16dicTodo el día1993: El SantiagueñazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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El primer diciembre que transformó el país En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el
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El primer diciembre que transformó el país
En la oscuridad de la noche neoliberal, las fogatas del Santiagueñazo iluminaron el horizonte: resistir era posible.
Tras la “exitosa” puesta en marcha de la convertibilidad del presidente Carlos Menem y el ministro Domingo Cavallo, el proyecto neoliberal avanzaba en Argentina con escasas resistencias. Las privatizaciones se sucedían y los paquetes de ajuste se profundizaban, haciendo que millones de personas cayeran en la pobreza y la desocupación. Su hegemonía era potente: el impacto del terror de estado, impuesto por la dictadura, y del terror de mercado, impulsado por la hiperinflación, hacía difícil pensar en otros caminos. El marco internacional no ayudaba: el derrumbe de la URSS en 1991 parecía confirmar que no había alternativas.
Parecía que sólo quedaba tratar de salvarse solo, ser un “ganador” mientras el resto caía barranca abajo. Sin embargo algo cambió: en uno de esos territorios donde muchxs creen que “no pasa nada”, pasó de todo. En el Santiago del Estero de la supuesta eterna “siesta”, el pueblo se despertó y transformó la historia.
El 10 de diciembre tomaron fuerza los reclamos en la empobrecida provincia de Santiago del Estero, contra el ajuste provincial que impulsaba el gobernador Fernando Lobo en línea con el gobierno nacional. Esas movilizaciones fueron el preámbulo del 16 de diciembre: allí la movilización obrera y popular ocupó la ciudad de Santiago, incendiando la Casa de Gobierno, el Poder Judicial, la Legislatura y el Archivo Provincial. También atacaron casas de conocidos funcionarios y quemaron vehículos oficiales: los enfrentamientos fueron durísimos, con al menos cuatro muertos y centenares de heridos.
El hecho fue calificado como un “estallido social contra el ajuste”. Desde el Vaticano, mientras era nombrado conde de la nobleza vaticana, Menem anunció la intervención provincial. El 17 se mantuvo la lucha en Santiago y se extendió a su ciudad lindante, La Banda, derrotando a la policía y resistiendo el avance de la gendarmería. El gobierno nacional tuvo que retroceder en el ajuste y lanzar un programa de “trabajo temporal”.
Este hecho marcó una ruptura: el avance del proyecto neoliberal empezaba a encontrar más resistencia. Desde allí la lucha iría en alza: a nivel latinoamericano, a los pocos días, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional irrumpió con su levantamiento. En Argentina le siguieron Tierra del Fuego en la Semana Santa de 1995, Cutral Có y Plaza Huincul en 1996, y tantas otras luchas que acumularían experiencias hacia el diciembre de 2001. El santiagueñazo prendió la mecha de esa rebelión.
Recursos
Recomendaciones bibliográficas
Cotarelo, M. (1999). El motín de Santiago del Estero. Argentina, diciembre de 1993. PIMSA, DT Nº 19.
Dargoltz, Raúl; Oscar Gerez y Horacio Cao (2006) El nuevo Santiagueñazo: cambio político y régimen caudillista – Biblos – Buenos Aires. Edición electrónica corregida – 2020.
Auyero, Javier (2002). El Santiagueñazo (Argentina, 1993). Las memorias de la protesta. Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2002, vol. 8, nº 1 (ene.-abr.), pp. 33-56.
19dicTodo el día2001: El ArgentinazoPor Gonzalo Pérez Álvarez
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“Que se vayan Todos” El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
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“Que se vayan Todos”
El protagonismo obrero y popular destrozando el espejismo neoliberal en las calles.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 una insurrección obrera y popular atravesó el país. Miles de jóvenes trabajadorxs enfrentaron a las fuerzas represivas en cada pueblo o ciudad, hasta conquistar la caída del presidente Fernando De la Rúa y el ministro de economía Domingo Cavallo.
