a la denominada “subversión”. Desde febrero, en la provincia de Tucumán y, a partir de octubre, en todo el territorio nacional. Éste sería dividido en zonas, subzonas y áreas bajo control de las autoridades militares y con la activa participación de policías y otras fuerzas de seguridad.
Desde el mismo día del golpe de Estado, la represión se abatió sobre las y los trabajadores y sus organizaciones con el objetivo de eliminar las condiciones que –en palabras del ministro de trabajo, el General Liendo- habían favorecido la “agresión subversiva”, los “soviets de fábrica” y la “inmoralidad” de las cúpulas. La Junta Militar intervino la CGT y decenas de entidades sindicales y federaciones, se clausuraron sedes gremiales y se produjo la detención de cientos de dirigentes y activistas (unos pocos vinculados al peronismo ortodoxo y, la inmensa mayoría, a corrientes sindicales de izquierda o antiburocráticas). Asimismo, desde la madrugada del 24 de marzo efectivos militares y policiales ocuparon varias plantas fabriles en las principales áreas industriales, se establecieron rigurosos controles sobre el personal de empresas estatales y privadas e, incluso, se instalaron centros clandestinos de detención en algunas de ellas.
La violencia que se desplegó en particular durante los primeros años de la dictadura a través de diversos dispositivos represivos afectó brutalmente a trabajadores y trabajadoras, con un saldo de miles de detenidos, desaparecidos –en una cifra aún imprecisa que la CONADEP estimaba en cerca del 50% del total de las víctimas- y exiliados. Asimismo, cuando se produjeron conflictos en diversos sectores y ramas de la producción y los servicios, la respuesta del gobierno militar fue, en general, represiva. Ésta se tradujo en detenciones, secuestros y desapariciones de activistas y dirigentes sindicales (el caso más resonante fue el del líder del sindicato lucifuercista, Oscar Smith, en febrero de 1977), la prohibición o ilegalización de las medidas de fuerza o la represión directa sobre las movilizaciones callejeras, como sucedió el 30 de marzo de 1982.
Lad.
Finalmented.
Recursos
Marxismo y subversión. Ámbito laboral, Estado Mayor General del Ejército, s/f (1977).
Recomendaciones bibliográficas
Dicósimo, Daniel (2013). “Represión estatal, violencia y relaciones laborales durante la última dictadura militar en la Argentina”. Contenciosa. Revista sobre violencia política, represiones y resistencias en la historia iberoamericana, Nº 1, UNL, Santa Fe.
Basualdo, Victoria y Jasinski, Alejandro (2016). “La represión a los trabajadores y el movimiento sindical, 1974-1983”, en Águila, Gabriela, Garaño, Santiago y Scatizza, Pablo (coords.). Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina. La Plata: FaHCE-UNLP.
24marTodo el díaLa responsabilidad empresarial en la represión dictatorialPor Victoria Basualdo
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Militares y núcleos del poder económico contra el poder obrero La dictadura iniciada con el golpe del 24 de marzo de
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Militares y núcleos del poder económico contra el poder obrero
La dictadura iniciada con el golpe del 24 de marzo de 1976 se caracterizó por la confluencia y articulación entre sectores del poder económico y las fuerzas armadas, quienes coincidieron en la ambición de refundar las bases económicas, sociales y laborales.
Un rasgo central de la última dictadura en Argentina fue la alianza de los militares con diversos sectores del poder económico y financiero local e internacional, en un contexto de cambio de etapa en el capitalismo global. Esta vinculación se dio en distintas dimensiones y niveles que incluyeron articulaciones ideológicas e institucionales, relaciones económicas y financieras con el gobierno de facto y, finalmente, una confluencia militar-empresarial en el desarrollo de políticas represivas dirigidas, especialmente, contra trabajadores/as y sindicalistas.
Un sector del poder económico había contribuido con el golpe de Estado, realizando lockouts y campañas mediáticas durante 1975 y los primeros meses de 1976. Una vez derrocado el gobierno, gran cantidad de figuras vinculadas a los núcleos del poder económico participaron de la dictadura. Algunos lo hicieron a través de nombramientos en cargos gubernamentales y otros a través de puestos de asesoramiento externo. Una figura clave en este sentido fue José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía entre 1976 y 1981, quien había ocupado la presidencia del directorio de Acindar, una firma siderúrgica profundamente implicada en la represión a trabajadores a partir de 1975.
En el marco de una redistribución regresiva sin precedentes del ingreso y de una serie de transferencias desde el Estado al capital concentrado por diversas vías, incluyendo la estatización de la deuda privada de grandes empresas, se llevó adelante una articulación militar-empresarial en el desarrollo de políticas represivas. Desde la dictadura y a lo largo de todo el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, hubo denuncias de trabajadores/as y organizaciones sindicales sobre el proceso represivo del que fueron blanco: se apuntó a dirigentes sindicales, delegados/as y comisiones internas como así también a activistas en todas las ramas económicas. El Nunca Más, el Juicio a las Juntas, los Juicios por la Verdad, así como procesos iniciados por trabajadores/as en el fuero civil y laboral y la investigación académica han ofrecido evidencias contundentes de esta responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad.
En casos como Acindar, Ford, La Veloz del Norte, Mercedes-Benz, Dálmine Siderca, Propulsora Siderúrgica, Ingenio Ledesma, Ingenio La Fronterita, Astilleros Río Santiago, Astilleros Astarsa, La Nueva Provincia, Las Marías, entre otros, se han documentado aportes centrales como la provisión de recursos logísticos y materiales para la represión, incluyendo información, listas de delegados y vehículos para el transporte de secuestrados. En algunos casos, la presencia de funcionarios empresariales en la represión y, en al menos 5 casos, la existencia de centros clandestinos de detención en las mismas plantas.
Esta relación entre el núcleo del poder empresarial y las políticas económicas, laborales y sociales regresivas, así como la represión, conforman un eje central no sólo para el análisis de este proceso histórico, sino también para la comprensión del presente y la disputa por el futuro.
Recursos
Bandera elaborada por trabajadores/as de establecimientos fabriles del cordón industrial de zona norte de la Provincia de Buenos Aires y desplegada en las audiencias de la causa Ford en el TOF 1 de San Martín. Un ejemplo de la participación de organizaciones sindicales y sociales en las audiencias de los juicios.
Foto: equipo de responsabilidad empresarial, 2018.
Panel “La responsabilidad empresarial en los juicios por violaciones de derechos humanos en La Plata, Berisso y Ensenada” llevado adelante el Jueves 6/5/2021, con la participación de Ana Oberlin, Guadalupe Godoy, Paula Álvarez Carreras y Verónica Bogliano. Coordinación: Victoria Basualdo y Alejandra Esponda. Secretaría de Posgrado FAHCE UNLP, Prosecretaría de Derechos Humanos – FAHCE UNLP.
Recomendaciones bibliográficas
AEyT de FLACSO, CELS, SDH y PVJ, Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Infojus, 2015.
Basualdo, Victoria, Berghoff, Hartmut, Bucheli, Marcelo, Big Business and Dictatorships in Latin America. A Transnational History of Profits and Repression. Palgrave Macmillan, 2021.
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Responsabilidad empresarial en las violaciones a los derechos humanos en Argentina / 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación-Secretaría de Derechos Humanos, 2022.
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Repertorios : perspectivas y debates en clave de Derechos Humanos 3. Responsabilidad Civil en delitos de lesa humanidad / 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2022.
Horacio Verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky, Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2013.
