En esta columna haremos referencia a las grandes huelgas de lxs obrerxs de los frigoríficos en 1917. La industria de la carne, una rama central en el modelo agroexportador, se caracterizaba por su gran concentración y su extranjerización, así como por las terribles condiciones de trabajo a la que estaban sometidxs lxs trabajadorxs. A diferencia de los gremios marítimo y ferroviario, que habían avanzado en la unificación de sus organizaciones sindicales, lxs obrerxs de los frigoríficos todavía se encontraban muy fragmentadxs organizacionalmente. Las huelgas de 1917 y 1918 fueron novedosas en dos sentidos. Por un lado, se centraron fundamentalmente en demandas puntuales, como aumentos salariales, mejoras en las condiciones trabajo y el cese del maltrato de lxs capataces. Por otra parte, aprovecharon el contexto del gobierno de Hipólito Yrigoyen, que en un primer momento se mostró proclive a reconocer ciertos reclamos económicos de lxs trabajadorxs con el objetivo de calmar la conflictividad social y ampliar la base electoral, para aceptar la mediación del Estado en sus conflictos con la patronal. Pero esta inclinación inicial de lxs trabajadorxs a aceptar la mediación del Estado no prosperó. Lideradxs por anarquistas y sindicalistas revolucionarixs, lxs obrerxs mostraron cada vez menos predisposición a negociar debido a la intransigencia de la burguesía cárnica, reticente a otorgarle mejoras a lxs trabajadorxs, y al cambio de actitud del gobierno que, frente a la gran extensión de las protestas, se inclinó por la patronal y reprimió duramente a lxs trabajadorxs. Las huelgas fueron derrotadas y tampoco se logró la unidad sindical del sector en este período, pero las experiencias de lucha, movilización y organización, lejos de perderse, fueron un valioso antecedente, por ejemplo, en la construcción de un sindicato único para la rama de actividad económica en los años 30.
Columna #10
Fecha de emisión: 13 de octubre de 2012.
El Brote Nº 58, Radio Universidad FM 95.7 Mhz / de la Azotea FM 88.7 Mhz, Mar del Plata.