En esa batalla se destruyó el espejismo neoliberal, que ocultaba tras sus mentiras el cruel aumento de la pobreza, la desocupación, la pérdida de derechos y el incremento del hambre de nuestro pueblo. La insurrección sintetizó todas las formas de lucha que la clase obrera había desarrollado durante los años noventa: cortes de rutas, movilizaciones, huelgas, enfrentamientos, saqueos, asambleas, insurrecciones, y tantos otros instrumentos fueron utilizados para motorizar la rebelión. Sin embargo, muchas interpretaciones ponen el eje en que fue una rebelión únicamente de la “clase media” (sin destacar, en todo caso, la momentánea unidad de los sectores populares, expresada en la consigna “piquete y cacerolas, la lucha es una sola”). Otras voces hablan de esos días comparándolos con “un infierno” o los asimilaron a una interna “palaciega”, invisibilizando la lucha callejera.
Este hecho se forjó en dos convocatorias de la clase obrera. Por un lado, las tres semanas de cortes de ruta desarrolladas por el movimiento piquetero, durante julio y agosto del 2001. Por otro lado, y más directamente implicada en la insurrección, se destaca la huelga general convocada por las centrales sindicales el 13 de diciembre: desde ese día, la rebelión fue creciendo, hasta sintetizar en el gran hito del 19 y 20 de diciembre.
El día 19 los saqueos se masificaron, produciéndose enfrentamientos con las fuerzas represivas en todo el país. Por la noche, De la Rúa declaró el estado de sitio durante treinta días, intentando sostenerse en base a la violencia estatal. En ese momento comenzó la insurrección: cientos de miles marcharon a las plazas de cada ciudad al grito de “que se vayan todos”.
En la Plaza de Mayo la lucha callejera se extendió durante la noche y el día posterior. Fue una batalla de la fuerza popular contra las fuerzas represivas que atacaron con balas de plomo, gases y demás armas de combate, contra las piedras y palos del pueblo. Finalmente, De la Rúa renunció a las 19.56 del 20 de diciembre, escapando desde el techo de la Casa Rosada en el helicóptero presidencial. Se trata, sin dudas, de un hito en el ciclo de luchas obreras y populares de Argentina.
En esas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, nuestro pueblo derrotó la hegemonía neoliberal. Durante esos enfrentamientos, miles nacieron a la vida política y vieron transformada su subjetividad. En este recordatorio buscamos recuperar su potencial: consolidar la organización obrera, desarrollar la conciencia popular y construir las herramientas que necesitamos para realizar sus demandas históricas.
Recursos
Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia (2003a) “La insurrección espontánea. Argentina diciembre 2001. Descripción, periodización, conceptualización”, en PIMSA DT Nº 43, Buenos Aires.
Bonnet, Alberto (2002) “Que se vayan todos”. Crisis, insurrección y caída de la convertibilidad”, en Bajo el Volcán, Revista de la Univ. De Puebla, Año 2 N°5, Puebla, México.
13febTodo el día1973: El debate Tosco-RucciPor Rodolfo Laufer
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Dos caminos para el movimiento obrero En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos
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Dos caminos para el movimiento obrero
En un histórico debate televisivo, Agustín Tosco y José Ignacio Rucci expusieron dos proyectos sindicales y políticos contrapuestos para el movimiento obrero y la Argentina de los años 70.
Tras varios meses de una aguda polémica por vía de cartas y declaraciones, el 13 de febrero de 1973 la televisión ofició como escenario de la confrontación pública entre los dos principales referentes de las estrategias que atravesaban por entonces al movimiento obrero argentino. Bajo la conducción de Gerardo Sofóvich, Jorge Conti y otros entrevistadores, y mostrando el importante lugar que ocupaban los sindicalistas en el debate público, José Ignacio Rucci y Agustín Tosco confrontaron cara a cara en el programa Las dos campanas del viejo Canal 11.
Rucci, referente del peronismo ortodoxo, había hecho su carrera sindical en el seno de la UOM vandorista. Gremialista profesionalizado, sin base propia y promovido desde arriba, era un exponente típico de la cuestionada “burocracia sindical”. En 1970 saltó desde un cargo de segundo orden hasta nada menos que la Secretaría General de la CGT, donde, con el aval de Perón, asumió la misión de restaurar el verticalismo sindical y contribuir a la reorganización del justicialismo. Como exhibió en el debate, en su perspectiva el objetivo del movimiento obrero debía ser constituirse como un “factor de poder” que hiciera posible el retorno electoral del peronismo al gobierno. La condición para esto era una conducción a cargo de las 62 Organizaciones Peronistas y un aparato sindical unido monolíticamente, que acatara disciplinadamente las directivas de la CGT y los “cuerpos orgánicos”.