EFEMÉRIDE
La dictadura que no sólo apretó el bolsillo de los y las trabajadoras Dimensionar el ataque económico a la clase trabajadora
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La dictadura que no sólo apretó el bolsillo de los y las trabajadoras
Dimensionar el ataque económico a la clase trabajadora que llevó a cabo la última dictadura militar ofrece claves para comprender la ofensiva actual de las clases dominantes en nuestro país.
El salario varía históricamente, y en algunos momentos, puede rozar el límite mismo de la supervivencia. Esto sucedió en la dictadura gracias a la implementación de una violencia represiva extrema, tanto estatal como patronal, contra los y las trabajadoras y sus organizaciones.
Durante la última dictadura cayó el salario real y el indirecto –formado por gastos que el Estado realiza y que derivan en un mayor acceso social a bienes y servicios–. Esto afectó directamente la calidad de vida y las posibilidades de proyección a futuro. Algunos datos: el salario real cayó casi un 40% respecto de 1974, se cerraron más de 20.000 establecimientos fabriles, disminuyó la actividad manufacturera y su importancia en la economía. Se perdieron aproximadamente 800.000 puestos de trabajo sólo en el sector industrial, a la vez que aumentó la productividad laboral (entre 1976 y 1990 en un 37%). Esos puestos de trabajo destruidos habrían de equivaler a la totalidad de personas desocupadas en 1990. Se consolidó una tendencia difícil de revertir: la caída abrupta de la participación de los y las asalariadas en la distribución del ingreso, es decir, de la porción que éstos reciben de la riqueza generada, pasando de 45 puntos a favor en 1974, a 25 en 1977.
La desindustrialización marcó un camino de desocupación, subocupación y precarización del empleo por la vía de nuevas modalidades inestables de contratación y un aumento del cuentapropismo. Entre 1976 y 2002 se pasó de 1.8 millones de obreros/as industriales ocupados/as a 500 mil. De la mano de políticas aperturistas, reforma financiera, desregulación de la relación capital- trabajo y redefinición del rol del Estado, se promovió la financiarización y la primarización de la economía.
La dictadura no sólo apretó el bolsillo y destruyó miles de puestos de trabajo, también afectó las posibilidades de organización y el sentido de pertenencia de clase y de comunidad entre quienes viven de su trabajo. La arquitectura represiva, legal e ilegal, prohibió toda actividad gremial: el derecho a huelga, las negociaciones colectivas y paritarias, la realización de asambleas. Este ataque a lo sindical, junto con el cambio en la legislación laboral, debe entenderse como parte del ataque económico, ya que permitió individualizar las negociaciones, anuló conquistas en los regímenes de salubridad y habilitó la expansión de la informalidad, la tercerización laboral y la fragmentación. Se conformó así un núcleo de trabajadores y trabajadoras sometidos a condiciones laborales inestables y notablemente inferiores, que son la variable de ajuste en momentos de crisis o disminución de la producción, estando compelidos a aceptar estas condiciones por temor al desempleo.
En el nombre de la libertad, se promovió, en realidad, plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no necesita aumento, y apenas una miseria de libertad para el pueblo. La misma ilusoria promesa de hoy día.
Recursos
Volante elaborado por trabajadores de la ex Propulsora Siderúrgica (actual Siderar – Grupo Techint) Fuente: Archivo de la ex D.I.P.B.A. Factor Gremial. Fecha ilegible (entre fines de dictadura y transición democrática)
Este volante, permite analizar algunas de las tendencias mencionadas: una nueva relación de poder en los ámbitos laborales que implicó un aumento de la productividad, empeoramiento de las condiciones de trabajo y caída salarial. Por otro lado, remite a un pasado de lucha que fue frenado por un proceso represivo (que no sólo puede pensarse a partir de las fuerzas militares sino por parte de las patronales) y una frase muy popular en muchas industrias de la región “se hunde el barco” (la empresa) y los/as obreros/as deben hacer un esfuerzo para no hundirse con él.
Cuadro: Evolución del PBI y de la participación de los asalariados PBI. En números índices y porcentajes, 1974-1982.
Fuente: Fuente: Basualdo, Eduardo, Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo XX a la actualidad, Siglo XXI Editores, 2006.
Recomendaciones bibliográficas
Basualdo, Victoria con la colaboración de Ivonne Barragán y Florencia Rodríguez (2010) “La clase trabajadora durante la última dictadura militar argentina (1976-1983): Apuntes para el análisis de la resistencia obrera”, Comisión Provincial por la Memoria.
Horacio Verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky, Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2013.
24marTodo el díaLegislación laboral durante la última dictadura militarPor Luis Campos
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Otra víctima del terrorismo de Estado Durante la última dictadura militar se reformó casi la totalidad de la legislación laboral con
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Otra víctima del terrorismo de Estado
Durante la última dictadura militar se reformó casi la totalidad de la legislación laboral con dos objetivos muy claros: debilitar la acción colectiva de los trabajadores y trabajadoras y restaurar el control patronal en los lugares de trabajo.
La elaboración de un nuevo marco institucional para regular las relaciones entre el capital y el trabajo no presentó demoras. El Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976 suspendió todas las actividades gremiales. En los meses siguientes y entre otras medidas, el gobierno intervino cientos de sindicatos, prohibió el ejercicio de medidas de acción directa y estableció penas de prisión para quienes se plegaran a ellas (leyes 21.261, 21.400 y 21.459), suspendió la negociación colectiva (ley 21.307), mutiló la Ley de Contrato de Trabajo (decreto 390/76) e impuso la obligación de volver a afiliarse a todos los integrantes de las organizaciones sindicales (decreto 385/77). Según algunas fuentes, la respuesta del 90% de los trabajadores a esta última medida fue la primera muestra silenciosa de una resistencia que iría creciendo a lo largo del tiempo.
En aquel primer momento, el objetivo del gobierno militar fue sentar las bases materiales para la reestructuración política y económica en curso. La legislación laboral acompañó así a la represión generalizada contra la clase trabajadora, cumpliendo un papel fundamental: modificar de raíz la relación de fuerzas existente hasta mediados de los años ‘70.
Recién cuando este proceso estuvo concluido, la dictadura pasó a una segunda etapa, en la que buscaría establecer pautas de regulación más duraderas. La reconfiguración de la estructura sindical (ley 22.105/79) y el nuevo régimen de obras sociales (ley 22.269/80) apuntaron a debilitar la capacidad de acción colectiva sin por ello modificar el sistema de sindicato único por rama de actividad. Para ello, limitó el alcance geográfico de los sindicatos de primer grado, ordenando la transformación de las uniones en federaciones, dispuso la disolución de los sindicatos de tercer grado -lo que implicaba la desaparición de la CGT-, limitó la cantidad de delegados en los lugares de trabajo, eliminó el fuero sindical que impedía el despido de éstos e impuso fuertes límites a las fuentes de financiamiento de los sindicatos.
SI bien hacia 1983 la estructura sindical no se había modificado sustancialmente en el plano formal, sí habían sufrido cambios muy importantes las relaciones intra sindicales. La represión física y jurídica contra el activismo de base y la retracción del empleo en la industria les otorgó a las direcciones centrales de los sindicatos una mayor capacidad de control vertical, al tiempo que las debilitó en su relación con los empleadores.
A 40 años de la recuperación de la democracia, las huellas de la legislación dictada durante la última dictadura militar siguen presentes. Las restricciones a la negociación colectiva fueron levantadas, y los sindicatos y las obras sociales cuentan con regulaciones dictadas por gobiernos elegidos democráticamente. Finalmente, los cambios en la Ley de Contrato de Trabajo en su gran mayoría permanece según la redacción efectuada en mayo de 1976, reforzando el poder de los empleadores en los lugares de trabajo y limitando el ejercicio del derecho de huelga, entre otros. El legado de la dictadura, al menos en el texto de esta norma, aún sigue en pie.
Recursos
Legislación sobre actividad sindical y derechos laborales dictada entre 1976 y 1977
Recomendaciones bibliográficas
Waisberg, P. y Celesia, F. (2016) La noche de las corbatas. Cuando la dictadura silenció a los abogados de los trabajadores. Buenos Aires: Aguilar.
Campos, Luis (2023). La fortaleza. Sindicatos, Estado y relaciones de fuerzas (Argentina, 1945-2001). Buenos Aires: PIMSA – Imago Mundi.
AAVV (2014). Norberto Centeno: una ley para los trabajadores. Jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos Aires.
24marTodo el díaLas resistencias obreras a la dictaduraPor Andrés Carminati
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Quisieron desaparecer las luchas de la clase trabajadora A casi cinco décadas del 24 de marzo de 1976, aún permanece un
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Quisieron desaparecer las luchas de la clase trabajadora
A casi cinco décadas del 24 de marzo de 1976, aún permanece un extendido desconocimiento social sobre las acciones de resistencia sostenidas por la clase trabajadora durante la dictadura. Con diversas modalidades y acorde a las diferentes coyunturas políticas y represivas, existieron en todo el período cientos de conflictos y acciones de oposición. En tiempos de negacionismos y ofensiva contra nuestras conquistas sociales, resulta fundamental conocerlas y reivindicarlas.
El golpe del 76 significó una feroz ofensiva contra la clase trabajadora. La dictadura se proponía desactivar la intensa movilización social y política abierta hacia 1969 y producir así una transformación radical en el mundo obrero, reestructurando los sindicatos y reduciendo el poder de lxs delegadxs en los lugares de trabajo.
El régimen golpeó con saña a delegadxs, activistas y dirigentes combativxs. Se sancionó toda una batería “legal” que suspendía el derecho a huelga, intervenía numerosos sindicatos y embestía contra la legislación laboral. Muchas patronales colaboraron con los secuestros de trabajadorxs, aprovechando la situación para reimponer su autoridad y despedir sin causa.
Durante los primeros meses, el régimen y las cámaras empresarias celebraban el aumento de la productividad y la “paz laboral”. No obstante, desde los lugares de trabajo se gestaban nuevas formas de lucha. Se multiplicaron las huelgas de brazos caídos, los sabotajes y diversas formas de entorpecer la producción sin apelar al conflicto abierto. En agosto y septiembre del 76, un reguero de conflictos en la industria automotriz terminó de romper el silencio. La dictadura respondió con violencia, y promulgó una nueva ley contra las huelgas con penas de hasta 10 años de cárcel. Al poco tiempo, se inició una prolongada confrontación en Luz y Fuerza, que se extendería hasta febrero del año siguiente.
Durante 1977 hubo dos grandes estallidos. Uno local, que tuvo en vilo al Gran Rosario durante 10 días. En octubre y noviembre se produjo una oleada de huelgas con epicentro en Ferroviarios que se extendería a muy diversos sectores de la industria y los servicios. Fue ésta una suerte de huelga general no declarada. En la prensa, se debatía si el movimiento era o no comparable con el Cordobazo. Sin embargo, hoy en día casi nadie la recuerda.
Hacia fines de 1978 se empezó a reorganizar el movimiento sindical y ya en 1979 el sector confrontacionista llamaba a la primera Jornada de Protesta Nacional. En un contexto marcado por la crisis industrial, se produjeron algunas luchas prolongadas y un último estallido huelguístico. Finalmente, en 1981, con el segundo paro nacional y la marcha a San Cayetano, habría de iniciarse un nuevo ciclo de protesta que concluiría con la histórica huelga con movilización de la CGT Brasil, el 30 de marzo de 1982. Después de Malvinas, y con un régimen que se caía a pedazos, se produjeron tres huelgas generales más. Sin dudas, es imposible comprender el colapso de la dictadura sin tomar en cuenta las resistencias obreras.
En los tiempos actuales, signados por la ofensiva contra nuestras conquistas y derechos, resulta fundamental reencontrarnos con estas luchas casi olvidadas. Tenemos la mochila cargada de derrotas, pero también de estas tradiciones que pueden ser la chispa de la esperanza y de nuevas resistencias.
Recursos
Recortes de las editoriales de La Razón y La Nación ante la ola de huelgas de fines de 1977
Recomendaciones bibliográficas
Zorzoli, Luciana y Massano, Juan Pedro (Eds.). (2021). Clase Obrera y dictadura militar en Argentina (1976-1983). Nuevos estudios sobre conflictividad y cambios estructurales. A Contracorriente.
Carminati, Andrés. “El tabú de la historiografía argentina. Algunos apuntes críticos sobre las teorías del consentimiento obrero a la dictadura militar”. Testimonios, 12. pp. 146-169.
28marTodo el día1968: La CGT de los ArgentinosPor Pablo Ghigliani
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra” Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”
Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado Olmos que llevaría al dirigente gráfico Raimundo Ongaro a la Secretaría General de la CGT; una expresión más de la creciente rebelión de las bases contra el vandorismo y la dictadura de la Revolución Argentina.
El movimiento obrero arribaba a 1968 institucionalmente golpeado por las intervenciones, la cancelación de las personerías gremiales y el congelamiento de los fondos de los sindicatos que habían salido a la calle contra los planes de racionalización y ajuste salarial impulsados por la dictadura de Juan Carlos Onganía: portuarios, azucareros, telefónicos, prensa, químicos, ferroviarios. Arribaba, también, tácticamente dividido entre combativos, participacionistas y la desorientada mayoría vandorista, cuya impotencia había quedado al desnudo en las idas y vueltas que habían terminado frustrando, justo un año atrás, un improvisado plan de lucha.
Con este escenario, no sorprende que el congreso haya transcurrido sus horas iniciales orillando el fracaso y signado por la división. Los delegados de Luz y Fuerza, Construcción, Vitivinícolas, Petroleros, Comercio y Metalúrgicos, jamás aparecieron por el local de la Unión Tranviarios Automotor de Moreno 2969, que fuera sede del encuentro. Por otra parte, y excusándose en impedimentos legales, la comisión encargada de organizar el cónclave trató de impedir la participación de los sindicatos intervenidos, imprescindibles para alcanzar el quórum necesario. Una vez superada la maniobra mediante la rigurosa aplicación del estatuto, varias organizaciones redoblaron el boicot, abandonando el congreso. Finalmente, luego de tres horas de febriles negociaciones y con 293 delegados sobre los 457 habilitados para participar, dieron comienzo las deliberaciones que producirían la llegada de una nueva conducción encabezada por Raimundo Ongaro el viernes 29, jamás reconocida por el Secretario de Trabajo Rubens San Sebastián, ni por los gremios vandoristas y participacionistas que se atrincheraron en el edificio de calle Azopardo, sentenciando la ruptura.
A pesar de su efímera existencia y de sus debilidades organizativas, la CGT de los Argentinos dejó una huella imborrable en el movimiento obrero de nuestro país. Alentó la rebelión de los de abajo desde una incansable prédica anti-dictatorial, anti-burocrática y anti-imperialista que habría de caracterizar a su emblemático periódico. Trascendió el porteñismo con su apuesta por la construcción regional y su combate contra el verticalismo. Sus locales constituyeron una referencia y un espacio de encuentro, no sólo para el peronismo revolucionario y las izquierdas, sino también para estudiantes, intelectuales y artistas. Minó la paz social anhelada por la Revolución Argentina con actos públicos, movilizaciones y puebladas como las de Villa Quinteros (Tucumán) y Villa Ocampo (Santa Fe).