Tosco, marxista independiente y líder del Sindicato de Luz y Fuerza y la CGT de Córdoba, integraba el Movimiento Nacional Intersindical y era el principal referente de la oleada antiburocrática y combativa que recorría el sindicalismo argentino. Había ganado reconocimiento nacional merced a su rol protagónico en la CGT de los Argentinos y en el Cordobazo, lo que le valió varios años de prisión. Tal como afirmó en la polémica, en su visión el fundamento del movimiento obrero no estaba en su estructura burocrática, sino en la democracia de base y en un pluralismo político que pusiera por delante los intereses de clase. Éste era el camino para construir un “sindicalismo de liberación”, mediante el cual los sindicatos pudieran actuar como una palanca para la lucha revolucionaria por la liberación nacional y social y la construcción del socialismo, lo que requeriría la unidad de todas las fuerzas democráticas, populares, revolucionarias y antiimperialistas.
El debate Tosco-Rucci puso en evidencia dos proyectos contrapuestos respecto de la organización y el rol de los sindicatos. Dos estrategias que trascienden la coyuntura histórica y transforman dicha polémica en un documento insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino.
Recursos
Transcripción completa del debate, publicada en la Revista “Así” en 1973.
Nota de María Clara Albistu en “El cohete a la luna” del 31 de Mayo de 2020 sobre cómo fue que se extravió el video del debate.
Recomendación bibliográfica
Iñigo Carrera, Nicolás, Grau, María Isabel; Martí, Analía (2006). Agustín Tosco: la clase revolucionaria. Buenos Aires: Ed. Madres de Plaza de Mayo.
Uno de los libros más sólidos acerca de la trayectoria de Agustín Tosco. Su capítulo 12 está dedicado a su debate con Rucci.
15marTodo el día1971: El ViborazoPor Rodolfo Laufer
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Córdoba se mueve por otro 29 El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo
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Córdoba se mueve por otro 29
El Viborazo, parte central de la oleada de luchas que desde el Cordobazo de 1969 asediaron a la dictadura, mostró la fuerza del movimiento obrero cordobés y terminó de forzar el repliegue de la “Revolución Argentina”.
Pocas frases tan desafortunadas como aquella que el nuevo gobernador de Córdoba, José Camilo Uriburu, pronunció el 7 de marzo de 1971, anunciando que él sería el encargado de cortar la cabeza de la “venenosa serpiente” que anidaba en la provincia. Diez días después, devorado por la mentada criatura en un levantamiento que el humor cordobés bautizó como “el Viborazo”, Uriburu se veía obligado a renunciar, arrastrando con él al presidente de facto, Roberto M. Levingston.
Desde el Cordobazo, el movimiento obrero cordobés no había hecho más que intensificar su movilización y la radicalidad de sus posicionamientos. Así, a la fuerza de los gremios del peronismo combativo dirigidos por Atilio López y los seguidores del sindicalismo de liberación impulsado por Agustín Tosco, se sumó en 1970 la impetuosa aparición de los clasistas de SITRAC-SITRAM. Los sindicatos de Fiat, encabezados por Carlos Masera y Florencio Díaz, fueron promotores de una profunda democracia sindical y una intransigente combatividad, que acompañaron con planteos revolucionarios, antiimperialistas y socialistas. En ese contexto, los intentos de Levingston por rehabilitar la desfalleciente dictadura y la provocativa designación de un oligarca y fascista como Uriburu sólo echaron más leña al fuego.
El 12 de marzo, respondiendo a la convocatoria de la Comisión de Lucha de la CGT Córdoba, más de un centenar de fábricas, reparticiones públicas, comercios, diarios y hospitales fueron ocupados pacíficamente por sus trabajadorxs. Mientras, en las barriadas aledañas a las plantas de Fiat, la represión policial se cobraba la vida del joven obrero Adolfo Cepeda, desatando el “Ferreyrazo”. Tres días después, un nuevo y contundente paro activo detonaría el estallido del Viborazo. Tras un gran acto en la Plaza Vélez Sarsfield, miles de obrerxs y estudiantes marcharon a ocupar los barrios, donde, con el apoyo de las organizaciones revolucionarias marxistas y peronistas, montaron barricadas y enfrentaron durante todo el día a las fuerzas represivas. El área de combate se extendió por 600 manzanas, el cuádruple que en 1969. Y la destrucción también alcanzó mayores proporciones, abarcando cientos de comercios, edificios gubernamentales, empresas extranjeras y bancos.