Es por ello, sin duda, que un año más tarde la CGT de los Argentinos pudo reclamar su cuota en aquel mayo caliente que habría de iluminar el futuro, sentenciando al gobierno de facto de Onganía.
Recursos
Afiche producido por Ricardp Carpani para la “Semana de Protesta” llevada adelante por la CGT durante la última semana de mayo de 1963.
Recomendaciones bibliográficas
Ignacio Soneira, “¡Basta! La persistencia de una imágen”, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte, 10, primer semestre del 2017.
30marTodo el día1982: La marcha de la CGT BrasilPor Andrés Carminati
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El movimiento obrero y el colapso de la dictadura Con epicentro en Plaza de Mayo y movilizaciones en las
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El movimiento obrero y el colapso de la dictadura
Con epicentro en Plaza de Mayo y movilizaciones en las principales ciudades del país, una multitud de trabajadores y trabajadoras salió a las calles para protestar por la dramática situación económica y a exigir el fin de la dictadura.
El golpe de estado de 1976 significó una feroz ofensiva contra la clase trabajadora. El terrorismo de estado golpeó con saña a delegadxs y activistas, mientras que se suspendía el derecho a huelga, se intervenían las principales organizaciones sindicales y se embestía contra la legislación laboral. Como resultado, se profundizó la redistribución regresiva de la riqueza, empeoraron las condiciones de trabajo y se multiplicó el cuentapropismo y la tercerización.
Durante el primer trienio hubo una resistencia de tipo molecular, combinada con olas de huelgas semi espontáneas. A partir de 1978, la dirigencia sindical comenzó a reorganizarse, pero dividida en dos líneas: “dialoguistas” y “confrontacionistas”. Estos últimos conformaron en 1980 la CGT Brasil, conducida por Saúl Ubaldini.
Durante 1981 se vivió una verdadera ola de quiebras industriales. En julio, la CGT Brasil convocó a la segunda huelga general contra la dictadura, y en noviembre, a una multitudinaria marcha a San Cayetano bajo el lema “Paz, Pan y Trabajo”.
La movilización del 30 de marzo de 1982 fue parte de este ciclo de protestas. Se proponía entregar un petitorio al gobierno para exigir pleno empleo, distribución equitativa de la riqueza y vigencia del estado de derecho y de la Constitución. El régimen, en plenos preparativos de la Guerra de Malvinas, intentó prohibirla por todos los medios. No obstante, la convocatoria se mantuvo.
El día de la marcha la represión fue feroz. En Buenos Aires, la policía atacó a lxs manifestantes, que fueron calculados por distintas fuentes en un número entre 40.000 y 100.000; una cacería que se sostuvo hasta las primeras horas de la noche, con cientos de detenidxs, entre ellos Ubaldini, la Madre de Plaza de Mayo Norita Cortiñas y varios dirigentes cegetistas. En Mendoza, la marcha fue reprimida con particular brutalidad: cuando lxs manifestantes se dirigían a la Casa de Gobierno, fueron recibidos con disparos de ametralladoras. El saldo fue de seis heridos y un muerto: José Benedicto Ortiz.
En todo el país, las manifestaciones fueron saludadas por transeúntes y espectadores, al tiempo que recibieron la adhesión de diversas agrupaciones políticas, estudiantiles, e incluso, empresarias.
La movilización y la respuesta represiva pusieron sobre la mesa la verdad: el tiempo de la dictadura estaba casi agotado. Luego de la derrota de Malvinas, el colapso del régimen no tendría retorno: diversos movimientos sociales ocuparían las calles y el movimiento obrero motorizaría otras tres huelgas generales. La movilización del 30 de marzo de 1982 quedará como un hito de la lucha popular por la recuperación de las libertades democráticas y el derecho a la protesta.
Recursos
Notas periodísticas del día 31 de marzo de 1982 producidas por la Agencia Noticias Argentinas y el diario Crónica
En este breve artículo, Andrés Carminati reflexiona sobre las icónicas fotografías del 30 de marzo y el discurso oficial que justificó la represión
Fondo documental DIPPBA – Comisión Provincial por la Memoria. “San Cayetano contra la dictadura militar”
Recomendaciones bibliográficas
Pozzi, Pablo (1987) Oposición Obrera a la Dictadura (1976-1982). Buenos Aires: Contrapunto.
Sangrilli, Carla (2012). “La combativa CGT en tiempos de la guerra de Malvinas (1982)”. Revista Escuela de Historia, vol. 11, Nº 1.
02abrTodo el día1997: La Carpa BlancaPor Pablo Ariel Becher
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La carpa de la dignidad docente A fines del gobierno menemista, la Carpa Blanca activó un conjunto de demandas en torno
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La carpa de la dignidad docente
A fines del gobierno menemista, la Carpa Blanca activó un conjunto de demandas en torno a la educación pública. A partir de una medida que innovó respecto a las tradicionales acciones de protesta sindical, se generaría un proceso de unidad de diversas luchas.
Ante la grave situación económica y social producto de las reformas del gobierno menemista (1989-1999), el deterioro salarial y el aumento de la precariedad en las condiciones del trabajo docente, la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) instaló el 2 de abril de 1997 una carpa en la Plaza de los dos Congresos. Fue el inicio del ayuno docente como acción de protesta, basado en líquidos e infusiones, con asistencia médica permanente, un máximo de veinte días por persona y rotación de quienes desarrollaban la medida. Allí, frente al poder legislativo nacional, se reclamaba financiamiento educativo, en especial para un conjunto de provincias en conflicto por falta de recursos y desinversión en materia escolar.
Quienes ayunaban llevaban sobre sus delantales carteles con frases como “docente argentino ayunando” o “todos somos docentes”. Esos cuerpos docentes evidenciaban el aumento del hambre en una sociedad pauperizada que encontraba en la carpa un refugio, un espacio de encuentro, un testimonio de denuncia. Fue una medida diferente a las del repertorio clásico de huelgas y movilizaciones, con la que se buscó masificar la demanda y proponer un debate ante el proceso de desvalorización de la Educación Pública. Esa estrategia no fue compartida por todos los sectores opositores dentro de CTERA, que veían en esta acción la falta de un plan de lucha, el desvío de una huelga docente prolongada y la sola presencia de medidas en la Capital Federal, con el objetivo de apoyar a la Alianza, el frente político opositor al menemismo. No todos compartían el mismo punto de vista…
La Carpa Blanca representaba la figura de una escuela, instalada con pupitres y mesas, junto a una estatua de Sarmiento amordazado. Las actividades en su interior se multiplicaron y se convirtió en un símbolo referente de otras protestas sociales, siendo replicada con carpas y demás acciones en diferentes puntos del país.
El 30 de diciembre de 1999 y por el apoyo de la conducción que dio CTERA al nuevo gobierno de la Alianza (1999-2001), se decidió levantar la Carpa, sosteniendo que se habían cumplido sus demandas con la aprobación en el Congreso de una ley de financiamiento educativo para solventar el llamado “incentivo docente”.
La Carpa Blanca se mantuvo en pie durante 1.003 días, ayunaron allí 1.380 maestros y más de 5.000 docentes colaboraron en diversas tareas. Fue visitada por miles de personas, logrando el apoyo de la población y de los medios de comunicación. En medio de las políticas neoliberales, la carpa logró quebrar el aislamiento, resistió la desacreditación de la tarea docente y fortaleció los lazos de unidad. El poder de su simbolismo logró el consenso de amplias capas sociales en torno al valor y la relevancia de la Educación Pública como derecho social que debe ser garantizado por el Estado.
Recursos
A 20 años de la Carpa Blanca: Audiovisuales elaborados por CTERA, SUTEBA y AMSAFE en 2017, al cumplirse 20 años de la instalación de la Carpa Blanca
La lucha histórica de la Carpa Blanca de la dignidad. Propuesta para el aula. Suteba (2015).
Recomendaciones bibliográficas
Daniel do Campo (2020), Historia reciente y educación. La Carpa Blanca en tiempos del neoliberalismo (1997-1999), Tesis de maestría en historia contemporánea, Universidad Nacional de General Sarmiento
Guidici Navarro, Maria Laura (2019), El ayuno docente: cuerpos, vulnerabilidad y estrategias de protesta durante la carpa blanca (1997- 1999), en revista TESTIMONIOS, n° 8, UNC
04abrTodo el día1972: MendozazoPor Colectivo Mendoza Subalterna
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Paso, paso, paso… se viene el Mendocinazo En un contexto nacional y mundial de fuertes cuestionamientos sociales y políticos al
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Paso, paso, paso… se viene el Mendocinazo
En un contexto nacional y mundial de fuertes cuestionamientos sociales y políticos al orden establecido, la provincia “siestera” despertó: el pueblo salió masivamente a las calles protagonizando la movilización más importante de la historia local.
El Mendozazo fue precedido por un tenso clima social en el que diversos sectores reclamaban por mayores derechos, libertades políticas -negadas por la dictadura de Alejandro Lanusse – y mejoras para sus condiciones de trabajo y de vida, a la par que luchaban por una transformación radical de la sociedad. En este contexto, un aumento dictado por Agua y Energía del 300% en las tarifas eléctricas generó enorme indignación popular y llevó a la conformación de la coordinadora “No pague la luz” que llamó a no abonar la tarifa eléctrica, convocando a una multitudinaria concentración el domingo 2 de abril de 1972. Frente a esta situación, la CGT local llamó a paro y movilización para el martes 4. Aunque la medida fue prohibida por las autoridades militares, miles de vecinxs y trabajadorxs ocuparon las calles.
La jornada comenzó con la represión en la puerta del Sindicato de Magisterio de las docentes, que llevaban cuatro semanas de huelga. Éste fue el detonante de la ira colectiva. Inmediatamente, el conflicto se trasladó a Casa de Gobierno, lugar donde el movimiento obrero organizado y miles de personas se enfrentarían con las fuerzas represivas usando piedras de las acequias y ramas que arrancaban de los árboles. “Men-do-ci-na-zo!! Men-do-ci-na-zo!!”, era el grito de guerra que surcaba hogueras y barricadas. Las protestas se extendieron hasta la noche, las detenciones fueron masivas y cayó asesinado el canillita Ramón Quiroga. En los barrios populares, lxs vecinxs se parapetaron y se defendieron con bloques de cemento y piedras, extendiendo el conflicto durante varios días. La represión subsiguiente produciría dos nuevos asesinatos: Susana Gil de Aragón y Luis Mallea.
El Mendozazo, además de frenar el aumento de tarifas, tuvo profundas implicancias organizativas en el movimiento obrero local. La docencia logró el ansiado proceso de unificación gremial y nació el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación; lxs estatales fundaron el combativo Sindicato de Obreros y Empleados Públicos; lxs bancarixs crearon Comisiones Gremiales Internas en todos los bancos y fundaron la Escuela Sindical Bancaria; y lxs contratistas de viñas lograron, tras décadas de lucha, el ansiado Estatuto que lxs considerara trabajadorxs con derechos.
Los ecos de este levantamiento popular aún resuenan en la memoria colectiva. A fines de 2019, el pueblo volvió a movilizarse masivamente, esta vez, frente a una iniciativa legislativa que buscaba habilitar la megaminería. En recuerdo de aquella histórica jornada, las asambleas en defensa del agua y los bienes comunes bautizaron la nueva pueblada como “el Mendozazo del agua” o, más simplemente, “el Mendoaguazo”.
Recursos
Cartografías de la Mendoza Subalterna Memorias del Mendozazo (INCIHUSA CONICET). Realizado por Laura Rodríguez Agüero, Gabriela Scodeller e Inés Lucero Belgrano
Lámina “Cauces y causas de Mendozazo” realizada por Iconoclasistas, Laboratorio de comunicación y recursos contrahegemónicos de libre circulación
Recomendaciones bibliográficas
Colectivo Fantomas (2011). El Mendozazo. Herramientas de rebeldía. Mendoza: EDIUNC
Rodríguez Agüero, Laura (2014). “Maestras y madres. Género y lucha docente en el post Mendozazo (1972-1973)”. Millcayac, n°1.
28abrTodo el día1919: La primera huelga del magisterio mendocinoPor Matías Latorre
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Cuando la clase se imparte en la calle Las suspensiones de las maestras sindicalizadas que fueron dispuestas por la Dirección
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Cuando la clase se imparte en la calle
Las suspensiones de las maestras sindicalizadas que fueron dispuestas por la Dirección General de Escuelas de la provincia representaron el detonante de la primera huelga del magisterio mendocino, convocada por su flamante organización gremial, Maestros Unidos
La inestabilidad laboral y el atraso crónico en el pago de los salarios fueron las causas que llevaron a la sindicalización de las maestras mendocinas a principios de 1919. Agrupadas primero en la Asociación Idea, a los pocos días surgiría Maestros Unidos, adhiriendo a la Federación Obrera Provincial Mendocina (FOPM) y a la Federación Obrera Regional Argentina del IX Congreso (FORA IX). Maestros Unidos se convertiría así en el primer sindicato docente del país en ingresar a una central obrera. La reacción del gobierno radical de José Néstor Lencinas sirve como testimonio de lo trascendental de la iniciativa para la época: rechazó el reconocimiento legal del gremio con el argumento de que la condición de género exponía a las maestras a la influencia corrosiva de la actividad de la clase trabajadora.
Las suspensiones dispuestas sobre lxs 180 agremiadxs dieron inicio a la primera huelga del magisterio. Para sorpresa de las autoridades, el conflicto habría de cobrar una fuerza inusitada. Niños y niñas en edad escolar, motivados por la injusticia cometida contra sus maestras, hubieron de sumarse a la lucha. Ambas huelgas –magisterial y estudiantil– paralizaron la actividad educativa, anticipando la ola de solidaridad con las maestras que desbordaría las calles mendocinas el 1ro de mayo. Estas acciones cimentaron el vínculo entre los heterogéneos eslabones de la clase trabajadora, amalgamando los intereses comunes forjados por personas de diferentes géneros, edades y funciones laborales dentro del sistema capitalista. Las medidas de lucha desplegadas por un novísimo sindicato docente, rodeadas de solidaridad de clase, y secundadas por componentes no organizados gremialmente –lxs pequeñxs huelguistas–, pusieron al descubierto la agencia combativa de las familias trabajadoras durante el conflicto.
Tras aquella fructífera experiencia de clase sobrevinieron amenazas, persecuciones y hostigamientos estatales y paraestatales que recayeron sobre las principales dirigentes docentes, Florencia Fossatti y Angélica Mendoza, entre otras. La falta de solución a las principales demandas del magisterio –salariales, de estabilidad, por derecho de agremiación– derivaría en dos nuevos paros sectoriales. Ambos culminaron en contundentes huelgas generales solidarias declaradas por la FOPM que habrían de interrumpir casi por completo el trabajo en la provincia: mientras que la huelga de agosto resultó triunfante, la de octubre no corrió la misma suerte. El movimiento fue caracterizado como antipatriótico, inmoral, sovietista y anarquizante. Tramitadxs como criminales, se desplegó una feroz represión policial que incluyó detenciones, allanamientos domiciliarios, cierre de locales obreros, encarcelamientos, secuestros y deportaciones interprovinciales. La dura derrota infligida a la clase trabajadora mendocina, sin embargo, no lograría opacar la potencia colectiva desplegada por mujeres, varones e infancias trabajadoras, lo que marcaría la identidad y combatividad del movimiento obrero provincial durante los años venideros.