Los saldos fueron más de 300 detenidxs, la intervención de varios sindicatos y un nuevo trabajador muerto, Pablo Javier Basualdo. Sin embargo, una vez más, la clase obrera y el pueblo de Córdoba mostraban la enorme potencia de su movilización, dando el golpe de gracia a la dictadura y alentando las esperanzas de quienes apostaban por cambios de fondo en la Argentina.
Recursos
Recomendación bibliográfica
Balvé, B.; Murmis, M.; Marín, J. C.; Aufgang, L.; Bar, Tomás J.; Balvé, B.; Jacoby, R. (1973). Lucha de calles, lucha de clases. Elementos para su análisis (Córdoba 1971-1969).
28marTodo el día1968: La CGT de los ArgentinosPor Pablo Ghigliani
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra” Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado
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“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”
Tras meses de marchas y contramarchas, comenzaba el Congreso Normalizador Amado Olmos que llevaría al dirigente gráfico Raimundo Ongaro a la Secretaría General de la CGT; una expresión más de la creciente rebelión de las bases contra el vandorismo y la dictadura de la Revolución Argentina.
El movimiento obrero arribaba a 1968 institucionalmente golpeado por las intervenciones, la cancelación de las personerías gremiales y el congelamiento de los fondos de los sindicatos que habían salido a la calle contra los planes de racionalización y ajuste salarial impulsados por la dictadura de Juan Carlos Onganía: portuarios, azucareros, telefónicos, prensa, químicos, ferroviarios. Arribaba, también, tácticamente dividido entre combativos, participacionistas y la desorientada mayoría vandorista, cuya impotencia había quedado al desnudo en las idas y vueltas que habían terminado frustrando, justo un año atrás, un improvisado plan de lucha.
Con este escenario, no sorprende que el congreso haya transcurrido sus horas iniciales orillando el fracaso y signado por la división. Los delegados de Luz y Fuerza, Construcción, Vitivinícolas, Petroleros, Comercio y Metalúrgicos, jamás aparecieron por el local de la Unión Tranviarios Automotor de Moreno 2969, que fuera sede del encuentro. Por otra parte, y excusándose en impedimentos legales, la comisión encargada de organizar el cónclave trató de impedir la participación de los sindicatos intervenidos, imprescindibles para alcanzar el quórum necesario. Una vez superada la maniobra mediante la rigurosa aplicación del estatuto, varias organizaciones redoblaron el boicot, abandonando el congreso. Finalmente, luego de tres horas de febriles negociaciones y con 293 delegados sobre los 457 habilitados para participar, dieron comienzo las deliberaciones que producirían la llegada de una nueva conducción encabezada por Raimundo Ongaro el viernes 29, jamás reconocida por el Secretario de Trabajo Rubens San Sebastián, ni por los gremios vandoristas y participacionistas que se atrincheraron en el edificio de calle Azopardo, sentenciando la ruptura.
A pesar de su efímera existencia y de sus debilidades organizativas, la CGT de los Argentinos dejó una huella imborrable en el movimiento obrero de nuestro país. Alentó la rebelión de los de abajo desde una incansable prédica anti-dictatorial, anti-burocrática y anti-imperialista que habría de caracterizar a su emblemático periódico. Trascendió el porteñismo con su apuesta por la construcción regional y su combate contra el verticalismo. Sus locales constituyeron una referencia y un espacio de encuentro, no sólo para el peronismo revolucionario y las izquierdas, sino también para estudiantes, intelectuales y artistas. Minó la paz social anhelada por la Revolución Argentina con actos públicos, movilizaciones y puebladas como las de Villa Quinteros (Tucumán) y Villa Ocampo (Santa Fe).