Recursos
La revista Idea fue, en palabras de sus hacedoras, “la chispa que encendió la mecha” de aquel largo conflicto. La publicación del primer número, les valió la inmediata suspensión sin goce de haberes a sus editoras por desafiar las injusticias de aquel sistema educativo. A las 12 educadoras sumariadas se sumaron cientos, organizando Maestros Unidos. Ambas organizaciones compartieron a varias de sus dirigentes e Idea se conformó en la prensa responsable de comunicar lo que sucedía en las escuelas provinciales. Entre sus principios se destacó el de “hacer efectiva la dignificación del maestro”: como quedaría demostrado durante las huelgas, aquello implicaría impartir la clase tanto en las aulas como en las calles.
Fuente: portada de la revista gremial y cultural Idea, lanzada el 13 de abril de 1919. Documento cedido gentilmente por la familia Camardella.
Funcionarios pertenecientes a la Dirección General de Escuelas realizaron el siguiente Manifiesto con el objetivo de distribuirlos y adosarlos a las paredes frontales de cada una de las escuelas provinciales que adhirieron a la primera huelga magisterial. El amedrentamiento público incluía las resoluciones de suspensión y cesantía, firmadas de puño y letra por el director de la repartición escolar, Enrique Julio. En ellas puede observarse el tratamiento propinado a “las maestras” y “directoras” sindicalizadas, tildadas de: sectarias, temerarias, sediciosas y anarquizantes.
Fuente: Documento cedido gentilmente por Marisa Biain de Cara, nieta de una de las maestras fundadoras de Idea.
De la Vega, J. (1997). Mendoza 1919: ¡Huelga! El nacimiento de la sindicalización del magisterio mendocino. Mendoza: Ediciones culturales de Mendoza.
Latorre, M. (2019). “Entre la escuela y la prensa. Primeras experiencias de organización sindical docente en Mendoza (1919)”. Prohistoria. Historia, políticas De La Historia, (32), 97-126.
28abrTodo el día1972: TRIUNFO MARRÓN EN EL SMATA CÓRDOBAPor Rodolfo Laufer
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Los frutos del cordobazo El triunfo en el SMATA Córdoba de la Lista Marrón encabezada por René Salamanca fue la
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Los frutos del cordobazo
El triunfo en el SMATA Córdoba de la Lista Marrón encabezada por René Salamanca fue la expresión del proceso de radicalización abierto por el Cordobazo y de la unidad “antiburocrática, antipatronal y antidictatorial” lograda en el gremio, lo que inauguró un nuevo ciclo de conquistas y luchas para lxs mecánicxs y el sindicalismo clasista.
El 28 de abril de 1972, las urnas sancionaron el triunfo del Movimiento de Recuperación Sindical – Lista Marrón en las elecciones de la seccional cordobesa del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). Se trataba nada menos que de uno de los sindicatos más poderosos de una de las provincias más convulsionadas de la Argentina, representante de alrededor de 10.000 trabajadores y trabajadoras automotrices.
El ascenso de la coalición de fuerzas sindicales encabezada por René Salamanca, que incluyó a múltiples tendencias clasistas, combativas y antiburocráticas, fue el fruto de las grandes luchas y del proceso de radicalización que lxs mecánicxs venían protagonizando desde el Cordobazo. Las ocupaciones fabriles y la huelga larga de 1970, la influencia de la experiencia clasista en SITRAC-SITRAM, la participación en las jornadas del Viborazo, fueron agudizando el choque contra las patronales automotrices y la dictadura de la autodenominada “Revolución Argentina”. Esto puso en crisis a la estrategia negociadora de la vieja conducción peronista del SMATA, de tendencia vandorista, y alentó al mismo tiempo el desarrollo de las corrientes opositoras que confluyeron en las elecciones del 72.
La victoria marrón inauguró una nueva etapa para el sindicato mecánico y el clasismo cordobés, fuertemente marcada por los cambios políticos que se abrieron con la retirada de la dictadura y el retorno del peronismo al gobierno en 1973.
El nuevo SMATA desplegó una profunda democracia sindical, con constantes asambleas, un vigoroso cuerpo de delegados, la formación de una comisión de mujeres y el retorno periódico de lxs dirigentes a sus puestos de trabajo. Rechazando el “Pacto Social” promovido por el gobierno, la movilización obrera logró importantes conquistas en salarios y condiciones de trabajo, frenó los despidos arbitrarios y recuperó el sábado inglés quitado por Onganía en 1969.
Los esfuerzos por la unidad del sindicalismo combativo se plasmarían en la lucha por la afiliación de los obreros de Fiat al SMATA, la incorporación de Salamanca a la conducción de la CGT Córdoba junto a Atilio López y Agustín Tosco, la constitución del Movimiento Sindical Combativo y el impulso y la participación en varios encuentros nacionales.
Ratificando los avances logrados en este período, en 1974 la Lista Marrón obtendría una contundente reelección. La escalada represiva, la intervención del sindicato por parte del SMATA nacional y, finalmente, el golpe de estado de 1976, terminarían por truncar una de las experiencias más destacadas de democracia sindical, combatividad y compromiso con la emancipación de lxs trabajadorxs.
Recursos
Candidatos y programa de la Lista Marrón (1972): Entre los integrantes de la lista había referentes de agrupaciones clasistas ligadas a la nueva izquierda marxista y el peronismo revolucionario, sectores identificados con el “sindicalismo de liberación” promovido por Tosco, y activistas independientes, peronistas y radicales con posiciones combativas. En el programa pueden verse los tres grandes ejes de la campaña marrón: la democracia sindical, las reivindicaciones laborales y la definición política “contra las patronales, la Dictadura y los dirigentes traidores y conciliadores”
René Salamanca en el 4° aniversario del Cordobazo (1973): Discurso de René Salamanca en el acto por el 4° aniversario del Cordobazo, realizado el 29 de mayo de 1973, días después de la asunción del gobierno del FREJULI. Participaron también Osvaldo Dorticós (presidente de Cuba), Atilio López (Vicegobernador electo y Sec. General de la CGT Córdoba), Agustín Tosco (Sec. General de Luz y Fuerza y Sec. Adjunto de la CGT Córdoba) y representantes de las organizaciones armadas de la izquierda peronista y marxista
Recomendaciones bibliográficas
Brennan, James P. y Gordillo, Mónica (2008). Córdoba rebelde. El Cordobazo, el clasismo y la movilización social. La Plata: Editorial De la Campana.
Laufer, R. (2017), “El clasismo en el SMATA Córdoba, 1966-1972”. En Rupar, B.; A. Costilla y G. Galafassi (Coord.). Dirán hubo gigantes aquí. Izquierda, peronismo y clase obrera en los ´60 y ´70. Buenos Aires: GEACH-UNQUI.
30abrTodo el día1904: El informe Bialet MasséPor Federico M. Kindgard
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El lado oscuro de la prosperidad en la Argentina agroexportadora Contratado por el gobierno de Julio Argentino Roca y siendo empresario,
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El lado oscuro de la prosperidad en la Argentina agroexportadora
Contratado por el gobierno de Julio Argentino Roca y siendo empresario, Juan Bialet Massé nos brindó un relato vívido de la situación de les trabajadores en la Argentina de principios del siglo XX.
Juan Bialet Massé fue ante todo un hombre de acción: llegado de España en 1873, su formación como médico y su carácter audaz le valieron una pronta acogida en la burguesía local. Ese mismo año asumiría un cargo como vicedirector del Colegio Nacional de Mendoza. En Argentina, se recibió de abogado, fue concejal en Córdoba y empresario. En 1903 escribió un proyecto de ley para regular las relaciones laborales, convirtiéndose en un precursor del Derecho Laboral en Argentina y América Latina. Rechazadas en ese momento, sus propuestas se irían legislando posteriormente. Con esos antecedentes, en 1904 fue contratado por el gobierno nacional, a cargo de Julio Argentino Roca, para realizar un estudio sobre la situación de les trabajadores en el país, el llamado “Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas”.
De lectura obligada para quien investiga el tema y amena para todo lector curioso, el informe desmiente con contundencia la mirada complaciente de la burguesía argentina sobre sí misma y su obra. A pesar del tono sexista y racista de algunos pasajes, el objetivo del autor fue reivindicar a los sectores más marginados y discriminados, como los trabajadores criollos e indígenas, y poner en evidencia la realidad de la mujer trabajadora en los talleres y en el hogar, apuntando siempre a los factores sociales y políticos que explicabas dichas situaciones.
El informe comienza señalando los ínfimos salarios pagados en la época, pese a las cuantiosas ganancias que se obtenían. En una recorrida que va desde Jujuy a San Luis y desde Mendoza a Entre Ríos, sus observaciones detalladas sobre las condiciones de trabajo en industrias emblemáticas, como la del vino cuyano o la azucarera en el noroeste, muestran las distintas formas de explotación sufridas por trabajadores y trabajadoras: las jornadas de trabajo extenuantes, el fraude en las proveedurías, las instalaciones insalubres, las viviendas paupérrimas, entre muchas otras.
En aquella época, la Argentina se había convertido en una gran exportadora de granos, valiéndole el mote de “granero del mundo”. Allí crecía la riqueza de la clase dominante, y junto a ella, la ostentación plasmada, por ejemplo, en la arquitectura que acompañaba el desarrollo de las grandes ciudades. En el informe, esta prosperidad se nos presenta como un gigante con pies de barro, que descansaba sobre la degradación y el despilfarro de vidas humanas y recursos naturales.
Recursos
Los 3 tomos del Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas en pdf, en el formato original de la primera publicación.
Proyecto Bialet. Exposición online de material fotográfico sobre la situación y la historia de la clase obrera argentina con énfasis en los materiales de Bialet Massé.
Recomendaciones bibliográficas
Lagos, M., Fleitas, M. S., & Bovi, M. T. (Eds.). (2004). A cien años del informe de Bialet Massé: el trabajo en la Argentina del siglo XX y albores del XXI. Unidad de Investigación en Historia Regional, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy. Vol I. y II.
Iñigo Carrera, N. (2019). Las estrategias de la clase obrera en los orígenes del peronismo. EUDEM
01may8:00 am11:50 pmEl Día Internacional de lxs TrabajadorxsPor Colectivo Historia Obrera
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¡Proletarixs del mundo, uníos! Desde la organización de la primera manifestación internacional en 1890 por el reclamo de la jornada laboral
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¡Proletarixs del mundo, uníos!
Desde la organización de la primera manifestación internacional en 1890 por el reclamo de la jornada laboral de ocho horas, lxs trabajadorxs del mundo entero no han cesado de reafirmar cada 1ro de mayo sus demandas y sus esperanzas de justicia.
La conmemoración del día internacional de lxs trabajadorxs ha quedado ligada a la memoria de los mártires de Chicago. El 1° de mayo de 1886, el movimiento obrero norteamericano lanzó la huelga general para instaurar los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio e instrucción. Durante los días subsiguientes, las fuerzas armadas estatales y privadas reprimieron las manifestaciones organizadas en Chicago, asesinando a varios trabajadores. La indignación obrera se tradujo en una nueva y masiva convocatoria en la Plaza de Haymarket, el 4 de mayo. Esta vez, la represión fue repelida por una bomba casera y anónima que terminó con la vida de un efectivo policial, mientras que la inmediata y brutal represalia dejó decenas de muertos y centenares de heridos en las filas proletarias. Como consecuencia, en un proceso judicial infame, cinco militantes anarquistas fueron condenados a muerte y tres a prisión por un hecho que no habían cometido, como lo habría de reconocer en 1893 el propio gobernador de Illinois al liberar a los sobrevivientes.
La evocación se completa con el Congreso Internacional Socialista reunido en París en 1889, que decidió organizar una manifestación a nivel mundial el 1° de mayo de 1890 para reclamar a los poderes públicos la reducción legal a ocho horas de la jornada laboral. La resolución del Congreso ha sido usualmente interpretada como un homenaje a los mártires de Chicago, aunque ésta no los mencionaba, sino que se limitaba a secundar la decisión de la American Federation of Labor de inaugurar en los Estados Unidos la jornada laboral de ocho horas desde el 1° de mayo de 1890.
Mientras la gradual construcción y generalización de este relato heroico ilumina el sacrificio militante y los orígenes combativos del 1° de mayo, termina dejando en las sombras el creciente proceso de internacionalización que vivía el movimiento obrero de la época. Así también, el esfuerzo que venían realizando desde mediados de la década de 1860 miles de militantes y dirigentes de escasos recursos, y de las más variadas procedencias e ideas, para edificar programas y solidaridades que potenciaran las acciones colectivas. Naturaliza, por último, la afirmación del ideal de los tres ochos que hubo de galvanizar la voluntad de pelea de las masas obreras a lo largo del siglo XIX y más allá. Al fin y al cabo, la historia del 1ro de mayo no se circunscribe al pasado, ni es el recuerdo de ese pasado lo que lo ha mantenido vivo hasta el presente, sino la capacidad de generaciones y generaciones de trabajadorxs de renovar sus sentidos, ligándolos a la lucha permanente por la justicia y por una vida libre de opresión y explotación.
Recursos
Marcha del 1° de Mayo de Sofía Viola y Edson Velandia
Posters del 1ro de mayo
Recomendaciones bibliográficas
Dommanget, Gustave et.al. (2011) Historia del Primero de Mayo. Antología, Buenos Aires: Terramar Ediciones.
01may9:00 am11:51 pmLos tres ochoPor Pablo Ghigliani
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Ocho horas de sueño, ocho de trabajo, ocho de ocio El nacimiento de la gran industria capitalista a finales del
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Ocho horas de sueño, ocho de trabajo, ocho de ocio
El nacimiento de la gran industria capitalista a finales del siglo XVIII prolongó hasta sus límites físicos las ya extensas jornadas laborales de la época, poniendo la disputa por el tiempo de trabajo en el centro de la lucha de clases hasta entrado el siglo XX.
El anhelo de reducir la jornada laboral posee una larga historia. Desde Tomás Moro (1516) reaparece una y otra vez en los utopistas y reformadores sociales; se expresa en antiguas (y exóticas) piezas legislativas, como las que fijaron en ocho horas el trabajo en las minas del condado de Borgoña en el siglo XVI o en el ducado de Lorena, a principios del XVIII; y se transforma durante el siglo XIX en bandera de la resistencia obrera frente a la rapacidad del capital que había impuesto en las fábricas jornadas laborales de entre 12 y 18 horas diarias, y, en ocasiones extremas, aun de más, para lxs trabajadorxs y lxs niñxs que por entonces poblaban los lugares de trabajo.