Es por ello, sin duda, que un año más tarde la CGT de los Argentinos pudo reclamar su cuota en aquel mayo caliente que habría de iluminar el futuro, sentenciando al gobierno de facto de Onganía.
Recursos
Afiche producido por Ricardp Carpani para la “Semana de Protesta” llevada adelante por la CGT durante la última semana de mayo de 1963.
Recomendaciones bibliográficas
Ignacio Soneira, “¡Basta! La persistencia de una imágen”, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte, 10, primer semestre del 2017.
29mayTodo el día1969: El CordobazoPor Laura Ortiz
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La mecha de la rebeldía El Cordobazo inició un ciclo de ofensiva y radicalización política contra la dictadura encabezada por Juan
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La mecha de la rebeldía
El Cordobazo inició un ciclo de ofensiva y radicalización política contra la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía. Su principal protagonista fue la juventud obrera y estudiantil.
El Cordobazo fue una revuelta obrera y popular iniciada con un paro activo coordinado por las dos CGT regionales de Córdoba (De los Argentinos y Azopardo). Los reclamos eran variados, pero se concentraron en la oposición a un decreto del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía por el cual se derogaba una serie de derechos laborales. Uno de ellos era el “sábado inglés”, por el cual se trabajaban 44 horas semanales y se cobraban 48, cubriendo el descanso de la tarde del sábado. Además, se congelaban los salarios, se suspendían los convenios colectivos y había una resistencia a las quitas zonales que permitían a las empresas radicadas en el interior pagar salarios menores que los de Buenos Aires. A ello se sumaron los reclamos de lxs estudiantes por el respeto de la autonomía universitaria, una lucha iniciada en 1966 y que había sido ya duramente reprimida en varias ocasiones.
La organización de la movilización obrera y estudiantil del 29 de mayo había planificado los ingresos de las distintas columnas en dirección al centro de la ciudad, pero no pudo prever que los enfrentamientos desbordarían los ánimos y provocarían el estallido popular. Debido a la represión estatal, fue asesinado el obrero mecánico Máximo Mena, lo que precipitaría la confrontación entre lxs manifestantes y la policía. Durante la tarde de ese día, se declaró el toque de queda y las tropas del ejército se hicieron cargo de controlar la ciudad, aunque la resistencia continuó durante la noche en el Barrio Clínicas, espacio habitado especialmente por universitarixs. El saldo oficial, según la prensa de la época, fueron 34 muertxs, 400 heridxs y 2000 detenidxs. A los principales dirigentes se los juzgó y condenó por medio de tribunales militares.
El Cordobazo no fue un hecho aislado, sino que formó parte de un ciclo de muchos otros “azos” que estallaron en distintas ciudades argentinas entre fines de la década de 1960 y comienzos de la de 1970. Sin embargo, el de Córdoba se erigió en la memoria colectiva como un monumento a la capacidad de rebelión contra el autoritarismo dictatorial. A partir de este hito histórico, se representará a la movilización obrera y popular como motor de cambios políticos, ya que provocó la renuncia inmediata del gobernador Carlos Caballero y debilitó el poder de Onganía, quien sería reemplazado al poco tiempo. La unidad entre distintos sectores del movimiento obrero, como también la alianza con el estudiantado y con otros sectores de la ciudadanía cordobesa fueron factores clave para que el hecho tuviera lugar. Algunas de las consecuencias de este acontecimiento significaron luego el fortalecimiento de las organizaciones de izquierda revolucionaria y de sindicatos clasistas y combativos en todo el país, todos ellos protagonistas del ciclo de radicalización iniciado en mayo de 1969.
Recursos
Topografía de la rebeldía
Dossier sobre acontecimientos del Cordobazo, Archivo Provincial de la Memoria Córdoba
Entrevista a Nené Peña
Una de las protagonistas del Cordobazo, revista Alfilo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba
Recomendaciones bibliográficas
Brennan, James y Gordillo, Mónica (1994) “Protesta obrera, rebelión popular e insurrección urbana en la Argentina: el Cordobazo”, Estudios (4), 1994, pp. 51-74.