Los movimientos obreros en formación de Inglaterra, Francia y Estados Unidos fueron los pioneros. Con éxito dispar, recurrieron tanto a la acción directa sectorial (carpinteros, sastres, encuadernadores, hilanderos, mecánicos, y un larguísimo etcétera) como a peticiones legislativas. En Inglaterra, por ejemplo, tras años de luchas del movimiento cartista y de los sindicatos, en 1847 se fijó legalmente la jornada laboral en 10 horas. En Francia, la revolución de febrero de 1848 la reduciría a 10 horas en París y a 11 en el resto del país. En Estados Unidos, se había consolidado durante la década de 1830 el movimiento por las 10 horas, éxito que conquistará mediante la acción directa en varias industrias, y que habrá de obtener legalmente para los niñxs en 1842. En Inglaterra, por su parte, las leyes sobre trabajo infantil se remontan a finales del siglo XVIII, continuando durante la primera mitad del siglo XIX: en 1819 la ley fijó en 12 horas la jornada máxima desde los 9 años en las fábricas de algodón y de la lana; en 1833, en 9 horas diarias y 48 semanales entre los 9 y 16 años; y en 1844 se reduce a 7 horas para los menores de 13 años y en 12 para las mujeres mayores de 18. En adelante, la legislación laboral tenderá en Inglaterra, y en el mundo, a agrupar a niñxs, jóvenes y mujeres, distinguiéndolos de los varones adultos.
Habrá de pasar mucho tiempo para que las 8 horas se transformen en la bandera de lucha internacional del proletariado. Un año clave en esta historia es 1866. En el mes de septiembre, el Congreso Obrero Internacional de Ginebra, Suiza, adoptó una resolución que proponía 8 horas como límite legal de la jornada laboral. Un mes antes, idéntica resolución había sido tomada por el Congreso Nacional del Trabajo de Baltimore, dando lugar a la formación de las Ligas por las 48 horas en todo Estados Unidos. Un año más tarde, Carlos Marx destacaría la importancia de estas resoluciones en el capítulo 8 de El Capital: “La Jornada Laboral”.
En las dos décadas siguientes, la consigna de las 8 horas arraigó definitivamente en el movimiento obrero internacional y en sus expresiones locales. En 1889, la resolución de la Segunda Internacional de convocar a una manifestación internacional el 1° de mayo condensó esta larga historia de lucha proletaria.
Recursos
Imágen de la primera bandera de la lucha por las 8 horas usada en Victoria, Australia, 16 de abril de 1856. Esta demanda en las colonias británicas australianas durante la década de 1850 fue el legado directo del Cartismo, un movimiento popular en el que confluyeron demócratas radicales, socialistas, sindicalistas y cooperativista, que durante las décadas de 1830 y 1840, batallaron intensamente por reformas políticas, económicas y sociales en Inglaterra. Los obreros de la construcción australianos se encuentran entre los primeros en conquistar la jornada laboral de 8 horas mediante el recurso de la huelga en el año 1856.
En Argentina, la Ley 11.544 del 12 de septiembre de 1929 estableció en su artículo 1° que la “duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro.” Fue sancionada bajo la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen.
Recomendaciones bibliográficas
Dommanget, Gustave et.al. (2011) Historia del Primero de Mayo. Antología, Buenos Aires: Terramar Ediciones.
Marx, Carlos (1994){1867} “La Jornada Laboral”, capítulo 8 de El Capital, vol. 1, Buenos Aires: Siglo XXI
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Los ecos locales de un grito internacional Con mítines en Buenos Aires y en otras ciudades convocados por organizaciones obreras
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Los ecos locales de un grito internacional
Con mítines en Buenos Aires y en otras ciudades convocados por organizaciones obreras y grupos socialistas y anarquistas, la clase trabajadora argentina se sumaba en 1890 a la acción internacional por la jornada de 8 horas y por las múltiples reivindicaciones de lxs trabajadores y trabajadoras de estas tierras.
El 1ro de mayo de 1890, enfrentando la persecución policial y las amenazas de despido, unxs tres mil trabajadorxs se reunieron en el Prado Español (la Recoleta) a escuchar discursos que —mostrando la diversidad de orígenes de la clase obrera argentina— se pronunciaron en castellano, italiano, alemán y francés. El primer orador fue José Winiger, presidente de la comisión organizadora.
La ocasión sirvió también para hacer público un Manifiesto que denunciaba la sobreexplotación —agravada por la crisis estallada ese mismo año— y llamaba a la “fraternidad internacional” y a la lucha por la “emancipación social”. Reclamaba, entre otros puntos, la jornada máxima de 8 horas, la prohibición del trabajo infantil, protecciones para la mujer obrera, descanso dominical y mejores condiciones laborales. Además de aprobar dicho pliego, que había juntado ocho mil firmas, la asamblea resolvió crear una federación obrera y publicar un periódico. Hubo también manifestaciones en otras ciudades, como Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy. De este modo, y contradiciendo el discurso dominante de la época, el hecho ponía en evidencia sobre qué hombros se asentaba la opulencia de la Argentina agroexportadora y el régimen oligárquico: una clase obrera sobreexplotada, con jornadas que superaban las 10 o 12 horas, salarios que apenas alcanzaban, hacinada en los conventillos, sin legislación laboral protectora y marginada de la política.
La llegada de inmigrantes europeos con experiencia militante había permitido el temprano enlace del naciente movimiento obrero local con las redes obreras internacionales, trayendo también los debates entre socialistas y anarquistas. La iniciativa de realizar una acción el 1ro de mayo de 1890 había partido de los socialistas alemanes del Club Vorwärts (Adelante), quienes cumplían con el llamamiento realizado por el Congreso de París de la Segunda Internacional (en el cual había participado el argentino Alejo Peyret), impulsando una movilización pacífica que incluyera la presentación de un pliego de reivindicaciones mínimas al Congreso Nacional. Los anarquistas, por su parte, aceptarían participar del acto, pero remarcando su carácter confrontativo y la inutilidad de cualquier petición al Estado. De este modo, la disputa de sentidos que atravesará en adelante a esta fecha tendría ya una primera expresión en esta jornada inicial.
La manifestación local del 1° de mayo de 1890 significó un salto en la organización obrera en la Argentina: en las difíciles condiciones de la época, trabajadorxs de distintos orígenes e ideas lograron realizar una acción política unitaria que ponía sobre la mesa su situación y sus reclamos. Así, la incipiente clase obrera argentina se incorporaba a la lucha del proletariado internacional.
Recursos
Manifiesto a todos los Trabajadores de la República Argentina: Manifiesto redactado por el Comité Internacional Obrero que organizó el acto del 1° de mayo de 1890 en Buenos Aires.
Los orígenes – Aukapuma: Canción del disco Aukapuma, parte del aparato cultural multimedia Retazos de Historia Obrera, que trata sobre los orígenes del movimiento obrero argentino. Palo Pandolfo (guitarra eléctrica, voz y coros), Federico Hoffman (guitarra acústica de cuerdas de nylon y voz), Franco Luciani (guitarra acústica de cuerda de nylon, voz y Armónica), Juan Cruz Copes (bajo), Fernando Mezzapesa (batería), Gustavo Contreras (letras).
El 1° de mayo de 1890 en Rosario. Nota “El primer Día Internacional de los Trabajadores en Rosario: anarquistas y socialistas en la calle”. Diario La Capital, 30-4-2021.
Recomendaciones bibliográficas
Godio, Julio (1987). El movimiento obrero argentino (1870-1910). Socialismo, anarquismo y sindicalismo. Buenos Aires: Legasa.
López Trujillo, Fernando (2011). “El 1° de mayo en Argentina”. En Historia del primero de Mayo. Buenos Aires: Terramar.