Ortiz, María Laura (2019) Con los vientos del Cordobazo. Los trabajadores clasistas en tiempos de violencia y represión. Córdoba: Edit
03julTodo el día1973: El TampierazoPor Laura Ortiz
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Barricadas y represión en San Francisco Todo comenzó con un reclamo de lxs trabajadores de la fábrica Tampieri en la
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Barricadas y represión en San Francisco
Todo comenzó con un reclamo de lxs trabajadores de la fábrica Tampieri en la ciudad de San Francisco, (Córdoba), motivado por atrasos en el pago de los salarios. La CGT local convocó a una huelga y su movilización sería duramente reprimida por la policía de la provincia.
A fines de 1960 y comienzos de 1970, la ciudad de San Francisco era uno de los polos industriales y agrícolas del país. Sin embargo, en los años 1968 y 1971 sucedieron intensas sequías que provocaron una disminución de la producción triguera en la región que afectó a muchos establecimientos molineros. En ese contexto, la empresa Tampieri y Cía. decidió cerrar su fábrica de galletitas e inició el proceso de venta de su establecimiento de fideos. Ante las deudas impagables, la empresa comenzó a demorar el pago de los salarios hasta quedar prácticamente paralizada a principios de 1973. Sin embargo, para lxs obrerxs de Tampieri los problemas de la fábrica no se debían al clima sino a una mala administración de parte de los dueños de la empresa. Ante la sensación de que peligraban las fuentes laborales, y en un contexto regional marcado por la movilización obrera y popular posterior al Cordobazo, lxs trabajadorxs ocuparon la planta el día 16 de julio de 1973. En solidaridad con ellxs, la CGT regional San Francisco convocó a una huelga para toda la ciudad el 30 de julio de 1973.
Durante la jornada de protesta se paralizaron 430 fábricas y 2.500 comercios. La manifestación atacó la casa del propietario de la empresa y también la del dueño del diario local “La Voz de San Justo”, que reproducía las versiones patronales sobre el conflicto. Lxs manifestantes terminaron ocupando el casco céntrico y fueron duramente reprimidos por la Guardia de Infantería de la Provincia de Córdoba. El saldo final fue una decena de heridos y detenidos, y la muerte de un adolescente alcanzado por las balas. Para la resolución del conflicto arribó a la ciudad el tradicional dirigente sindical y vicegobernador de la provincia Atilio López. Allí se reunió con Oscar Liwacki, secretario general de la CGT de San Francisco, y se acordaría buscar una solución al conflicto.
Estos hechos fueron conocidos luego como “Tampierazo”, “Cordobacito” o “Sanfranciscazo”. No se trató, sin embargo, del primer estallido en la historia de la ciudad, ya que en 1929 había sucedido otro similar que paralizó a la ciudad por más de tres meses, iniciado con una huelga en la misma fábrica.
El Tampierazo de 1973 tiene conexión con el presente, ya que el dirigente cegetista Liwacki fue secuestrado el 12 de mayo de 1976, junto a otrxs sanfrancisqueños que continúan desaparecidxs hasta hoy. Según se comprobó en el juicio conocido como “Megacausa La Perla”, estas desapariciones habían sido pedidas en una editorial del diario “La Voz de San Justo”, publicada en abril de 1976. Allí el director del diario requería al gobierno militar recién asumido que “limpiara la ciudad de subversivos”, en referencia a quienes habían sido “marcados” por su participación en el Tampierazo.
Recursos
Nota sobre la apertura de archivos de la empresa Tampieri con información sobre la composición de grupos de sus trabajadorxs y las condiciones laborales de distintas
Recomendación bibliográfica
Gómez, J. (2006) “Huelga y rebelión obrera en San Francisco: el Tampierazo”. Historia Política, Documento de trabajo N° 9, Córdoba.
Miguel Ángel Tampieri (2000), Crónicas de un Inmigrante Bolognés, ed. Triunfar, Córdoba.
COLECCIÓN
LA ARGENTINA PERONISTA
EL PERONISMO OBRERO
Jessica Blanco
DEL DILUVIO Carlos Miguel Herrera
GRACIELA QUEIROLO
y Lucía Santos Lepera
TUCUMÁN (1944-1955)
PERONISTA
PERONISMO EN LA PROSCRIPCIÓN
(1955-1960)
y comisiones investigadoras durante el golpe de 1955
EL PERONISMO DENUNCIADO